Venga a nosotros tu Reino
Dios y Padre bueno, que nos amas y nos buscas;
De Ti mana la vida y el ánimo, Tú eres origen y meta del
creyente,
aspiración súbita del que por ti es amparado;
¡venga
a nosotros tu Reino!
Un reino consolidado por la humana presencia de Jesús de
Nazaret,
tu Hijo y Hermano nuestro cuyas huellas decimos seguir;
¡venga
a nosotros tu Reino!
Jesús nos dio la receta para servir
y estar en tu Reino.
Una buena dosis de sencillez, capacidad para
desprenderse,
amabilidad y abrazo fraterno en la acogida;
alegría, esperanza en la resurrección y respeto a la
persona.
¡venga
a nosotros tu Reino!
Desde los trigales cuyas espigas mece el viento,
desde las marismas y bosques donde se configura la vida;
¡venga
a nosotros tu Reino!
Desde las profundidades de la Amazonía,
cuya desforestación descontrolada
cercena el pulmón de la Madre Tierra;
¡venga
a nosotros tu Reino!
Desde la esclavitud de tus hijos e hijas oprimidos
por el trabajo duro e injusto;
¡venga
a nosotros tu Reino!
Desde el horror terrorista de los que utilizan tus
nombres
para masacrar a familias y pueblos;
¡venga
a nosotros tu Reino!
Desde la humildad de los que te buscan en silencio
trabajando por la paz allende los mares;
¡venga
a nosotros tu Reino!
Desde el grito de aquellos cuyo amor es incomprendido,
desde la vocación maternal y paternal de “todas” las
familias del mundo;
¡venga
a nosotros tu Reino!
Desde las sabias arrugas de la ancianidad,
tan necesitada de caricias y sensibilidad;
¡venga
a nosotros tu Reino!
Desde el pan o las naranjas compartidas en Tu Nombre,
cuyo sentido eucarístico nos llena de gozo;
¡venga
a nosotros tu Reino!
Desde la cama de un hospital donde los días se contemplan
con incertidumbre a través de una ventana;
¡venga
a nosotros tu Reino!
Desde la infancia con necesidad de amor,
educación y oportunidades de futuro;
¡venga
a nosotros tu Reino!
Desde el horizonte y futuro incierto
divisado desde una patera en medio de oscuro y frio mar;
¡venga
a nosotros tu Reino!
Desde la vivencia gozosa y libre de la vida,
desde el abrazo fraterno en paz y bien,
desde la generosidad compartida;
¡venga a nosotros tu Reino!
Desde tu Reino, a cuya tarea me invitas a participar,
desde la necesidad de meter las manos en la masa del
mundo;
¡venga a nosotros tu Reino!
Desde un cristianismo sin condicionantes externos;
desde el “SÍ” histórico, fiel y definitivo de María:
¡venga
a nosotros tu Reino, Señor! Amén.
Fraternalmente, Floren Salvador.