CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

miércoles, 9 de marzo de 2011

UN CARTEL A LA ALTURA DE LAS CIRCUNSTANCIAS

Ayer, día de la mujer como ya nos ocupamos de ello. Pero quiero dejar constancia de que el día de ayer, quizás lo celebré con inusitado fervor, ya que el tema que tratamos por la tarde en el Seminario Diocesano de Doctrina Social de la Iglesia en el Arzobispado de Sevilla, se titulo y trató de LA FEMINIZACIÓN DE LA POBREZA. Para hacerlo más entendible, tratamos sobre la mujer en los distintos mundos, la pobreza en la que vive y las posibilidades de desarrollo que le ofrecemos en ambos mundos.
Como anoto en el titulo el cartel fue excepcional. Presidió Don Juan José Asenjo, Arzobispo de Sevilla,
 junto al apreciado Enrique Belloso que tanto empeño pone en la formación laical. Las ponentes presentes fueron dos, Dña. Olivia Núñez Orellana, directora del Instituto Internacional de la Mujer del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma; (arriba)
y Felicidad Loscertales Abril, catedrática de Psicología Social de la Universidad de Sevilla. (arriba de blanco)
La primera jovencísima, la segunda mayor pero de espíritu joven y gran comunicadora.
Después del saludo de Don Juan José que fue cálido certero y consciente, las dos disertaron certeramente sobre la mujer, sus posibilidades, la opresión que soportan…etc.

Me centro en la intervención que me fascino, que fue la de Felicidad. Hablo de las trabas que las mujeres –no la mujer- sortea en nuestro primer mundo. En como tienen en ocasiones que trabajar, para romper ese figurado techo de cristal que le impide proyectarse hacia arriba, asumiendo responsabilidades y decidiendo por sí misma su opción. Afirmo Dña. Felicidad que “quien no es libre, no puede ser persona”, entre otras máximas que me ayudaron mucho en la comprensión de esta temática social.

Al término de ambas exposiciones, se abrió el turno de preguntas y pidiendo en primer lugar la palabra, me atreví a recomendar al uso del tema tratado el libro AVE MARÍA lo femenino y el Espíritu santo de Leonardo Boff, y seguidamente pregunte a Doña. Felicidad: -Señora, siendo consciente de la abundante documentación dogmática que posee la iglesia, para defender a la mujer y sus posibilidades, y sabiendo todos del esfuerzo de nuestra Iglesia para ayudar a la promoción de la mujer; ¿consideraría usted oportuno, que para apostar firmemente por la mujer y así colaborar en la ruptura de ese nombrado techo de cristal que impide su desarrollo pleno, nuestra Iglesia debería de permitirle a la mujer la dignidad de poder acceder al ministerio del sacerdocio?.

No pueden imaginarse el revuelo que provoco mi pregunta, pero una vez sosegado el aforo esta señora se mostró de acuerdo conmigo, afirmando para refrendar mi posicionamiento, que es mucho lo que la iglesia se pierde al no ceder en este aspecto.