“Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.”
(Salmo 89,12)
Bueno, son ya 35 años los que cumplo; una edad como para pensarse
ciertas cosas. Y esta mañana en Laudes lo hacía. Es hora de tener un corazón y
una mente sensatos y con los pies en el suelo.
Al menos lo intento. Lo cual no es suficiente, pero considero
volcar toda mi firme voluntad para llegarme a una coherencia y una
responsabilidad. Por mi parte, seguiré caminando en la vida y buscando la
verdad. Esa verdad que cada cual busca, para una vez encontrado consigo mismo,
irradiar lo mejor de nuestras personas para la construcción del mundo.
El cumplir años, como el fin de año, me evoca una evaluación de mi
vida o al menos del año que me –nos- ocupa. Ha sido un año difícil en muchos
sentidos, maravilloso en otros.
Hoy aun a pesar de la efemérides, tengo en mi corazón el dolor de aquellos que lo pasan mal y se encuentran sin casa por desahucios u otras acciones.
Pero por dar gracias, doy gracias a Dios a la vida y al mundo, por el aprecio de las gentes, por el respeto demostrado entre unos y otros. Por la solidaridad efectiva demostrada entre las personas, por la gente que vive y se expresa libremente.
Hoy aun a pesar de la efemérides, tengo en mi corazón el dolor de aquellos que lo pasan mal y se encuentran sin casa por desahucios u otras acciones.
Pero por dar gracias, doy gracias a Dios a la vida y al mundo, por el aprecio de las gentes, por el respeto demostrado entre unos y otros. Por la solidaridad efectiva demostrada entre las personas, por la gente que vive y se expresa libremente.
Yo como escribí antes, sigo buscando incesantemente el camino que
mi ideal personal me traza. Y por esa senda estoy sujeto al error y a la equivocación.
Llegado ese momento, espero de los que viven junto a mí, me corrijan fraternalmente.
Para rectificar y resarcirme de mis palabras, o para refrendarlas si fuera
preciso.
No existe la perfección bajo el cielo, y por ello aun siendo
inalcanzable es a ella a la que debemos de aspirar.
Me despido con los versos que en otra ocasión publiqué aquí. Son de
Pedro Casaldáliga y como siempre, los hago míos con su permiso.
Buen día a tod@s. atte. Floren de Estepa.
No habré hecho el amor, no habré tenido
la gloria humana de engendrar, mi nombre
no dará nombre a nadie; no habré sido,
en la acepción cabal del mundo, un hombre.
De soledad en soledad migrado,
sin más amor que el viento y el servicio,
tu hoy voraz habrá sido mi cuando;
mi navegante paz, tu Precipicio.
¿Te habré amado a Ti, Amor amado,
haciendo el buen amor de otros mil modos,
buscándote en la gracia y el pecado,
sintiéndote en el grito y en la herida,
reconociéndote amable en todos,
dándote nombre en mi pequeña vida?
(Pera Casaldáliga, +Obispo)