Desobediencia para renovar la Iglesia
El realismo de la experiencia pastoral se refleja en este documento de 300 párrocos austriacos que, de forma colectiva y pública, anteponen su conciencia a las normas oficiales de su Iglesia, para el bien de las comunidades a ellos encomendadas. ATRIO presenta el texto de un documento que empieza a circular, encuadrado por un artículo que hemos tomado de la agencia italiana Adista.
Soplan otra vez aires de tormenta en la Iglesia austríaca. Más de 300 párrocos, los partidarios a la Pfarrer-Initiative, movimiento nacido en S. Pölten en 2006, que pide reformas y cambios en la Iglesia y que ha programado en Linz para el próximo 6 de noviembre una gran convención, lanzaron el 19 del pasado junio, fiesta de la Trinidad, una «llamamiento a la desobediencia».
Después que el año pasado, la Iniciativa de los Párrocos había reaccionado duramente a las medidas emprendidas por Benedicto XVI para la gestión del escándalo de los abusos sexuales, por juzgarlas demasiado tibias (pidiéndole al papa que permitiese la creación de un organismo judicial independiente que investigase su actuación anterior o que dimitiera de su ministerio pontificio) y pidiendo la convocatoria de un nuevo concilio ecuménico y una reforma de la «actual estructura absolutista de la Iglesia», el llamamiento difundido ahora propone acciones puntuales de desobediencia, articuladas en siete puntos.
Este es el texto que está en alemán en la página web de Die Pfarrer-initiative
Llamamiento a la desobediencia.
El rechazo de Roma a una reforma de la Iglesia, esperada desde hace mucho tiempo, y la inactividad de nuestros obispos, no sólo no nos permiten sino que nos obligan a seguir a nuestra conciencia y actuar de forma independiente.
Nosotros, sacerdotes, queremos establecer, en el futuro, los signos siguientes:
- Rezaremos, en el futuro, en todas las misas, una oración por la reforma de la Iglesia. Tomaremos en serio la palabra de la Biblia: pedid y recibiréis. Ante Dios, existe la libertad de expresión.
- No rechazaremos, en principio, la Eucaristía a los fieles de buena voluntad. Esto se aplica especialmente a los divorciados con segundo matrimonio, a los miembros de otras iglesias cristianas y, en algunos casos, también a los católicos que han abandonado la Iglesia.
- Evitaremos celebrar, en la medida de lo posible, los domingos y días de fiesta, más de una Misa, o de encargarla a sacerdotes de paso o no residentes. Es mejor una liturgia de la Palabra organizada localmente que las tournées litúrgicas.
- En el futuro, consideraremos celebrar una liturgia de la Palabra con distribución de la comunión como una «Eucaristía sin sacerdote», y así la llamaremos. De esta forma, cumpliremos nuestra obligación dominical en tiempos de escasez de sacerdotes.
- Rechazaremos también la prohibición de predicar establecida para laicos competentes y cualificados y para profesoras de religión. Especialmente en tiempos difíciles, es necesario anunciar la palabra de Dios.
- Nos comprometeremos a que cada parroquia tenga su propia cabeza responsable: hombre o mujer, casado o soltero, a tiempo completo o parcial. Esto, sin embargo, no se hará por medio de fusiones de parroquias, sino mediante un nuevo modelo de sacerdote.
- Por eso, vamos a aprovechar todas las oportunidades para manifestarnos públicamente a favor de la ordenación de mujeres y de personas casadas. Los vemos como compañeras y compañeros bienvenidos al servicio pastoral.
Nos sentimos, además, solidarios con los compañeros que por haberse casado ya no pueden ejercer sus funciones, y también con los que aunque mantienen una relación continúan prestando sus servicios como sacerdotes.
Ambos grupos, con su decisión, siguen a su conciencia como hacemos nosotros con nuestra protesta. Nosotros los vemos, así como al papa y a los obispos, como «nuestros hermanos». No sabemos qué más se deba exigir a la confraternidad. Uno es nuestro Maestro, pero todos nosotros somos hermanos. «Y hermanas», se debería decir también entre las cristianas y cristianos.
Es por esto por lo que queremos levantarnos, es esto lo que queremos que suceda, es por esto por lo que queremos rezar. Amén.
Domingo de la Trinidad, 19 de junio de 2011
Dura ha sido la reacción de los obispos a esta «llamada a las armas»: para monseñor Egon Kapellari de Graz, vicepresidente de la Conferencia episcopal, la unidad de la Iglesia está en peligro. El Papa y los obispos, ha dicho en un comunicado del 28 de junio, están suficientemente enterados de las exigencias pastorales de la Iglesia, pero no hay un estado de excepción que justifique una «senda preferente» para Austria: «la conexión con la Iglesia universal y con el Papa forma parte de nuestra irrevocable identidad». «La lectura de la situación eclesial propuesta por la iniciativa de los párrocos —ha proseguido— es selectiva»: las peticiones podrían parecer plausibles a muchos, y es legítimo «expresar abiertamente las preocupaciones de la comunidad de creyentes», pero esto «es algo completamente diferente de la llamada a la desobediencia, de socavar el carácter de la Iglesia universal y de renunciar unilateralmente a obligaciones reconocidas por todos».
Queda por ver si se producirán consecuencias disciplinares para los promotores de la iniciativa. El 5 de julio, el cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena y presidente de la Conferencia episcopal, ha convocado de hecho al portavoz del movimiento, monseñor Helmut Schuller, que fue su vicario general desde 1995 hasta 1999. Según lo que lo que se puede leer en Die Presse (6/7/11), parece que Schönborn está preparando una carta a los sacerdotes en la que expresaría una dura crítica a su llamamiento, semejante, en los tonos, a la de Kapellari.
Y, sin embargo, no todo el episcopado tiene la misma opinión sobre estos temas, como había mostrado el año pasado una entrevista al prestigioso obispo de Eisenstadt, monseñor Paul Iby, en la que éste había puesto en cuestión el celibato obligatorio y subrayado la necesidad de replantear el sacerdocio femenino (Die Presse, 11/5/2010). Es cierto que el clero austríaco nunca ha ocultado su descontento y su disponibilidad a recorrer otros caminos para mantener viva la credibilidad de la Iglesia: el año pasado, una encuesta encargada al instituto de investigación Gfk Austria por el programa de televisión Orf 2 Kreuz und Quer, después publicado por el diario austriaco Die Presse, (28/6/2010), había puesto en evidencia que el 82% de la muestra de 500 sacerdotes preguntados fueron favorables a la ordenación de hombres casados y que casi dos tercios (62%) se mostraba favorable a la abolición del celibato obligatorio; el 40% opinaba entonces que el tener un hijo podría representar una experiencia positiva para un sacerdote.
- [Artículo de Ludovica Eugenio, tomado de Adista N. 55/11 (16-7-2011) y traducido por ATRIO, teniendo en cuenta el texto alemán para la traducción del documento].
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