Desde el agobio
Señor, aquí me tienes, otra vez tan corriendo. No consigo sacar un hueco en mi vida para Ti. Sabes que Te tengo como principal amigo, quizá por esa confianza Te dejo siempre para el final. No sé lo que me pasa, ando siempre agobiada, se me amontona la vida y nunca llego a todo. Pienso que mañana podré, que otro día será, y así se me va pasando la vida, casi sin enterarme; la voy malgastando en pequeñeces ingentes, que no son nunca lo más importante.
En los malos momentos suelo pedirte auxilio: Ayúdame, Señor... Luego charlaremos más despacio... La verdad es que en los buenos momentos Te tengo algo olvidado. Menos mal que sé que Tú nunca me lo tienes en cuenta. Quizá por eso me aprovecho.
Sin embargo, cuando miro atrás y veo cuánta vida se me ha gastado ya, me asusta terminarla sin haberte encontrado un hueco. Me estoy perdiendo la posibilidad de tenerte conmigo. Hoy, de verdad, Señor, te propongo un encuentro para charlar sobre la vida; sin tener otra cita, ni otra actividad. Nos sentaremos juntos a acariciar la vida y me pondrás en contacto con lo mejor de mí misma. No tengo mucho tiempo. ¿Te valen diez minutos? Ando tan agobiada... ¿Qué tal ahora mismo? Pues aquí estoy, Señor. Me quedaré callada; susúrrame al oído tu amor y tu amistad.
En los malos momentos suelo pedirte auxilio: Ayúdame, Señor... Luego charlaremos más despacio... La verdad es que en los buenos momentos Te tengo algo olvidado. Menos mal que sé que Tú nunca me lo tienes en cuenta. Quizá por eso me aprovecho.
Sin embargo, cuando miro atrás y veo cuánta vida se me ha gastado ya, me asusta terminarla sin haberte encontrado un hueco. Me estoy perdiendo la posibilidad de tenerte conmigo. Hoy, de verdad, Señor, te propongo un encuentro para charlar sobre la vida; sin tener otra cita, ni otra actividad. Nos sentaremos juntos a acariciar la vida y me pondrás en contacto con lo mejor de mí misma. No tengo mucho tiempo. ¿Te valen diez minutos? Ando tan agobiada... ¿Qué tal ahora mismo? Pues aquí estoy, Señor. Me quedaré callada; susúrrame al oído tu amor y tu amistad.
Montse Santodomingo Moga
Publicado en Alfa y Omega, sección testimonios.
Nº: 517/ 26-10-2006