CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

viernes, 10 de febrero de 2012

SIEMPRE SERÁ TARDE

SIEMPRE SERÁ TARDE



Anoche estaba a punto de engullir una cucharada de arroz, cocinado al estilo soltero –precocinado y sin demasiados estilos pero con demasiada sal-, pero me quedé en el intento; pues en ese momento Pepa la presentadora de la edición de tarde del Telediário, anunciaba junto a Marisa Rodriguez Palob la corresponsal en Roma de TVE, que el Vaticano sin paños calientes anunciaba que por salvar a la Iglesia, miró hacia otro lado e ignoro a las victimas de la pederastia.

La clarividencia de las conclusiones de estas jornadas vaticanas son de agradecer, pero creo posible matizar la noticia, pues la veo cuanto menos injusta respecto del titular. Es llamativo ver a todo un cardenal Reinhard Marx, con la mano en la mejilla aguantando el chaparron. Pero es incierto que la iglesia haya mirado hacia otro lado para salvar a la Iglesia. La Iglesia Jerarquica, ha mirado hacia otro lado para salvar a su propia Jerarquia Clerical, su propia maquinaria. Pues aquellos a quienes han dado de lado, esos en muchos casos son iglesia –pues son cristianos-, y de no serlo, son personas aptas para la gracia de Dios, que le confirió su propia dignidad al crearlos para el mundo.

Han intentado, a groso modo salvar los muebles. Salvarlos solamente. Junto a estos debates tan interesantes, debieran los jerarcas afrontar la realidad en la que se encuentra el ministerio del presbiterado; devaluado por estos escandalos y otros, cuyos origenes siempre encuentras en otras personas, otras realidades y otros asuntos, que poco o nada tienen que ver con el hecho desordenado de obligar a una persona –sea cual sea su opción sexual-, a reprimir la libre vivencia sexual a la que le llama su propia naturaleza.

No es nueva la conclusión de nuestra iglesia de vincular pederastia con homosexualidad. Respecto de estos últimos como dice Pagola, tenemos la confianza de que Jesús nos abraza en aquellas personas que nos abrazan, sinceramente y sin condicionamientos ni absurdas acepciones de personas. Algún día, la Iglesia nos pedirá perdón. A mí y a tantos otros, que responsable y libremente apostamos por la humanidad de Jesucristo. Les perdonaremos, ¡claro! Pero será tarde, siempre será tarde.

Como conclusión os ofrezco un articulo propio –redactado a modo de carta- publicado en el periodico “La Voz de Estepa”, en el año 2005.

Abrazos desde la helada Andalucía.

Carta a un joven que soñó con ser cura

Estimado joven:

Aquel educado y cabal maestro Don Juan Luis Aguilera Hidalgo te preguntó en clase de tercero de E.G.B. -¿y tú que quieres ser de mayor? Tu respondiste para asombro de toda la clase, -de mayor quiero ser cura. Y ya por entonces, comenzaste a ayudar en la parroquia, o más bien a hacer travesuras entre el elenco de monaguillos. Por que, recordarás cuando tirabais petardos en plena misa, bombitas de peste en el despacho del párroco o merendabais a base de formas mojadas en el dulcísimo vino del cura. Indudablemente los enfados del sacerdote quedarían de alguna manera redimidos, porque con el paso de los años comenzaste a colaborar de una manera más firme y responsable, junto a las monjas de la guardería y las coordinadoras de catequesis. De las túnicas manchadas y bastillas rotas pasaste a la elegancia del alba, al desgaste de las horas por tu parroquia y tu catequesis. Entonces como ahora te fascinaba la persona y mensaje de Jesús de Nazaret, y de esta manera tus ideas se fueron aclarando y tu personalidad se fue forjando con la ayuda de muchas personas.

Hoy en día examino tu pasado y comparado con tus actuales y estrenados veintiocho años, te observo mirándote hacia atrás como el que mira un cuadro de dos siglos de antigüedad. 

Parece lejano pero solo hace unos años que asumías responsabilidades litúrgicas, distribuías la eucaristía y coordinabas celebraciones. Indudablemente y como tus conciudadanos han podido comprobar, abandonaste la idea del sacerdocio después de una profunda reflexión en la cual llegaste a la conclusión de que no era tu camino en la vida.

Por esa afortunada reflexión te doy la enhorabuena. ¿Sabes por que? Pues porque para Benedicto XVI y la jerarquía eclesiástica no eres apto para el ministerio sacerdotal. Por lo tanto, te has ahorrado el sentimiento que muchos jóvenes han tenido y ahora tienen, de sentirse rechazados de una manera directa o indirecta por la Iglesia Católica. Y es que por muy tirano, insensible, falso o malcarado que una persona pueda ser; todos valen para trabajar en la iglesia ¡si te gustan las mujeres claro! Si fueras cura sabes de sobra de la vida en castidad. Paradójicamente y por mucho que te gustaran las mujeres, nunca podrías saber lo que es el amor compartido junto a un ser querido de una manera libre. Pero a pesar de este casto requisito, si como observo no te gustan las mujeres -sexualmente hablando- date por excluido.

Dice el refranero popular “donde crees que hay jamones, no hay ni estacas para colgarlos”. Y de esta manera resulta curioso, que esta criba y acepción de personas que realiza la Iglesia, se permita donde se predica la justicia, la igualdad y la fraternidad.

No me extraña, que en ocasiones como esta te avergüences de ser católico. Porque las medidas adoptadas por Benedicto XVI son cuanto menos una deformación profesional de los valores del Reino de Dios. Y relacionar los abusos sexuales de curas con homosexualidad, es una injusticia de primer orden. Puesto que este problema radica en personas que sin estar preparadas, viven en castidad. Respeto profundamente la opción de vivir en castidad, pero considero que antes de optar a este modo de vida, la persona debería de ser consciente de si su fortaleza e integridad personal le ayudará a llevar a cabo su proyecto de vida sea cual sea su sexualidad.

¿Cuántas personas te han dicho alguna vez “reza por mí a Dios que a ti te hace mas caso porque estas mas cerca de Él? Esto significa indudablemente que para las personas sencillas y humildes que forman la Iglesia de Jesús, tu trabajo tiene su significado y su aceptación propias. Alégrate de haber vivido como sencillo cristiano que eres, la experiencia de pasar de un puesto a otro sin que sufra tu integridad (Lucas 14,7-11). Y de esta manera, no me cabe duda de que jamás renunciaras al Dios que te enseñaron tus padres. Un Dios que a diario y durante las veinticuatro horas del día se comunica directamente con el hombre y la mujer de hoy a través de lo sencillo y cotidiano. Confórmate con eso estimado joven y vive tu fe de una manera propia y sin condicionantes. No apliques tu oído a las palabras, necias porque en este mundo hay mas sepulcros blanqueados de los que el Ayuntamiento inauguró recientemente en el cementerio municipal.