Hoy a una persona estimada, le he
pedido por favor que deje de enviarme propaganda política. ¡Claro! Lo que me envía
es relativo a la opción política que él no comparte, claro. Luego dirá que él
no es de ningún partido, pero eso no se lo cree ni el mismo.
Aparte de esto,
señalo que en otro orden de cosas, he podido saber que al padre de Gabriel, el
niño asesinado, lo están criticando por ser de PODEMOS. O el último frente, o estás
a favor de la cadena perpetua revisable o eres casi de lo peorcito, pues hay
gente desaforada que te compara con la responsabilidad del que hizo el crimen.
A
mis cuarenta años, llevo tiempo opinando que hay muchas cosas en la vida que no
pueden dirimirse con un SI o un NO. En primer lugar, porque se suele opinar no
desde la piel del otro, sino desde nuestra vida, nuestro coraje y en muchos
casos desde nuestro fanatismo (para el que lo sea). Solemos opinar desde
nuestra vida bastante instalada, lo cual es bastante fácil, vaya por delante.
En
segundo lugar, porque se ignora la repercusión última que muchas cosas pueden
tener a la larga, sobre la vida de las personas. ¿Aborto si o aborto no? Pues
miremos el porqué se quiere abortar, las circunstancias determinadas, el
derecho a decidir…etc. Pero no hagamos una trinchera.
Es a lo que voy.
La inmediatez
de las redes sociales nos hace estar enterados desde el minuto 1, de todo lo
que ha pasado. Pero tranquilidad a la hora de opinar –mirad quien lo dice-, conformemos
un criterio determinado, pensemos antes de firmar tal o cual petición; y
tengamos claro que no es preciso reenviar, darle al me gusta o “retwittear”
para caer bien a la gente. Se informa con precisión que la mayoría de la
información que circula por redes sociales o wasapps es falsa.
La gente difunde
y comparte sin pararse a pensar en lo que está enviando, lo que hay de cierto o
de mentira, pero siendo cómplice de lo que está reenviando. Ahí está la
dignidad personal también. La era digital nos ha puesto a la altura, de que lo
que compartes en como lo que firmas.
Das un “OK” y plenamente manifiestas tu
acuerdo con tal o cual cosa. Acabo. Tranquilidad. Si, bastante. Porque al fin y
al cabo, cada palo debe aguantar su vela, en cuanto a que –salvo tu familia y
amigos de verdad- nadie te va a solucionar el problema llegado el momento. Todo
tiene su proceso, el día 24 horas, la hora 60 minutos, tras un día viene otro;
pero no sabemos que nos deparará el descanso nocturno.
Al fin y al cabo es el
único modo en el que algunos se sienten vulnerables, ante el abandono en los
brazos de Morfeo. Pues ojalá, ojalá vivamos la vida con mucho respeto. Respetando
incluso al que está en las antípodas de mi pensamiento. Obrando con
responsabilidad, fraternidad y acogida, si es posible. Sin cuestionar
demasiado, pues todos somos cuestionables y falibles.
Cada vida es distinta a
la mía, y al fin y al cabo queremos lo mejor para nosotros mismos. Tomate la
vida con tranquilidad. La crispación no es saludable y te mereces lo mejor. Poco
a poco.
Fraternalmente, Floren.