CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

lunes, 16 de enero de 2012

SEGUIRLE Y CANTAR


"espero y deseo que atendáis a la riqueza que aporta a la comunidad diocesana de Sevilla, la diversidad de planteamientos ortodoxos u heterodoxos. En cada uno de estos planteamientos habita el Espíritu que nos anima e impulsa, aun a pesar de los posibles naufragios, a continuar en la Iglesia de Jesucristo"

De nuevo recuerdo estas palabras, escritas hace varios meses a los obispos de Sevilla.
Trascendentes para quien las escribió, pues en ellas puse todo mi sentir. El sentir de una persona y una mente que ve mas allá de la lógica que en ocasiones se nos ofrece con tintes absolutistas. 

El fin de semana ha sido para meditar y tirarse de cabeza al silencio, pues han sido muchas las noticias y los titulares a tener en cuenta. Entre la amalgama de noticias, el teólogo Hans Kung, afirma categóricamente tras una profunda reflexión de años de cristianismo en la iglesia católica, que “cree en Dios y en Cristo, pero no cree en la Iglesia”.

En el mundo teologal, ha tenido su repercusión. Incluso muchos son hoy y aun más lo serán mañana, los que se preguntarán si alcanzan a estar en comunión con el teólogo Kung.
Yo mismo, desde la pobreza de mi entender teologal, igualmente me lo pregunto.
Mi reflexión no la expondré aquí.

No es por nada en particular, sino porque me extendería y hoy no toca explayarse en este día tanc rudo y tan frío.
Pero si estoy en disposición de añadir algo a esta reflexión, e interpelado por la declaración del nombrado teólogo. 

Y lo que afirmo, lo hago por boca de otro colega y teólogo llamado José Arregui, del que aprendo todos los días y al cual aprecio.
“Creo que amo a Jesús y amo a la Iglesia”.
Si, lo creo.
No se, quien se atrevería a poner distancia entre lo dicho y el hecho, pero es así.
El impulso que tengo hoy, el de ayer y el de mañana es el de seguir.

Seguir, y no por nada en particular, sino porque Jesús me ofrece constantemente posibilidades de encontrarle y de seguirle (Jn 1,35-42).
Y entiendo que aunque no solo en la iglesia le encontraré, si puede ser ella el vínculo unitario, comunitario, candente, alegre, libre y sencillo; de alcanzarnos el favor de Dios, proclamando a los cuatro vientos, la grandeza de un mensaje –el de Jesús- que solo pertenece al hombre y a la mujer de cada tiempo.

Las posibilidades de naufragio han sido muchas, y con el avance de la edad aun lo serán más. Pero confiamos en Dios, porque confiamos en las personas.
Ellas y su dignidad, son una de las principales razones por las que merece la pena, seguir a Jesús.

Si lo hacemos cantando, mejor que mejor.
Buenas noches.

Atte. Floren.