CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

martes, 24 de mayo de 2011

UN VÍNCULO PERMANENTE Y PERSONAL

La Salada. Laudes.
UN VÍNCULO PERMANENTE Y PERSONAL


Esta mañana os aseguro que me canse un poco de las lecturas pascuales, pues son todas de una tónica parecida. El padre y yo, yo y el padre; me voy pero no me voy. Voy al padre y el padre viene a mí…etc. Pero logré aplicar un determinado sentido –quizás acertado o no acertado-, para obtener una enseñanza de la lectura propuesta. Y llegué a la siguiente conclusión.


Es demasiado fácil interpretar estas lecturas de hoy, aplicándolas al sentido martirial que muchos cristianos católicos consideran, al sentirse perseguidos por causa de su fe. ¡¡Los apóstoles fueron apedreados y a nosotros nos quitan los crucifijos de las escuelas!! (Hechos 14,19-28), dicen algunos exacerbados. Pero la liturgia nos propone hoy otra interpretación diametralmente opuesta.


Es bastante probable que a Dios y a su Hijo Jesús, les resbale el hecho de que se eliminen elementos de mediación obsoletos, como crucifijos, estampas, se saque la educación exclusivamente católica de las escuelas o el tema de la “X” en la declaración de la renta.
Las preocupaciones de Jesús son otras.


Por encima de todo, estar en concordia con uno mismo sabiendo quien se es y a donde se va, y cual es el vínculo que a Dios nos une. Imprescindible para llegarse a esto es la paz. Pero, no una paz “como la da el mundo”(Juan 14,27a). No una paz como la que se establece entre israelíes o palestinos y que dura cuatro días. No la paz, como la que los cristianos nos damos en el Templo, sin ser capaces de extrapolarla a las afueras de las iglesias y en la pluralidad de la sociedad.


La paz por la que aboga Jesús, ante todo es una paz interior que nos hace reconciliarnos con nosotros mismos. Calmando nuestras infidelidades propias causadas por nuestra conciencia, por medio de un compromiso firme ante Dios, pues en Él deseamos permanecer para salvarnos. ¿Pero como? ¿Cómo llegarnos a la permanencia total y cercana con Dios? ¿Qué línea de autobús coger para ello? ¿Dónde comenzar la andadura?


Como dice y enseña Jesús, de todo acontecimiento debemos aprender y expandir todas las capacidades que como hijos de Dios tenemos, para que cuando nos veamos inmersos en la adversidad, cuando lo desfavorable suceda creáis”; creamos en Él y en Él mantengamos la confianza (Juan 14, 29b). Una confianza que vemos refrendada en aquel que es el origen y esencia de Jesús y de nosotros; el Padre. De Él nació Jesús y en Él vemos la plenitud de lo que el hombre y la mujer de cada tiempo pueden llegar a ser.


Personas humanas, personas urbanas, personas civilizadas que anteponen el respeto, la fraternidad y el amor en sumo, a toda circunstancia que nos pueda apartar del otro, que es en definitiva lo que nos lleva a apartarnos del amor de Dios. Esa es la fidelidad al Padre, la fidelidad a su Palabra cuyos destinatarios son nuestros prójimos.
Buen día.