La Salada, Vísperas.
Como lector que me considero, me alegro mucho del merecido premio Nobel de Literatura a Don Mario Vargas Llosa. Pero quizás debería de avergonzarme, pues nunca leí dada de él. Aun a pesar de que mis inicios en la lectura comenzaron con un libro de obligada lectura en el instituto, “Cronica de una muerte anunciada” de su cercano Gabriel García Márquez. Pero soy deficitario en cuanto a dar lectura a escritores españoles o hispanos. Sergey Brusoló, Rosalind Miles, Ken Follet, W.C.Andrews, Clara Pierre, Barbara Delinsky, Bernard Simonay, Amin Maalouf, Alexander Kent, Patric O´brian…etc.
Todos ellos son forasteros –valga el termino-, ya que nada tiene que ver con España salvo por los beneficios que les reportamos. Pero si algo me sirve este Nobel a Mario Vargas Llosa, es para proponerme con firmeza, el comenzar a dar lectura a escritores hispanos o españoles. Aun así he leído de Gonzalo Giner el libro más bonito que he tenido entre las manos. La historia de Diego de Malagón, un veterinario especialista en caballos en la España cristianomusulmana.
Todos ellos son forasteros –valga el termino-, ya que nada tiene que ver con España salvo por los beneficios que les reportamos. Pero si algo me sirve este Nobel a Mario Vargas Llosa, es para proponerme con firmeza, el comenzar a dar lectura a escritores hispanos o españoles. Aun así he leído de Gonzalo Giner el libro más bonito que he tenido entre las manos. La historia de Diego de Malagón, un veterinario especialista en caballos en la España cristianomusulmana.
Y esta reflexión de esta tarde noche, me lleva a preguntarme. Si Jesús de Nazaret fuera promovido al Nobel, ¿en que categoría lo sería?. Por justicia no seria posible, pues no fue juez ni parte. Por la Paz, dejo mucho que desear en la explanada del templo al agitar a los presentes. ¿Acaso no sería propio el establecer la categoría de Nobel a la humanidad, para otorgárselo a Jesús?.
Al fin y al cabo, ese fue el motivo por el que tuvo la capacidad para motivar los corazones hasta hacerles llegar al cambio absoluto. Los diez hombres de hoy en el evangelio dominical, no sabemos si eran leprosos o no. Si sabemos que eran personas excluidas. Tan necesitados de humanidad, que jesús les cambia por completo. Pero, ¡ojo!. Su corazón endurecido por la indiferencia de los demás le impiden ser agradecidos, excepto a uno. ¿A quien representa este?.
A mi corto entender en el agradecido debiéramos estar todos los que cada día, de una manera u otra percibimos el milagro de la vida, sin ser conscientes de que todo aquello que recibimos, tenemos que expandirlo a los demás, que igualmente que nosotros pueden estar faltos de…; pero que por estar colmados de otros asuntos olvidan lo esencial.
Hoy es día, no solo de ser agradecidos, sino de ser agradecidos dando lo recibido, ampliando el reino y siendo conscientes de que al fin y al cabo. Por su humanidad, los conoceremos.
Buenas noches.