Gracias y ánimo a todos lo que lucháis por la paz y la erradicación del hambre.
Palabras de S.A.R. el Príncipe de Asturias
a Manos Unidas en su Discurso de entrega del premio
Príncipe de Asturias de la Concordia
“Que nunca nos falten vuestras manos unidas”
Entregar el Premio de la Concordia a una organización como Manos Unidas, supone engrandecer nuestros galardones y lograr su significación más profunda. Manos Unidas es una institución muy querida por los españoles que nació hace 50 años cuando un grupo de mujeres de Acción Católica respondió a la campaña contra el hambre que había emprendido la FAO.
Con el paso del tiempo, 40.000 voluntarios, 71 delegaciones, programas de acción en países de África, América y Asia, apoyo a centenares de proyectos,… son algunos de los datos que avalan las actuaciones de Manos Unidas. En sus fines es donde se pone de relieve el necesario y útil humanismo de esta institución: la lucha sin cuartel contra el hambre y la pobreza, la labor paciente en favor de la educación de los más desposeídos, la promoción social de las personas, la especial atención a la mujer, el desarrollo agrícola y la atención sanitaria.
Hoy también queremos hacer patente nuestro agradecimiento a tres valiosos grupos de personas con los que cuenta esta institución y que la engrandecen extraordinariamente: los misioneros que dedican su vida a tantas gentes sumidas en el mayor abandono. Los voluntarios, en cuya acción aflora lo mejor del comportamiento de los seres humanos. Y los colaboradores, que con su ayuda permiten que se materialicen estas ansias de entrega a los demás que caracterizan la labor de Manos Unidas.
Siempre en esta ceremonia nos encontramos con esa hermosa y significativa palabra, concordia, que lo resume todo de manera ideal, que atrae el progreso y facilita la convivencia, que hace, en definitiva, mejor a la Humanidad.
Gracias, pues, al inmenso equipo de Manos Unidas. Manos que se unen para ayudar. Manos que se unen para sanar, alimentar y educar. Manos que se unen, simplemente, para salvar. Que nunca nos falten vuestras manos unidas.