2.4 Pascua y Camino
Una vez que Moisés junto a su hermano, el sacerdote Aarón llegan a
Egipto, con el carácter propio que imprime el hablar en nombre de Dios, estos
llegan a sensibilizar a la comunidad israelita, para que acepten marchar
dejando atrás el Egipto que simboliza el paganismo y llegar al sitio donde
darán culto a Dios, siendo nuevamente un pueblo que se purificará por medio de
las aguas del mar rojo, en un sentido profundamente bautismal.
Este proceso
evolutivo se acompaña de catástrofes naturales que podemos explicar en la
actualidad desde un punto de vista histórico o científico, pero que en aquellos
años fueron consideradas –nueve plagas- como signos de la ira de Dios con los
paganos egipcios. Por ello ante la dureza del corazón del faraón de dejarles
marchar, Dios considerando a todo su pueblo como una sola persona (similitud comparativa
con Abraham o Jacob/Israel) y teniéndolo por su único hijo primogénito:
“Ex 4,22-23 Tú dirás al Faraón: Esto dice el Señor:
Israel es mi hijo primogénito. Te
digo que dejes salir a mi hijo para que me sirva; si no le dejas salir, yo mataré a tu hijo primogénito".
Por ello se nos
explica que la muerte del hijo del faraón es una señal concreta. Ante la
celebración pascual, ante el paso del Señor por su pueblo y el contacto directo
de Dios con ellos, hay que estar preparados, asumiendo de una manera efectiva
que el llevar a término los planes de Dios puede significar para muchos el
llegar hasta la sangre.
Pero sin lugar
a dudas, por medio de la décima plaga y anuncio de la muerte de los
primogénitos, sin lugar a dudas comienza a estructurarse de una manera
maravillosa, toda la forma –rito- y cuerpo –espiritualidad- de la Pascua judía
como celebración de celebraciones.
Todo ha sido perfectamente
organizado: el día diez del primer del año se escoge el animal y el catorce por
la noche se sacrifica y se come, sin dejar nada para la mañana siguiente;
“Ex 12,2 "Este
mes será para vosotros el principal, el primero de los meses del año. 12,3 Decid a toda la comunidad de Israel: El
día diez de este mes cada uno se procure
un cordero por familia, un cordero por
casa. 12,6 Lo guardaréis hasta el día catorce de este
mes; entonces todo Israel lo inmolará
entre dos luces. 12,8 Esa misma noche
comeréis la carne asada al fuego, con panes sin levadura y hierbas amargas. 12,10 No
dejaréis nada de él para la mañana siguiente;
si queda algo, lo quemáis.”
los ázimos duran siete
días;
“Ex 12,15 Durante siete días
comeréis panes sin levadura; desde el primer
día quitaréis la levadura de vuestras casas, porque el que en estos días coma pan fermentado será
extirpado de Israel. 12,16 El día primero
y el día séptimo tendréis asamblea santa. En ellos no haréis trabajo alguno. Solamente podréis preparar
la comida que vayáis a tomar.”
la noche de la pascua
comienza con la salida de Moisés que abandona la corte del faraón;
“Ex10,28-29 El Faraón le dijo:
"Retírate de aquí y guárdate bien de presentarte
de nuevo ante mí, porque el día que vuelvas, morirás". Moisés dijo: "Has dicho bien; no volveré
a presentarme ante ti".
a la caída de la tarde se
celebra la liberación anticipada con el sacrificio del cordero;
“Ex 12,6 Lo guardaréis hasta
el día catorce de este mes; entonces todo
Israel lo inmolará entre dos luces.”
sigue la noche
horrenda en la que se funden el rito y el hecho
“Ex
12,29-31.42; A medianoche el Señor mató a todos los primogénitos de Egipto, desde el primogénito
del Faraón, su sucesor en el trono,
hasta el primogénito del esclavo, recluido en la cárcel, y a todos los primogénitos de los animales. El
Faraón se levantó de noche, él,
todos sus servidores y todos los egipcios, y hubo llanto general en Egipto, porque no había casa
donde no hubiera un muerto. El
Faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, todavía de noche, y les dijo: "Pronto, salid de en medio de
nosotros; vosotros y todos los israelitas,
id a servir al Señor como habéis dicho. Noche de vela fue aquella para el Señor, cuando los sacó
de Egipto. Ésta debe ser una noche
de vela en honor del Señor para los israelitas en sus generaciones. 13,21-22;
13,21 El
Señor iba delante, de día en columna
de nube para marcarles el camino, y en columna de fuego de noche para alumbrarles; así podían caminar tanto de día
como de noche. La columna de nube no
se apartó del pueblo de día, ni de noche
la de fuego.”
Es esa noche cuando Egipto
e Israel se encuentran frente al mar y de noche comienzan a pasarlo. Tres
momentos componen el final: alborea;
“Ex 14,20 interponiéndose
entre el campo de los egipcios y el campo
de Israel. Para unos la nube era oscura, mientras que para otros alumbraba la noche, de suerte que
no pudieron acercarse unos a otros
durante toda la noche. 14,21 Moisés extendió después su mano sobre el mar, y el Señor, por medio de
un recio viento del este, empujó el
mar, dejándolo seco y dividiendo las aguas. 14,24 Antes
de la madrugada, el Señor miró desde la
columna de fuego y de nube a las huestes
egipcias y las desbarató.
amanece;
“Ex 14,27 Moisés
extendió su mano sobre el mar, y al amanecer volvió
el mar a su estado normal, mientras los egipcios en su huida topaban con él. Así precipitó el Señor a
los egipcios en medio del mar.”
y llega el día
escatológico, definitivo, cuando los israelitas, libres contemplan los
cadáveres de los egipcios vomitados por el mar;
“Ex 14,30-31 Así salvó el Señor aquel día a Israel de
mano de los egipcios, e Israel vio
a los egipcios muertos en la orilla del mar. Israel
vio el prodigio que el Señor había obrado contra los egipcios, temió al Señor y creyó en él y en Moisés, su
siervo.
Por ello por
medio de estos signos se configura la noche sagrada y ritual, que hasta
nuestros días nos llegará como la más densa de la historia de la salvación.
Pero para llegar a ellos, Moisés como ungido por el Señor por medio de sus
obra, tuvo que pasar un proceso evolutivo de desprendimiento, de escucha de
acercamiento hacia aquello que le llamaba sin cesar, el Espíritu de Dios.