CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

sábado, 25 de junio de 2016

FLASH DE LA PALABRA DE DIOS. DOMINGO XIII T.O. C

Flash de la Palabra de Dios. Domingo XIII T.O. C.

La vocación en sí misma, es una iniciativa o llamada que sale al encuentro de la vida de cada persona. Igual pasa con el creyente que siente la necesidad imperiosa de acudir a la llamada del Señor (1 Reyes 19,16b.19-21). Una llamada que se hace desde la libertad más absoluta, pues el Señor propone su mensaje a toda persona de buena voluntad (Gálatas 5,1.13-18). 

Es cierto que entraña unos riesgos el seguir los pasos de Jesús, pero quien lo logra, llega a experimentar lo que es trabajar por el Reino de Dios y su justicia (Lucas 9,51-62). Es dar plenitud a la causa por la justicia social, el bienestar y la salvaguarda de la dignidad de toda persona humana que sufre en el mundo, que está atribulada y necesita entrañas de misericordia y que se le trate con fraternidad. 
Y estas realidades del mundo a las que el/a cristiano/a de cada lugar tiene necesidad de mitigar, son inexcusables. No se le puede dar culto a Dios, dejando de lado aquello que pueden hacer nuestras manos. 
Es un camino duro, cierto; pero la consecución de sus fines siempre superará con creces los obstáculos que se presenten, pues tendremos la dicha de decir que: “el Señor es el lote de mi heredad”. Lo único que hace falta para trabajar por el Reino de Dios y su justicia es un corazón bien dispuesto, todo lo demás es relativo.

ORACIÓN
Dios y Padre bueno que nos amas y nos buscas,
te pedimos que nunca deje de asistirnos tu Santo Espíritu,
como fuerza renovadora que impulsa nuestro ánimo.
Que Él sea quien nos haga descubrirte
en cada rostro humano,
en cada persona necesitada de fraternidad;
pues solo acogiendo, respetando y restituyendo
las dignidades quebrantadas –como hizo tu hijo Jesús-,
podremos ser dignos de estar ante Tu presencia
y sentir, que Tú eres el lote de nuestra heredad.
Te lo pedimos por Jesús,
nuestro amigo y nuestro hermano. Amén.

Fraternalmente, Floren.


LITURGIA DE LA PALABRA: http://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-de-manana

jueves, 23 de junio de 2016

¿DE QUÉ TE ASOMBRAS SEVILLA? DÍA DEL ORGULLO GAY

¿De qué te asombras Sevilla?

Varias personas me han pedido mi opinión, al respecto de unas banderolas colocadas en pleno centro de Sevilla, con motivo del Orgullo gay el 28 de Junio. Las banderolas en sí, muestran a personas del mismo sexo besándose o personas paseando con atuendos de cuero…etc. Como es natural es ABC de Sevilla (impreso y web)[1] quien se hace eco de la noticia como extraordinaria.
¿Extraordinaria? Es cierto que lo extraordinario es que el ABC no salga del los pases taurinos de Curro Romero, la incesante actividad cofrade de la ciudad y todo lo que es propio de la tradición sevillana y sus aledaños. Bien. 
Pero señoras y señores, Sevilla es mucho más que todo eso. Porque lo que la hace grande, estoy convencido que es su diversidad y no solo sus torres, iglesias e imágenes; que contribuyen a esa riqueza. ¿Cómo se atreve Alberto García Reyes en su artículo “Suspenso en educación sexual” (ABC edición impresa), a tachar las imágenes de “nudismo, obscenidad y mala educación”; utilizando términos como “templos genitales, reivindicaciones exhibicionistas desagradables, inmoralidad y despiporre carnal”? 

Estas imágenes de personas besándose, ojo, ¡¡PERSONAS!! no causan violencia ni incitan a nada. Gustaran o no gustaran, como a muchas personas les puede gustar o no que Sevilla la corten de cabo a rabo para tal o cual manifestación o procesión; pero no es violencia. Y si no es violencia y encima se hace eco de una realidad, considero muy positivo apostar de una vez por la normalidad y no atacar cíclicamente con estos órdagos lo que no es tradicional. 
Una de las cosas que nos dejan claras estos ataques, es que de muchas personas que se dicen ser solidarios y respetuosos, NADA DE NADA. Hipocresía de la buena y al mejor precio, pues todo al 50% y sálvese quien pueda. 
¿De qué te asombras Sevilla? Si a lo largo de la historia siempre han existido estos besos entre tu gente desde la clandestinidad. ¿Acaso reniegas de tu principal valor, que es la libertad?
Sevilla, como sus pueblos, es o ha sido judía, cristiana y musulmana, de izquierdas y de derechas. Los sevillanos y sevillanas son creyentes y no creyentes, sevillistas y béticos, heterosexuales y homosexuales, gordos o flacos, feos o bonitos, ricos y pobres, bisexuales y transexuales, con derechos y sin derechos…etc. 
Y si cada una de esas realidades se muestra como se muestran estas fotografías, yo diré que si que está bien; mientras mi opción y mi espacio en mi ciudad se me permita tenerlo en libertad y cuando me corresponda. 

¿Por qué no pone el ABC el grito en el cielo, cuando hemos sabido que el arzobispo de Sevilla, no permite a cristianos homosexuales rezar en una iglesia diocesana, cuando Jesucristo se partió la cara por los desfavorecidos? Pues probablemente porque ninguno de ellos compra este medio de comunicación. 
Acabo. Mi enhorabuena a Sevilla, a quienes impulsan esta muestra fotográfica, a quienes la disfrutan y a quienes respetuosamente la toleran. Y es que como dicen las sevillanas: “Sevilla tiene una cosa, que solo tiene Sevilla”.

BREXIT O EL DESAMOR BRITÁNICO HACIA EUROPA

Brexit, o el desamor Británico hacia Europa
Lo primero que he hecho para opinar al respecto es informarme de lo que significa esa palabra que llevamos meses escuchando en prensa, radio y televisión; BREXIT. [1] Brexit es una abreviatura de dos palabras en inglés, Britain (Gran Bretaña) y exit (salida), que significa la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Se ha convertido en la palabra más pronunciada al hablar del referéndum, aunque solo se refiere a una de las dos opciones del mismo. La otra alternativa del sí, es BREMAIN (Britain y Remain: permanecer), pero no ha tenido el mismo éxito mediático. 

Desde un plano general y desde la perspectiva de un humilde y pequeño ciudadano, me pregunto muchas cosas al uso del referéndum de hoy, y una de ellas es a quien perjudica fundamentalmente la salida de Inglaterra de la Unión Europea. Porque es tanto lo que se nos ha argumentado sobre muchas cosas que en absoluto interfieren en la vida de los ciudadanos de a pié, que somos los que conformamos la Unión Europea; que hay ciertas cosas que ya es imposible de creer. Parto de la base de que respecto de Inglaterra y Cataluña, considero que estamos mejor juntos; pero igualmente admito la imposibilidad de que en el tiempo se eternice un anhelo que se modifica en conflicto y afecta a la convivencia de todo el estado. Quiero que Cataluña forme parte de España porque así lo siento, y creo que Inglaterra hace bien en estar en la Unión Europea (aunque sea a medias); pero si mayoritariamente quieren fracturar la permanencia, creo que es algo que no se puede evitar. Volviendo al Brexit, quiero anotar las enormes concesiones que Europa ha realizado para con Inglaterra, siempre que han amenazado con marcharse de la Unión Europea. La clave –como siempre- es Alemania y los dineros y divisas que se mueven a través de las ondas del canal de la mancha. ¿Cabe en cabeza alguna que se permita tanta concesión a Inglaterra cuando aun no tienen la moneda común, pues mantienen la Libra? José Luis Rodríguez Zapatero impulsó en la UE una iniciativa pionera que gravaba las transacciones económicas entre países con pingües beneficios para cada país por donde circulara el dinero. Esa tasa se llamó tasa TOBIN [2], o ITF (Impuesto a las transacciones financieras), que era un tipo de tasa que fue propuesta por el economista estadounidense James Tobin. La idea era muy simple: se aplicaría, en cada cambio de una moneda en otra, un pequeño impuesto -digamos un 0,5% del volumen de la transacción-. Lo que permitiría, digamos que un tributo de grandes fortunas a su paso por los distintos países. El primer país que puso el grito en el cielo fue el Reino Unido y Alemania, que son los principales beneficiados de los movimientos de dividendos y monedas. Respecto de Europa y dejando de lado la economía, ¿qué es lo que verdaderamente se juega Europa en este asunto? Europa tras las últimas políticas de refugiados nos ha dejado claro a muchos millones de €uropeos que el ser humano en sí mismo le importa un rábano. Pues se cierran las fronteras y se da millones de €uros a países no democráticos como Turquía, que en lugar de garantizar la dignidad humana de los que llaman a la puerta de Europa, se limitan a cerrarla, a enviarlos de vuelta tratándolos como ganado y encima quedándose en sus propios bolsillos con un reguero de millones de euros insoportable de digerir para una ciudadanía europea donde tanta tanta exclusión e injusticia hay. Acabo. Si Inglaterra no quiere ser Europa, Bruselas se tendrá que plantear dos cuestiones: 1. Que se ha dejado en el camino hacia la construcción de una gran potencia comunitaria (y fraterna). 2. Si la prioridad son las personas o los €uros.




[1] http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-36484790
[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Tasa_Tobin

martes, 21 de junio de 2016

Y DIOS...? - Oración Luis Espinal s.j.

Y DIOS… ?
A veces, el mundo nos parece vacío, sin Dios.
Hay injusticias, y dios calla.
Ha dejado el mundo tan en nuestras manos,
que tenemos la posibilidad de destruirlo:
y aún de crucificar a Dios.


A lo más, imaginarnos un Dios lejano,
más allá de las nubes,
como una galaxia.
Por esto, en la soledad nos tienta tanto
el tibio contacto humano…

Señor del misterio,
danos a sentir tu presencia
en el corazón de la vida;
queremos hallarte en lo profundo de lo cotidiano.

Estás tan cerca que es un error
salir en tu búsqueda, lejos.
Estás presente entre nosotros,
en cada uno;
te revelas en todo esto que fascina o hiere.
Tú estás presente en nuestra intimidad hecha diálogo,
cuando se enciende el iris del amor interpersonal.

Sabemos que el pecado es solo
una adoración atajada a mitad de camino.
Ven, Señor Jesús.
Pero, en realidad, ya has venido;
ya estás viniendo.
Ya ha empezado la eternidad.

Ahora sólo nos falta ver.
Entre tanto, con los ojos abiertos,
te buscaremos en todos los rostros humanos.
Sabemos que te estás revelando siempre,
en cada sonrisa, en cada problema.

Ábrenos, Señor, el oído,
como una antena expectante,
para escuchar tu latido,
repetido en cada ser humano.

Que no te busquemos solamente en el templo,
sino en la comunión de la góndola y de la acera.
Que no te miremos solamente en el crucifijo,
sino en la crucifixión del suburbio y del penal.

Presente en nuestros hermanos,
sobre todo en los más pobres y oprimidos,
que sepamos encontrarte a Ti, Señor.


Luis Espinal, sj. “Oraciones a quemarropa”

viernes, 17 de junio de 2016

LA OBSESIÓN DE LA HOMOFOBIA - JOSÉ MARÍA CASTILLO, TEÓLOGO

 LA OBSESIÓN DE LA HOMOFOBIA
José M. Castillo (Doctor en Teología)

            Con demasiada frecuencia, de una manera o de otra, nos llegan noticias desagradables y preocupantes de personas o grupos que tienen comportamientos que expresan una evidente obsesión de homofobia. Lo que – como es sabido – consiste en la aversión o rechazo hacia la homosexualidad o a las personas homosexuales (Diccionario de la RAE). Estos comportamientos siempre se manifiestan en formas de violencia, desde el desprecio o el insulto, pasando por la marginación o la exclusión, y llegando (tantas veces) a la agresión contra la dignidad, los derechos humanos, la integridad física o incluso la vida misma. Estamos, pues, ante un fenómeno de consecuencias espantosamente crueles y de cuya gravedad mucha gente ni se da cuenta. 

"cuando un cardenal, un obispo, un sacerdote, por más que aduzca motivos religiosos, sagrados y divinos, si no respeta a las personas – a todos y todas por igual -, ¿cómo va a tener la credibilidad indispensable para hablar de Dios o de Jesús y explicar su Evangelio, de bondad y misericordia con todos los humanos por igual?"

Y como, por otra parte, el número de personas, que son víctimas de esta forma de violencia, es mucho mayor de lo que normalmente imaginamos, se puede asegurar que seguir callando el sufrimiento y la humillación, que este fenómeno desencadena, es una conducta cobarde e indigna, que colabora - desde la pasividad – de forma muy activa y eficaz, en el mantenimiento de este “crimen colectivo” en el que todos participamos (por acción o por omisión) de forma bastante más eficaz de cuanto podemos imaginar. También aquí se puede repetir la severa sentencia evangélica según la cual “el que tenga las manos limpias, que tire la primera piedra”.

Pero no es esto lo peor. Lo más grave, en este desagradable asunto, viene de dos frentes que suelen ser bastante activos en cuanto concierne a este problema. Me refiero al frente de “los obsesivos”, por una parte, y al frente de “los moralizantes religiosos”, por otra. Estos dos frentes se suelen aunar, los unos con los otros, en un potente colectivo, al que gustosamente se suman los “hipócritas”, excelentes colaboradores de esta renovada “Fiesta de Locos”, que ha degenerado, desde los gozosos festejos de la Edad Media (Harvey Cox), hasta las vergonzosas y crueles violencias que hoy tienen que soportar los que han nacido como son y no les queda otra salida en este mundo que aguantar la burla y la amenaza de los que se ven a sí mismos como los selectos, los sanos, los ejemplares, los que se sienten con el derecho y el deber de obligar a los demás a cambiar o desaparecer.
            ¿Qué demonios hay detrás de este brutal y vergonzoso embrollo, que produce y reproduce tanta crueldad desde la apariencia y la conciencia del que se piensa que está defendiendo la honestidad más pura y la sociedad más sana que imaginarse puede?  

"Es un dolor y una vergüenza que haya tantos clérigos que dan la impresión de que les interesa y les preocupa más el sexo que el hecho básico y fundamental de que las personas, todas las personas, se respeten y se quieran."

            No es posible, en el limitado espacio de esta reflexión, ponerse a explicar los resultados de la enorme y certera investigación que sobre este problema se ha llevado a cabo. Sobre los resultados de lo mucho – y a fondo – que se ha estudiado este problema, me limito a pedir que los habladores y sermoneadores, que, cuando menos te lo esperas, sueltan sus sentencias irrefutables y tantas veces insultantes, nacidas de la homofobia, lo primero – me parece a mí – que deberían hacer es ponerse a leer y enterarse de que en este orden de cosas no van a poner una pica en Flandes, ni por supuesto van a resolver el asunto, soltando (con más desparpajo que sapiencia) sus despiadadas condenas contra las víctimas de la homofobia. No, ¡por favor! Si tuvieran alguna idea de lo que sueltan, no se atreverían a decir lo que dicen. El tema es demasiado serio como para despacharlo con cuatro bravuconadas que suenan a burda   palabrería de gente que no da para más.
            Esto supuesto, me quiero fijar aquí en la obsesiva homofobia que con frecuencia se advierte, se nota, se palpa en no pocos “hombres de Iglesia”. Un hecho que llama la atención tanto más cuando sabemos que, por lo que relatan los evangelios, Jesús jamás se preocupó de este asunto. Ni hizo la más mínima alusión a él. El Evangelio no vio peligro alguno en la condición sexual de los humanos. Como es bien sabido, fue el apóstol Pablo quien rechazó con toda energía la homosexualidad (Rom 1, 26-27), que la considera, no solamente como algo “malo”, sino además “antinatural”. Pero aquí es importante saber que, en la mentalidad de Pablo, es igualmente “antinatural” que los hombres se dejaran el cabello largo y las mujeres se lo cortaran (1 Cor 11, 14-15). Lo mismo en Rom 1, 26 que en 1 Cor 11, 14, Pablo utiliza el sustantivo physis, que Pablo utilizaba para expresar lo que es “natural” en el sentido más genérico y amplio de esa palabra. Llegar a otras conclusiones, más o menos precisas y concretas, depende de la mentalidad de cada uno. Los textos no dan para más.

            El problema, que a muchas personas les plantea el tema de la homosexualidad, no proviene de los textos de san Pablo. Este problema se plantea desde el momento en que la sexualidad humana se reduce a la mera genitalidad. Si reducimos la sexualidad humana a la mera capacidad para engendrar, la reducimos, por eso mismo, a la mera condición animal, la capacidad de tener hijos y así perpetuar la especie. Pero sabemos que lo específico de los seres humanos no se reduce a lo meramente biológico, sino que se define específicamente por la capacidad de dar amor y recibir amor. Una capacidad que puede nacer, crecer y vivir lo mismo entre seres humanos de distinto sexo que entre seres del mismo sexo.

            Así las cosas, los responsables de la religión, por respeto a las personas a las que se dirigen en sus enseñanzas, lo mismo que por respeto a la misma religión y su propia credibilidad, deberían ser sumamente cautos, cuidadosos y humanos. No para ganar adeptos, sino para cuidar con el máximo respeto la dignidad e igualdad de todos los seres humanos.  Por esto, cuando un cardenal, un obispo, un sacerdote, por más que aduzca motivos religiosos, sagrados y divinos, si no respeta a las personas – a todos y todas por igual -, ¿cómo va a tener la credibilidad indispensable para hablar de Dios o de Jesús y explicar su Evangelio, de bondad y misericordia con todos los humanos por igual? Es un dolor y una vergüenza que haya tantos clérigos que dan la impresión de que les interesa y les preocupa más el sexo que el hecho básico y fundamental de que las personas, todas las personas, se respeten y se quieran.   

jueves, 16 de junio de 2016

EL JOVEN VICARIO DE KENT

El joven Vicario de Kent
Cuando le crujió la rodilla derecha por segunda vez, casi blasfemó al pensar que ya no estaba para esos trotes, pero la llamada de la reina no se podía desdeñar. Y menos mal que la estancia estaba caldeada, pues la abadesa tuvo la deferencia de mandar encender un buen fuego en aquella gran sala que olía a humedad y a cantorales viejos. “Las Bernardas” –como era llamada popularmente- era una inmensa abadía habitada por setenta y tres monjas, y que estaba situada en la frontera de los condados de Kent y Sussex en el reino de la gran Leonor. 


El palacio abacial era de tan grandes proporciones como el resto de la abadía. De todas formas estaba un poco descuidado. Sucio no, pero no se le apreciaba la pulcritud propia de lugares habitados por monjas. Y es que su abadesa era una mujer austera que habitaba solo una modesta parte del palacio junto a las demás monjas del gobierno abacial. El palacio solo se adecentaba cuando la reina acudía para alojarse en la abadía, y eso sucedía de tanto en tanto. 
La abadesa y él tenían una estrecha relación espiritual y de amistad, cuyo punto de confluencia era el primer ministro de su majestad, un viejo y conocido amigo. Excelentísima e Ilustrísima Abadesa mitrada del Monasterio de San Bernardo de Claraval del Condado de Kent, pero él se podía permitir llamarla simplemente madre Arbila.

Le interrumpió el pensamiento la apertura del portón de la sala y entro la religiosa que gobernaba la portería. Haciendo una leve inclinación le dijo: -Padre Bernardo, está aquí el Señor Vicario de Kent. La monja se retiró dejando entrar a un joven clérigo un poco escuálido y cerró la puerta tras de sí.

Bernardo se levanto del sitial junto a la chimenea y fue a saludar al joven tendiéndole la mano mientras le decía: -así que vos sois el nuevo...; pero el joven le interrumpió con un gesto de la siniestra. –Por favor Padre Bernardo, no se os ocurra nombrarme por mi título. Para vos que podéis ser mi padre o casi mi joven abuelo, soy Alexander.

-Muy bien, os agradezco la deferencia Alexander, dijo el anciano fraile.  Sentaros junto al fuego que bien lo merecen las temperaturas, le invito Bernardo. 
Ambos se sentaron y por unos momentos el joven Alexander recorrió con la mirada la gran sala decorada con estandartes del reino y pinturas de las fundadoras de la abadía. Una gran pintura del Rey Ferdynand padre de la reina Leonor, presidía la sala desde la cabecera de la chimenea tallada en madera.
Bernardo rompió el hielo. 
-Ha sido una sorpresa saber que la reina ha concedido a un hombre tan joven, el nombramiento de Vicario de la capilla del castillo real; con dignidad episcopal, derecho a llevar sotana purpura, solideo, mitra y báculo y la deferencia de ser llamado ilustrísima.

-Y el gobierno administrativo de los quince pueblos pequeños que circundan el castillo. Dijo Alexander.

-Además de sus cuantiosas rentas, apunto el anciano fraile.

-Decidme Alexander, ¿Cómo explicais que la reina os haya concedido tan gran honor, a un hombre del que conoce desde hace tan poco tiempo?

-No tengo una explicación clara reverendo padre. El ser protegido por caballeros y haber sido acompañado hasta esta abadía con una escolta es algo que ya me inquieta, pues considero que junto a mis nuevas obligaciones está el peligro que acompaña a mi persona por ser un protegido de la reina. Además, soy perfectamente consciente de mis limitaciones pues solo soy un pequeño cura protestante nacido en un extremo del bosque de Lydden. No creo que la nobleza del reino y el obispo católico estén demasiado contentos conmigo.

-Bueno, no estás desencaminado Alexander. Pero puedo advertir que no conocéis aun demasiado bien a su majestad, pues de hacerlo tendríais una explicación clara y concisa a todos estos movimientos de nombramientos y otras cuestiones de estado llevadas a cabo por la reina.

Alexander se movió con inquietud en el sitial y cruzó las piernas pues se estaba quemando la izquierda con el cercano fuego.

 –Y supongo que por eso estoy aquí, ¿verdad padre? Dijo el joven.

Bernardo sonrió viéndose reflejado en el joven vicario muchos años atrás, y desde luego lo mismo de vulnerable.

-Sí, por eso estáis aquí. La reina desea que seáis instruido en diplomacia general y he sido elegido por el primer ministro para ser vuestro maestro. Tened en cuenta que la diplomacia desde mi punto de vista, no es algo que pueda aprenderse de los libros. Yo apuesto por hablar, por conversar. Y en función del tema que tratemos yo iré instruyéndote en la ciencia diplomática, que es la facultad de ver una cuestión desde varios flancos distintos y sopesar la situación con la máxima responsabilidad. Y si vas a ser un hombre de estado y miembro del concejo de la reina, debes de tomar tus decisiones y aconsejar al respecto teniendo en cuenta dos premisas inexcusables; y son que lo primero es el interés del reino y en segundo lugar la salvaguarda de la dignidad de nuestra soberana. En el preciso instante en que te saltes estas reglas seras un traidor a la corona.

-¿Me imagino que llegaremos a conocernos bien, verdad padre?, dijo Alexander.

-Eso espero joven discípulo. Por mi parte soy un fraile de bastantes años y aunque os confieso que rehuí en un primer momento la llamada del primer ministro, os miro ahora y veo que sois un joven en el que la reina tiene puesta su complacencia y por ello accederé a veros tres días en semana. Los martes después de tercia hasta vísperas y los sábados desde tercia hasta las vísperas del domingo.

Llamaron a la puerta y el padre Bernardo dijo “pase” con voz potente. Se abrió el portón y entró una monja menuda con una cruz pectoral al pecho. Los dos se levantaron instintivamente. Alexander supuso que era la afamada abadesa Arbila de Kent. Arbila era menuda pero desprendía una dignidad impresionante. Ataviada con un pulcro hábito negro, escapulario, toca blanca ceñida al cuello y una cruz pectoral de madera al pecho; esta monja no dejaba traslucir el poder que tenía por el terreno inmenso que gobernaba y la influencia que tenía en el reino, pues era sabido que era amiga íntima de la reina y su consejera.


“Las Bernardas” eran un misterio por otros muchos motivos, y era una de las cosas que esperaba desentrañar Alexander en los muchos días de lección que le esperaban junto al Padre Bernardo.
(continuará)

Derechos reservados. No se autoriza la difusión del relato.

lunes, 13 de junio de 2016

EL ZAPATO ROJO

El zapato rojo

¡Qué bonito, y que elegante era! Allí estaba como siempre, como los animales que se duermen mucho tiempo con el frío y con el calor salen de nuevo a la calle, a la vida. Lo mismo le pasaba a este zapato rojo. Estaba llamado a lucirse en el pié de mama, en ocasiones en las que había que demostrar compostura, estilo y belleza; aunque aquellas ocasiones se hubieran marchado. Lo último que Amelié recordaba era el bautizo de su prima Martina. Por cierto, parecía el nombre de moda. En todas las familias hay una Martina. 

Se agachó en el suelo y alargando la mano cogió el zapato, con el infortunio de que al levantarse no se percató del cajón abierto del escritorio y se golpeó la cabeza, como tantas veces le había pasado. Y no sería por las veces en las que mama le dijo, “cierra los cajones Amelié”. –Hay que dolor, murmuró mientras se rascaba la cabeza y su coleta oscilaba de un lado a otro. Pero al conseguir tener su premio se le quitó el dolor. Se sentó en su cama y colocó el zapato rojo en la mesilla de noche. Lo contemplo. –Qué bonito era. Y es el zapato de mama, se dijo. Lo cogió –como siempre hacia- y miró el interior. Estaba blanquecino de haberlo utilizado con los polvos higiénicos para el sudor y esas cosas que utilizan los mayores. Hundió la nariz en el hueco y pudo sentir esa mezcla de olores que a ella le gustaba. Piel, polvos higiénicos y el característico olor de los pies de mama. Que no es que olieran mal, no; solo era el olor de los pies de mama. Algo que para Amelié no era en absoluto una barrera, para dejar de admirar e idolatrar a su madre. Menudo zapato. Le encantaba pasar el dedo índice por la inclinación interior de arriba abajo, parecido al tobogán de la plaza de San Martín de su antiguo barrio, donde jugaba algunas tardes con sus amigos. Por un momento se entristeció. Ella era pequeña, pero con entendimiento suficiente como para saber que algo había ido fatal en el negocio de papa. Su casa de antes era grande, tenía un jardín con una piscina y tenían a Dorothea; aquella mujer enorme que hacía de comer en casa y limpiaba por las mañanas. Quería mucho a Dorothea, pero ella también quedó atrás junto a muchas muchas cosas. Aquel día en que todo se volvió gris, ella acababa de llegar del cole cuando vio a dos hombres y una mujer en la puerta de casa. Tenían documentos en las manos. Mama lloraba sin poder parar mientras que Dorothea la consolaba abrazada. Hubo cosas de ese día que su pequeña mente se obligó a olvidar, pero recordaba sin cesar el ver a su madre como loca recoger ropa y utensilios, meterlos todos en el coche, y aquella frase: -Amelié, sube al coche y vámonos que nos han quitado nuestra casa. Papa no estaba allí para explicar lo que pasaba. Se fueron de manera improvisada a un piso de su tía Yolanda, hermana de mama. Asuntos sociales les adjudicó una vivienda al otro lado de la ciudad en un barrio gris y sin flores, donde no conocían a nadie. Durante muchos días, cada día que mama sacaba ropa de las cajas lloraba, pues era consciente de lo mucho que habíamos dejado atrás. Aun recordaba Amelié el día en que su madre saco la caja de zapatos, y calló en la cuenta de que había dejado en la casa grande, uno de los zapatos rojos. Tres años habían pasado ya, y cada día Amelié miraba el zapato rojo en la mesilla de noche, como si de una obra de arte en un museo se tratara. Sintió el cuco del reloj de la cocina en el piso de abajo y una chispa saltó en su cabecita. Era 14 de Junio, un día muy especial. Papa regresaba del lugar en el que trabajaba, tras seis meses de ausencia lejos de ellas. Además era el cumpleaños de mama. Puso en marcha el plan que tenía en mente y recogió de su escondite secreto, los catorce euros que tenía ahorrados de los aguinaldos de los abuelos. Salió de casa por la puerta de atrás y fue de camino al ambulatorio, pues cerca de allí había una zapatería. Al entrar, un señor gordote y bien vestido le preguntó que quería. “–Necesito un zapato rojo de señora del número 34, que sea de charol. -¡ah, y tiene que ser el derecho, porque el izquierdo lo tengo! Es para mi mamá.” No pudo convencer al señor gordote de que solo quería un zapato, y además, por lo que el hombre le dijo solo se vendían juntos, y valían una pequeña fortuna que ella no tenía. “Que complicados son los mayores”, murmuró para sí misma Amelié. Faltaban dos manzanas para llegar a casa, cuando vio un coche gris en la puerta. ¡¡Papá!! Como un resorte, sus piernas se pusieron en movimiento y salto como una pequeña liebre, camino de su casa. Entro en casa gritando: ¡¡papa, papa!! Y tropezó con este por el pasillito de la entrada. Abrazos besos, achuchones y muchas muchas preguntas entre papa, mama y ella. “Sí, papa, el cole bien, tengo una amiga que se llama Teresa y tiene tela de suerte porque tiene dos mamás. He sacado un diez en educación física y ya me lo como todo en el comedor, hasta la verdura papa, jajajaja.” En esas estaban cuando Amelié le dijo a su padre algo al oído con complicidad: -no te olvides que es el cumpleaños de mama. –Hay sí, espera; le dijo su padre. –Toma Amelié las llaves, ve al coche y trae una bolsa de papel que hay en el asiento de atrás. Cuando Amelié la trajo, su padre le dijo que se la entregara a mama. -¿Pero qué os traéis los dos entre manos?, dijo risueña mama. –Dáselo tú, Amelié, es un regalo de los dos. Amelié estaba tan nerviosa que no atinó a leer el logo de la tienda que figuraba en la bolsa. La entregó a mama diciéndole: -feliz cumpleaños mama. Esta cogió la bolsa con adoración de mujer, esposa y madre, y saco una preciosa caja de zapatos del interior. Los ojos de Amelié se abrieron de manera desorbitada. Su madre desató la cinta de seda que ataba la tapa y tras deslizar el papel de seda, se quedó atónita y lanzó un: -¡oohh, cariños míos! En ese instante sacó un maravilloso zapato rojo nuevecito de la caja. Lo miró, le dio la vuelta y sin pensarlo se quitó los zapatos viejos de andar por casa y se colocó el nuevo par de zapatos que había traído papa. Amelié se quedó sin palabras. Era mama. Era ella. Vestida de casa, con un delantal y los dedos oscuros de pelar habas, el pelo desaliñado; pero con posibilidades de ser de nuevo una mujer elegante. Ahora todo encajaba. Aquello era señal de que de nuevo las cosas podían ir bien. La vida se abría paso y la alegría brotaría de nuevo en el minúsculo jardín. Pronto celebraría su cumpleaños e invitaría a su amiga Teresa con sus dos mamas, y quizás otro día hubiera más amigos. Lo importante era que, aunque tuvieron que dejar atrás muchas cosas de la otra vida, nunca se podía perder la esperanza en un mundo mejor, creado por todos con buena voluntad. Y la señal era, que de nuevo en su casa había dos zapatos rojos.

A TODAS AQUELLAS PERSONAS QUE POR UN MOTIVO U OTRO, SE ENTRISTECEN O PIERDEN LA ESPERANZA. Un abrazo fraterno. 
Floren

domingo, 12 de junio de 2016

NO A LA VIOLENCIA Y DESPRECIO HACIA LOS GAYS EN NOMBRE DE DIOS

Hoy en todo el mundo muchas personas habrán fallecido por diversas causas. Naturales, inducidas, violentas, ahogadas en el mar, falta de alimento, violencia de género, infanticidios...etc. En esta vorágine de locura que es el mundo, hoy en Estados Unidos han muerto asesinados por un loco integrista radical, cincuenta personas que estaban divirtiéndose en una discoteca. Su único pecado, no ser heterosexuales y vivir su sexualidad libremente. A este drama de tantas vidas sesgadas, solo el silencio hace justicia.

Hay otras violencias incomparables a estas, pero que causan dolor en los corazones; como aquel que no deja rezar en sus iglesias a personas iguales a los asesinados, gays y lesbianas…etc.
Cada una de estas situaciones más o menos violentas, son el caldo de cultivo para que en la sociedad de cada lado del mar, se creen conflictos entre personas; conflictos generalmente causados por fanáticos religiosos que dicen hablar o actuar en nombre de Dios, menuda burla.
Quiero descansar esta noche poniendo ante el Señor a todas las personas que hoy en cada rincón del mundo han perdido la vida, y especialmente por estos cincuenta muertos, cincuenta y tres heridos y cada uno de sus familiares y amigos y los pueblos y comunidades que se adolecen de tanta pérdida humana. Junto a esto, también pongo a aquellos que están hastiados de desprecio episcopal, a los que protegen el desprecio episcopal  e incluso a las mismas personas que mal nos quieren a aquellos que luchamos por nuestros derechos.
Ojalá, la vida y el entendimiento, nos haga comprender a todos que solo hay un camino hacia la plenitud de la vida, y es la paz y la fraternidad, que brotan de un compromiso y una opción real por la humanidad –autentico rostro de Cristo Jesús-. Ojalá hagamos vida amándonos y respetándonos, y ojalá podamos dejar de lado, todo aquello que lastre nuestra libertad y la de los demás.
Por el descanso de los fallecidos, por el respeto, la libertad y la amabilidad de la vida; roguemos al Señor.
Buenas noches.

PADRE NUESTRO DE ARBELOA
Padre nuestro,
que estás donde el amor se enciende o se serena;
Padre nuestro,
que te llamas amor y al amor nos invitas,
y sólo en el amor nos reconoces
como hijos militantes de tu Reino,
Reino de amor, que crece siempre
más allá de la luz y el universo.
         Y ésta es tu sola voluntad
en la tierra de los hombres
y en los hombres de tu cielo.
         Queremos el pan que día a día se reparte,
el trabajo, el deporte, las risas y los sueños.
         Porque tú nos dejaste todo el mundo
para hacerlo más limpio y más entero.
         Queremos que nos quieras y comprendas
y nos des tu perdón cuando faltamos,
lo mismo que entre buenos compañeros.
         Y entre todos, porque todo será poco,
nos quitemos de los pies a la cabeza
las mil trabas, los muchísimos tropiezos 
que nos ponen quienes tienen de su mano
los mangos de la fuerza y del dinero,
y también los que algunos de nosotros nos ponemos.
         Porque sólo quien ama de verdad
tiene ganas de decirte: “Padre nuestro”.


(Victor Manuel Arbeloa)

sábado, 4 de junio de 2016

EL DOLOR NO PRESCRIBE

El dolor no prescribe
Si usted está de acuerdo con el título, pero no contempla la recuperación de la memoria histórica, deje de leer si le place y así nos ahorramos de estar en desacuerdo y usted no pierde el tiempo.


Creo que era ayer tarde, cuando en televisión vi un reportaje muy interesante sobre las dificultades insalvables que tienen muchas personas, para recuperar los restos de sus seres queridos del Valle de los Caídos, donde reposan junto a Franco -si a eso se le puede llamar reposar-.
En este orden de cosas, respecto del horror del nazismo todos conocemos las causas y las cifras de la barbarie por medio de los medios diversos de difusión; pero es absolutamente distinto el ser consciente de los hechos acaecidos, estando allí en el campo de concentración setenta años después, como pude estar yo en Polonia el año pasado. 
Volviendo a los represaliados de la guerra civil española, podemos decir lo mismo. Sabemos muchas cosas –siendo seguro que es más lo que ignoramos-, pero cuando se consigue tener la oportunidad de poner cara y rostro a una dolorosa ausencia, se logra contextualizar lo ocurrido y se miran las cosas de distinta forma.
Esta tarde he podido conversar con una mujer mayor, de ochenta y dos años. Y comentando las estrecheces de hoy en día, reconocía que aun fueron tiempos mucho más duros los que a ella y a muchas personas les tocó vivir. Se llama Asunción es viuda y natural de Estepa (Sevilla), y no conoció a su padre. 
Relata su historia sentada en una robusta silla de casa, con su andador por delante para salvaguardarla de posibles caídas. Aun tiene vigor en el cuerpo pues ayuda a la familia en la cocina y otros menesteres, que no le exijan demasiada movilidad. Su pelo es absolutamente cano y su rostro, surcado de arrugas y de antigüedad, refleja las mil experiencias buenas y malas que la vida concede a las personas de vida longeva. 
Nunca sale de casa pues su vida según ella está acabada. A la tumba se marchará con una pena muy grande y una congoja que no se acaba, a su padre lo fusilaron hace ochenta años. Ella no conoció su rostro en persona, pero se aferra a su recuerdo con una vieja fotografía coloreada en la mano. Era su padre.
Su niñez fue muy dura, pues careció de la seguridad, estabilidad y amparo de un padre. Su madre y su abuela se marchaban temprano al campo para realizar labranza, dejándola en casa encerrada con el almuerzo puesto en la mesa. Así estuvo varios años, hasta que su madre pudo llevarla al colegio de las Hermanas de la Cruz.
Llegó casi a mendigar el trozo de pan negro que le daban por el racionamiento. Comió muchas noches collejas, un pequeño brote verde silvestre del campo. Y para colmo de la desesperación, reconoce haber comido en varias ocasiones –como si fueran alcachofas crudas- corazones de “alcauciles”, un espino grande y duro del campo que nace en los terraplenes.
Su madre casi llegó a la inanición, al dejarle siempre su ración de comida a la niña.
A su padre de lo llevaron una mañana cualquiera cuando ella era muy chica. Supo a los años que durante ocho días, su madre estuvo llevándole el desayuno y almuerzo al presidio local de Estepa, nuestro pueblo. Hasta que al octavo día le dijeron a su madre que no dejara allí comida, que los presos no estaban ya allí. 
Para desesperación de la joven esposa, no le dijeron donde estaba, pero se temió lo peor. Esa mañana del octavo día, lo llevaron junto a cuarenta personas más, hasta las “paerillas” del cementerio del pueblo vecino de Lora de Estepa. Los pusieron muy juntitos en la tapia que da hoy día a la A-92. Los fusilaron uno a uno con un tiro en la sien, y los enterraron en una fosa común en el mismo cementerio.

Quizás solo deban bastar estas palabras para explicar la intencionalidad del escrito, pero me obligo a preguntar: ¿cómo en aras de la paz social se puede negar la recuperación de la memoria, y negar a estas personas la recuperación de los restos de sus seres queridos? ¿Cómo es posible que haya personas que tengan la indecencia de justificar la NO recuperación alegando que se abren heridas? 
¿Le preguntamos a Asunción? Su padre murió por ser tachado de rojo o libre pensador. Fue a todas luces una muerte injusta. Le quitaron su vida. Una vida imposible de reparar con un millón de oraciones o monumentos. Una vida que era de él, del padre de asunción, el cual se fue a la tierra sabiendo que dejaba una pequeña a la que nunca vería hacer la primera comunión. Eran pobres, eran sencillos, eran despreciados por el régimen de entonces, pero eran personas.
Su dolor, el dolor de Asunción, ese dolor endurecido y candente de ochenta años de edad no prescribe. Y solo hay que ponerse en el pellejo de esta anciana, para comprender el drama que aun subyace en muchas personas de España y otros pueblos masacrados donde se hicieron limpiezas ideológicas. 
¡Ojo, señores y señoras! Ni Paracuellos del Jarama, ni la Sierra de Granada o Ronda, ni la batalla de Toledo ni la del Ebro, ni de izquierdas o derechas, ni rojos o azules. Vidas perdidas, que en todos los casos posibles merecen descansar en una tierra que merezca las lágrimas de sus familiares.
Escribo este artículo, porque esta tarde en vísperas he leído el evangelio de la viuda de Naín, en Lucas 7,11-17. Teniendo presente la conversación con Asunción esta tarde y leyendo a Jesús decir a la viuda con su hijo muerto: “Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: «No llores.»”; se me ocurre preguntar, ¿quién consuela tanto dolor que está vivo y que no prescribe? Y cuidado, con ochenta años de dolor a nadie se le puede pasar la mano por la espalda o decirle “ellos ya están en el paraíso”. Hay que actuar desde la justicia social, como lo haría el Señor; con determinación suficiente para sacar los muertos de sus tumbas y darle una sepultura digna ante sus familiares. Lo contrario es cobardía absoluta y dar la espalda a Jesucristo, que dio su vida testimoniando la entrega y el servicio hacia los más indefensos del mundo.
De la indiferencia ante el dolor que no prescribe, líbranos Señor.
Buenas noches.

Fraternalmente, Floren.

viernes, 3 de junio de 2016

CORAZÓN DE MISERICORDIA - FIESTA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Corazón de Misericordia

Jesús tuvo un corazón, con todas sus válvulas, ventrículos, miocardio y arterias propias de la construcción cardiovascular. Un corazón que latió durante una treintena de años -desde la 5ª semana de embarazo de María- y que se paró en el instante en el que aquella lanza del soldado, le causó aquella herida mortal. No podemos saber si la herida profundizo en el corazón, pero fue una herida de mortal necesidad. 

El caso es que ese corazón, el de Jesús de Nazaret, latió como el tuyo y como el mío. Se aceleró por muchos motivos y se ralentizó en su tensión arterial en otras tantas ocasiones. ¿Qué tensión arterial produce cada circunstancia de la vida? Pues a eso mismo estuvo sujeto Jesús de Nazaret. Esto es así, es real y absolutamente plausible. Y lo sagrado, lo divino y lo celestial que sobre este corazón se dice o se hace; es algo que sirve fundamentalmente para rendir culto divino y exclusivamente para observar a Jesús desde una distancia prudencial, desde donde les gusta a muchos creyentes contemplarlo. 
En los documentos más antiguos del magisterio de la iglesia, se anatematiza la sola contemplación de la dimensión humana de Jesús eximiéndole la condición divina. Por otro lado Eutiques, el promotor del “monofisismo” afirmaba que era al contrario, que Jesús solo era absolutamente divino. Como comprenderás, cada cual se quede con lo que quiera. Pero una cosa está clara desde mi punto de vista, y es que Dios –nuestro Padre-, nos sale al encuentro cada día a cada hora y en una “multiformidad” que en ocasiones es complicado descifrar. 
Pero ahí tenemos que estar, atentos y dispuestos a dar la talla sin demasiadas complicaciones. A mí me gusta esta fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. Me alegra y estimula mi fe el hecho de que el hijo de Dios hubiera sido un humano como yo, y esa es mi meta. Un Dios que se nos revela como amor en la segunda lectura de hoy. Un Dios que en Deuteronomio (7,6-11) nos sale al encuentro en nuestra vida, como he dicho antes. 
Un Dios que desde el evangelio apuesta por la vida sencilla y el elogio de la sencillez. Y un Dios que como canta el salmista de hoy (Salmo 102), es compasivo y misericordioso. Considero por tanto, que solo el cuerpo a cuerpo nos puede hacer mensajeros de este amor que emana Jesús. Y creo que solo lo lograremos acercándonos sin miedo ni escrúpulos ninguno, a aquellos corazones que necesitan calor, efectividad, respeto y sobre todo, los corazones que tienen quebrantada su dignidad. 
Para hacer esto hay que ser bastante poco en la vida, pero hay que ser humano sobre todo y llevar humanidad por el mundo. Aunque valoro mucho la oración, pues “es un grito que se lanza al cielo para que nos sea devuelto humanizado”; he sabido de una convocatoria un poco extraña sobre una oración a nivel nacional para que “España sea un altar toda entera”. 
Bueno, con todo respeto hacia esta extraña convocatoria, si algo nos sobran en España son altares y los que están, están bien donde están –valga el juego de palabras-. Pero si algo hace falta en España y en el mundo, son corazones que se estremezcan ante la injusticia humana, la pérdida de derechos libertades y las burlas hacia los desfavorecidos que causan los poderes dominantes –eclesiásticos incluidos si los hubiere-. 
Jesús no pasó de largo ante ninguna injusticia, ni causó escándalos considerables. Su apuesta fue la HUMANIDAD y por ello perdió el pellejo. Ojalá esta fiesta nos sirva para rendir culto al Corazón de Jesús, adorándole en aquellos corazones que necesitan sanación de humanidad y MISERICORDIA. Amén.