¿Con qué combatiremos el fanatismo?
Seria desmedido hablar de pánico
mundial respecto de los atentados que se suceden en Europa, en primer lugar
porque sin haber en el mundo muertos de primera ni de segunda; en otros lugares
de la tierra –puntos calientes le llaman- hay matanzas con más frecuencia que
en nuestro continente. Si es cierto que los movimientos de masas se
intensifican, por la necesidad humana de vivir mejor y buscar oportunidades.
El
hecho es que en la actualidad es innegable que el terrorismo fanático es un
asunto de capital interés, por la importancia de su erradicación. Además, los
grupos terroristas al alza y conocidos por todos pues perpetran en la
actualidad las mayores catástrofes incluso con los de su propia religión;
atentan contra todo aquello que pueda ser vulnerable sin pretender justificarse
por medio de la enseñanza coránica.
Algo impensable pues el dios Alah del
sagrado Corán, no es ni más ni menos violento o bondadoso que el Dios que se nos
muestra en algunas páginas de la Biblia. ¿Quizás se trata de un conflicto
cultural en sí mismo? Creo que sí. Cultural y social.
Hay reconocidas en el
mundo países y zonas absolutamente debilitadas y desfavorecidas a los largo de
épocas, bien por causa de los incesantes conflictos y también por el retroceso
al que sus gobernantes han obligado al pueblo, al pretender aplicar tradiciones
fundamentalistas del más extremo integrismo religioso. Muchos de estos
gobernantes y aquellos a los que adoctrinan, pretender ganar terreno a
occidente, no por medio del desarrollo intelectual, avances culturales o ampliación
de derechos, no.
Su planteamiento se basa en la más absoluta ignorancia –incluso
de su propia religión-, pues pretenden ganar su batalla contra todo, por medio
de la conquista como si viviéramos en plena edad media, cuando se conquistaban
terrenos a golpe de espada.
El caso es que es un autentico quebradero de cabeza
para muchos países la actual situación, pues es casi imposible controlar la
libertad humana de cada individuo, para no permitirle causar el mal. Además es
un complejo encaje que nunca debe
restringir derechos, como el de la privacidad y la libre autonomía de
movimientos. Eso sí, algo hay que hacer. Y en ese algo hay dos factores que
considero esenciales o que pueden colaborar de manera muy efectiva para erradicar
el fanatismo religioso.
Esos dos factores son el Cristianismo y el Islam. Cada
cual como dimensión religiosa por medio de la cual el individuo se relaciona
con Dios y con su entorno, y como elementos desde cuya doctrina –oportunamente contextualizada-
se pueden derivar enseñanzas muy válidas para construir la paz, aplicando el
respeto, la colaboración y la fraternidad; todo ello al servicio de toda la
sociedad religiosa o no religiosa.
Cuando hablo colaboración, llamo la atención
de los hermanos islámicos pues ellos son de vital importancia para detectar en
sus congéneres actitudes, predicamentos y enseñanzas que puedan adoctrinar
hacia un fundamentalismo que capte personas para hacerlos objeto del terror y
la muerte de inocentes. Es cierto que también hay fundamentalismo en el cristianismo,
incluso ha existido de manera agudizada en ciertos grupos establecidos en
países concretos.
Pero en la actualidad es más que necesario el educar y
enseñar en la necesidad vital de ser fraternos y humanos para poder tener cada
cual nuestro espacio. Corán e Islam no pueden ser relativos a terrorismo, eso
es un despropósito. Puestos así, no sé qué religión tendría más millones de
muertos inocentes a sus espaldas. Es más que preciso no relacionar movimientos
migratorios y refugiados con bombas, caos e inseguridad.
Un mundo fraterno es
un buen mundo, y la diversidad siempre ha enriquecido las culturas. Dejándonos
cada uno nuestro espacio, pero sin pretender ser colonizadores de manera
velada.
He escuchado varias veces algo de me chirria los oídos respecto de los
inmigrantes: “-que se acostumbren ellos a nuestras tradiciones que para eso
están en nuestro país”. Pues, “tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me
disteis de beber, fui forastero y me recibisteis, anduve sin ropa y me
vestisteis, caí enfermo y me visitasteis, estuve en la cárcel y vinisteis a
verme”. (Mateo 25,35)
Si Cristo puede estar en cada uno de estos, ¿a cuál de
ellos le vas a preguntar su procedencia como condicionante a tu fraternidad?
Demostremos nuestra talla humana. Hagamos gala de cristianismo autentico –no solo del de la misa de los domingos-. Atendamos que en el Islam también se salvarán y
que incluso habrá quienes nos lleven la delantera. Apliquemos el amor y las
buenas intenciones, para llevar la bondad a los corazones y aspirar un mundo
mejor, donde cabemos todos. Solo hay que apretarse un poquito.
Mi oración con Ignacio Echeverria -fallecido defendiendo la libertad en Londres- y mi solidaridad con toda su familia; así como con las demás victimas y heridos del terrorismo mundial.
Fraternalmente, Floren.