Hoy un amigo nos imparte una conferencia sobre "MARIOLOGÍA", con motivo del centenario de la llegada a Estepa de la imagen de la Virgen de los Dolores de la Hdad. de Jesús. Y, la verdad, no puedo por menos recordar hoy mis clases de Mariología y sobre todo un punto en el que puse mucho empeño, la humanidad de María.
4.1 María símbolo de la humanidad
La Sagradas escrituras están llenas de ejemplos de virtudes y satisfacciones personales y comunitarias a los ojos de Dios. Son muchos los hombres y las mujeres que de una manera u otra se han fiado de Dios y en su mensaje han puesto todos sus afanes. En mucho casos, poniendo sus vidas en peligro y hasta el punto de perderlas. Perder la vida, la estima, la familia, la reputación…etc.
Parece que para Dios todo vale, pero lo que nos parece a nosotros no es sino la capacidad total y absoluta del hombre para aceptar la voluntad de Dios y abrirse a la experiencia del don de la Gracia.
Como voluntad de Dios podemos decir que, “es aquello que el hombre de hoy realiza, y en lo cual pone todo el sentido de la amorosidad”, sentido que por pura gracia se nos ha dado.
¿A quienes se nos ha dado?. A los hombres y a las mujeres de hoy; a las personas en definitiva. A todos los que somos proyectos de Dios y en Él mismo ponemos nuestras esperanzas.
Pero sin lugar a dudas hay una persona humana en la cual se desborda la bondad y la confianza de tal modo, que al ser conocida su capacidad para aceptar la misión de Dios, es considerada llena de Gracia plena.
¡Vamos que no cabe más Gracia!
Si alguno de ustedes pide un vaso lleno de agua, difícilmente se lo darán completamente lleno para evitar su derramamiento, porque un vaso lleno en su totalidad de agua es imposible transportarlo sin que al menos unas gotas caigan en tierra. Así se encontraba María ante Dios; llena de Gracia y así la cantaron los ángeles del cielo diciendo: “Canten hoy pues nacéis vos, los ángeles gran señora y ensáyense desde ahora para cuando nazca Dios”.
Por ello en María queda demostrado y corroborado que, aun siendo conscientes de que el animal humano es una especie particularmente ambigua y vulnerable. Somos, como dice Lorite, el “animal paradójico”: capaces de sublimidades, pero capaces también de destruirnos mutuamente. Pero felizmente somos también el animal reconciliable, capaz de reconciliar, reconciliarse y dejarse reconciliar. Somos, dice la teología, el animal “capax gratiae”, capaz de gracia.
Y esta capacidad según algunos entendidos del tema como Juan Masiá Clavel, deja entrever cuatro manifestaciones o aptitudes:
1. La capacidad de ser agraciado
2. La capacidad de agradecer
3. La capacidad de prometer gratuitamente
4. La capacidad de perdonar lo imperdonable
Estas cuatro capacidades llevadas al límite ideal se expresan en la riqueza del símbolo mariano “gratia plena”.
Capacidad para alegrarse y confiar por se agraciada; pero por esa misma Gracia, ser capaz de crecer todo lo posible para aceptar con gratuidad –que no es complacencia-, las circunstancias desfavorables demostrando entereza y firmeza en la fe y convicciones.
En María se expresan el ideal de gratuidad agradecida y esperanza gratificante que, -dicho sea de paso- desde la antigüedad, Dios desea para toda la humanidad, de la que es símbolo María, nuestra hermana, la madre de Jesús, símbolo de Dios.