¡Quiero ser un regalo!
Padre bueno, que nos amas y nos buscas,
te doy gracias por todos tus regalos.
Gracias por la vida y la familia,
gracias por la fe y por la comunidad,
gracias por los testimonios de coherencia y amor,
y gracias por Jesús, tu Hijo, nuestro hermano.
¿Cómo puedo corresponderte, Padre?
En lugar de recibir hoy un regalo
yo quisiera llenar el mundo de regalos,
regalar mi disponibilidad a los vecinos,
regalar tiempo y dedicación al evangelio.
Quiero darme gratis y por entero,
mi compañía a los que se sienten solos,
mi sonrisa a los deprimidos,
mis cosas a los necesitados.
Padre bueno, soy don tuyo y por entero,
ayúdame a ser don tuyo para todos.
Y es que, ¿cuantas cosas pedimos para nosotros?
En ocasiones te paras y eres auténticamente consciente del ritmo frenetico al que nos sometemos voluntariamente. Muchas veces solo nos afanamos en comer, comprar, vender, sembrar, construir…etc. (evangelio de hoy Lc 17,26-37)Pero poco de ello lo dedicamos a Dios respecto de actuaciones desinteresadas a favor de los hermanos.
La suerte es que por saber Dios aquello que nos hace falta, casi nos da gato por liebre y siempre, siempre nos enseña educa y ama.
Once peticiones desoídas
Yo había pedido a Dios poder para ser amado,
y me he encontrado con el amor
para no necesitar ser poderoso.
Yo le había pedido la salud para hacer grandes cosas,
y me he encontrado con la enfermedad
para hacerme grande.
Yo le había pedido la riqueza para ser feliz,
y me he encontrado con la felicidad
para poder vivir en la pobreza.
Yo le había pedido leyes para dominar a otros,
y me he encontrado libertad para liberarlos.
Yo le había pedido admiradores para estar rodeado de gente,
y me he encontrado amigos para no estar solo.
Yo le había pedido ideas para convencer,
y me he encontrado respeto para convivir.
Yo le había pedido dinero para comprar cosas,
y me he encontrado personas para compartir mi dinero.
Yo le había pedido milagros para creer,
y el me ha dado fe para hacer milagros.
Yo le había pedido una religión para ganarme el cielo,
y él sólo me ha dado a su Hijo para acompañarme por la tierra.
Yo le había pedido ser un dios, y el sólo pudo hacerme ser humano.