"En esta comunión de amor que es el cuerpo de Cristo, su Iglesia, a veces se introducen inconsecuencias que hacen sufrir mucho. ¿Huiremos entonces de esta comunión? Eso nunca. No podemos sino concurrir, desde el otro extremo de la tierra, si fuera preciso, para discernir el milagro de una presencia, la de Cristo, el Resucitado"