“Un signo de los tiempos 1. LA DIGNIDAD DE LA MUJER y su vocación, objeto constante de la reflexión humana y cristiana, ha asumido en estos últimos años una importancia muy particular. Esto lo demuestran, entre otras cosas, las intervenciones del Magisterio de la Iglesia, reflejadas en varios documentos delConcilio Vaticano II, que en el Mensaje final afirma: «Llega la hora, ha llegado la hora en que la vocación de la mujer se cumple en plenitud, la hora en que la mujer adquiere en el mundo una influencia, un peso, un poder jamás alcanzados hasta ahora. Por eso, en este momento en que la humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres llenas del espíritu del Evangelio pueden ayudar tanto a que la humanidad no decaiga».”
Es un documento sin tacha. Además en este preciso día es el documento sobre el que disertaremos hoy, en el arzobispado de Sevilla sobre el seminario que realizo de Doctrina Social de la Iglesia. Pero, ¿es realidad este documento hoy en día?. ¿Tiene validez concreta y efectiva?. ¿Verdaderamente en el mundo se apuesta por la mujer?. Creo sinceramente que la sociedad –lo laico o común al pueblo- apuesta más por la mujer, que las diferentes instituciones publicas, privadas o religiosas. Como dice hoy la señora y apreciada Michelle Bachelet, expresidenta de Chile: "El momento de las mujeres es ahora. No volveremos a la cocina".
Sin la ley de paridad electoral, no sería posible la equiparación de la mujer en cuanto a presencia. Por otro lado, aunque la sociedad apueste por la mujer, entiendo que esta pagará con fuego y a precio de oro, su propio precio por la libertad. Sin ir más lejos ayer nuevamente quede consternado, al enterarme de otra mujer muerta por su pareja.
¿Cuándo acabaran los abusos, cuando los asesinatos, cuando las humillaciones, cuando el dar con una mano y el quitar lo dado con la otra, a la mujer?. Llevado al plano religioso y confirmando que la Iglesia Católica es influyente en el mundo, entiendo que notaremos la efectividad de la apuesta por la mujer cuando a estas, se le reconozca –por parte de nuestros jerarcas- el derecho que la mayoría del pueblo de Dios les reconoce ya, de poder ser ordenadas sacerdotes. Por muy mujer que la madre de Dios fuera y por muchas facultades que tuviera Deborah –lib Jueces-, la mujer será menospreciada en la iglesia y en el mundo mientras de le veten ciertos estamentos, y el sacerdotal no es una excepción.
Miro hoy con asombro y –reconozco que hasta con- devoción a la Monseñor Kay Goldsworthy, mujer obispo de la iglesia protestante australiana. La veo consagrar en pan y creo que la asiste en Espíritu Santo, besaría sus manos como ungidas, pues es ejemplo de lo que con voluntad y oportunidades, puede llegar a ser una mujer, además de una gran persona.
http://www.rtve.es/mediateca/videos/20080523/australia-tiene-una-mujer-obispo/93115.shtml