“y comenzó a enviarlos
de dos en dos”
(Mc 6,7a)
En esta plenitud de vida que
vivimos, al mirarnos profundamente a los ojos te damos gracias, pues al mundo
en que vivimos, nos enviaste de dos en dos.
Nos dijiste, que proclamaramos
un mensaje de esperanza, de anhelo, de felicidad y alegría. Un mensaje que se
hace materia en el ser humano, causa última y definitiva obra de tu amor a la
humanidad.
Un amor, que se hace efectivo
cuando entre las personas que se aman, nace el sentimiento reciproco de
fecundar ese amor de Dios y de la pareja, en todos aquellos que junto a nosotros
se relacionan.
En Jesús, tenemos un ejemplo
vivo, de lo que es aceptar el mensaje de tu reino y por tu reino. Un reino en
el que se exige el servicio y la fraternidad, como eje central de la vida en
convivencia.
Que seamos responsables, Padre
bueno, para saber estar en el mundo y saber ser personas humanas, fraternas,
comprensivas, respetuosas con el medio que nos rodea y las vidas que nos
rodean. Pues todos estos valores sembrados por nuestra parte en el mundo, son
la mejor garantía para que los que son prolongación nuestra en la vida, sigan
nuestros pasos; al menos contando con un Padre que por medio de su Espíritu,
les anima y empuja a vivir una vida sencilla, plena y sin demasiados
condicionantes.
Ayúdanos Señor, a buscar la
plenitud de la felicidad a toda costa, para poder disfrutarla y compartirla con
las personas.
Que seamos fabricantes de
sonrisas y esperanzas. Que consideremos que cada vida es digna y libre, pues
todos participamos de tu propia dignidad al crearnos.
Que nos sintamos, como pareja
y como personas, abrazados por tu amor. Envueltos por tus brazos de vida y
experiencias, para poder afrontar nuestra existencia con humanidad cristiana.
En ti Padre de amor confiamos.
Con ayuda de Nuestra Señora de los Hogares, lo conseguiremos.
Floren
Salvador. (Borrador para los E.N.S. de Estepa-Sevilla)