La Salada, Completas.
Hoy después de Completas y antes del descanso nocturno, hago un pequeño inciso, quizás para liberar un poco la mente y al mismo tiempo cansarles un poco con mis historias. Un trozo de cazón a la plancha, tomate con queso fresco y varias piezas de fruta, han bastado para saciar mi hambre de mundo. Pero cuando uno se pone ante el Señor y junto a la iglesia que vive en el mundo, para valorar el día y afrontar la esperanza del mañana, en esta vida o en la otra, -digo que- en estos momentos de la noche y efectivamente solo y con la exclusiva compañía de Dios, siento el espíritu contemplativo que a todos de una manera u otra nos atenaza.
Hoy el evangelio del día que acaba deja un mensaje claro, a mi pobre entender. Que la oración es valiosa y necesaria para un cristiano ya lo sabemos o presuponemos. Cuanto más, todos estamos de acuerdo que un cristiano sin oración es como una feria sin parque de atracciones; como que le falta algo. Pero sin dejar el tema de lado, hoy se nos insiste en algo respecto de la oración.
"Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite." (Lucas 11, 5-13)
Cualquier cosa en la vida, es preciso realizarla concienzudamente y atendiendo al fin, por el cual se realiza la acción –quisiera Dios que toda acción sea noble-. Cuando algo lo tomamos a la ligera, a lo loco, sin conciencia responsable…etc; pasa lo que pasa. Impuntualidad y otro largo…etc. Me retrase quince minutos, ¡¡disculpad!!. Estas disculpado hombre, no te esfuerces. Pero, me pregunto. El que es impuntual en pocos minutos, ¿no lo será en muchos minutos?. El que no es de fiar en lo poco, ¿cómo será de fiar en lo mucho?. No quiero enredaros, para no dar lugar a erróneas conclusiones.
Hay que orar, hay que orar con insistencia, pero hay que orar, siendo consciente de que la oración mayoritariamente, es un grito que a Dios lanzamos desde la tierra al cielo, para que este –Dios- nos lo devuelva con creces, responsabilidad y un profundo sentido sensible y fraterno. Solo así oraremos con eficacia. Si nuestra oración es así, y además es consciente quieta y responsable, seremos auténticamente personas que en el susurro del silencio, ponen las alegrías y cuitas de los demás, pero además se escuchan así mismos para aprender de todo.
Me emocionó casi hasta las lágrimas, la petición de una clarisa en la misa conventual de las siete de la mañana, cuando ésta pedía por el rescate de los mineros chilenos y por sus familias. ¡¡Acaso hay algo mas hermoso, que una sensibilidad tal, que aplique el amor desde miles de kilómetros de distancia para con aquellas desdichadas familias!!
Aun a pesar de que la oración no tuviere un sentido efectivo sobre nuestros cuerpos, respecto de oraciones exclusivamente de petición, si lo tiene sobre nuestra alma y espíritu. Ya que al tener presente a cualquier persona de nuestro mundo, hacemos gala del sentido comunitario y fraterno que debe adornar a cada persona cristiana. Ahora bien, adolezcámonos del pesar del otro o alegrémonos sinceramente del éxito o alegrías de otro. ¡Responsablemente, ehh!. Decía mi apreciado Oscar Wilde que "cualquiera se solidariza con las desgracias de un amigo, pero pocos se solidarizan de su éxito".
No andaba perdido el caballero ingles. ¿En que posición estamos cada uno?. ¿Yo voy a pedir por aquella que hace…. años me hizo aquello de….?. Oramos con un espíritu sensible, fraterno y comunitario. Quizás el sentido mundial de escalada a costa de lo que sea, a todos nos pasa factura. Por ello, siguiendo la costumbre de aquella comunidad de franciscanas madrileñas en cuya casa me aloje en su día, en las completas de hoy doy lectura al evangelio de mañana. Y resulta que me encuentro con que precisamente se nos insta, a mantenernos unidos, pues todos conjuntamente conformamos la estructura monárquica del Reino de Dios. Falla uno y por medio de esa fractura todo se va al garete.
"Pero él, conociendo sus pensamientos, les dijo: "Todo reino dividido contra sí mismo será desolado y cae casa sobre casa". (Lc 11,17)
Permita el Espíritu Santo, que con nuestra cooperación lleguemos a ser autentica comunidad. Priorizando lo necesario. Relativizando aquello que nos hace disputar los primeros puestos de lo que sea. Con un corazón contemplativo, lo lograremos. Buen día de mañana. Buenas noches de corazón. Junto a vosotros, el Señor nos conceda una noche tranquila y una muerte santa. Laus Deo.