Ayer estando en los cultos de la
hermandad del Calvario y escuchando una bella oración sobre las llagas de
Cristo, recordé unos apuntes de hace unos años alusivos a la cruz de Jesús. Y me
dije: -Señor, líbranos de la indiferencia de la cruz.
Porque culturalmente nos
han enseñado a contemplarla sin menoscabo de nuestra sensibilidad. Admiramos las
imágenes de Jesús destrozado en la cruz y son muchas las ocasiones en las que
podemos quedar impasibles.
¿Somos conscientes de que la cruz es un elemento de
tortura?
¿Cómo reaccionaríamos si al llegar un día a la iglesia nos encontráramos
a un hombre o una mujer maltradado/a, clavado y sangrante en una cruz?
Es muy
posible que reaccionáramos con compasión ante esa realidad concreta. Por todo
ello ¿a que nos mueve la cruz de Jesús, a que me traslada su contemplación?
Particularmente creo que si relativizamos las ocasiones diarias de cruz que
ocasiona la violencia del mundo, no podremos actualizar el mensaje de Jesús
crucificado.
Sus heridas nos han curado, solemos decir –desde luego en sentido
figurativo-. Y decimos bien. Sus heridas nos curan en cuanto seamos conscientes
de que es lo que NO hay que hacer, para crear ocasiones de cruz a las personas
que nos rodean a aquellas que pueblan el mundo e incluso a nosotros mismos.
Hoy
viernes 20 de Marzo, dicen que es el día de la felicidad. Bueno, hay un día
para todo. Pero es cierto que hay personas a las que la vida se les hace muy
cuesta arriba o muy cuesta abajo y les resulta insoportable la superación de
las dificultades, el desprecio de la sociedad, la exclusión social, el
agotamiento físico, la enfermedad…etc.
Junto a esa realidad –y soportando cada
cual su propia vida- tenemos que estar los cristianos. Junto a los hijos de
Dios a los hijos de Alhaj o junto a aquellos que ni si quiera se consideran
hijos. Jesús de Nazaret tuvo la facultad de realizar con mucha gente el mejor
de los milagros, la restitución de la dignidad personal.
Creedme, a eso tenemos
que apuntarnos. Debemos ser colaboradores/as suyos, tenemos que ser conscientes
de cuál es la necesidad imperiosa que tiene el mundo, la de una humanidad
fraterna y una solidaridad efectiva.
Veo esta bella imagen de “Estepa Cofrade”
y me maravillo ante las muchas posibilidades que tenemos de ponerle nombre a
esos pies. Jesús, Juan, Clara, José Antonio, Sole, Lolita, María Dolores,
Antonio, Encarnita, Mª Carmen, tu, yo….etc. Son los pies de alguien por quien debemos
sentirnos llamados al servicio.
Alguien que es el rostro prefigurado de Jesús
de Nazaret en el monte del Calvario y que nos llama a la humana ternura. Feliz camino hacia la Pascua.
Atte. Floren.