“tu me dijiste que sufres en el pobre, que estas desnudo no tienes libertad. Que en el anciano que espera tu me esperas y en ese niño que de hambre morirá. ¡¡Aquí me tienes Señor yo quiero amarte!!...”
La tarde hoy ha sido eucarística de todas todas. Llena de sentimientos buenos y nobles. Acabo de regresar de vísperas pero hoy he dejado de lado el Templo. El sol se estaba poniendo sobre el monte Hacho que nos guarece. La brisa había cesado y los pajarillos estaban como los locos. De casa se acababan de marchas Jesús, Esther y mi muy querido hermano José Antonio al que adoro. Nos hemos encontrado a gusto, con el café, las magdalenas -que por ser de las monjas tenían indulgencia plenaria-, algunas galletas y un turrón de navidad que no acabad de acabarse, valga la redundancia. El caso es que el paso de estos amigos y la posterior llegada de otros ha coronado esta tarde, en la cual la oración de vísperas se ha convertido en casi una fiesta prepascual de acción de gracias. Acciónd e gracias por el día de ayer, por la gente de hoy y por sus vidas sus trabajos, sus familias anhelos y esperanzas…etc. En esta vida todo tiene o debe ser un continuo caminar, y si por ese camino nos vamos considerando hermanos de unos y otros pues mejo que mejor.
En fin, plena naturaleza en el día de hoy, en la vida de este contempladito interurbano que no deja de hacerse preguntas.
Buenas noches a todos y, ¡¡ah….!!, la lectura de laudes hoy fue profética:
Nehemías 8,9b-10
“Este día está consagrado al Señor, vuestro Dios; no estéis tristes, no lloréis". Id y comed buenos platos, bebed buenos vinos e invitad a los que no tienen nada preparado, pues este día está consagrado al Señor. ¡No os pongáis tristes; el gozo del Señor es vuestra fuerza!".