CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

jueves, 29 de noviembre de 2012

CELEBRAR EL ADVIENTO "MANIFESTAR LA TERNURA, CREAR ESPERANZA"


"Manifestar la Ternura, crear Esperanza"

Adviento: el tiempo de la venida del Señor. Eso significa la palabra latina adventus: venida, advenimiento. Una palabra que se aplicaba especialmente a la llegada de algún personaje importante, y que ahora nosotros dedicamos al único personaje realmente importante, Jesús.

Al inicio del año litúrgico, preparando la celebración de la Navidad, dedicamos unas semanas a contemplar esta venida: a esperarla, a desearla, a prepararla en nuestras vidas y, en definitiva, a celebrarla. Porque, ciertamente, al tiempo que anhelamos que venga el Señor, y nos queremos convertir para ser para él «un pueblo bien dispuesto», ya podemos también vivir la alegría de su presencia en nuestras vidas.

Aun a pesar de las circunstancias. El Adviento que comenzamos nos lleva al ciclo litúrgico “C” de la mano de Lucas y su comunidad. Lucas, hombre culto y entendido en medicina, expresa en sus escritos una bondad y una sensibilidad, propia de quien se fija en los detalles, y capta cual es lo primordial para el maestro Jesús.

A lo largo de los domingos, los evangelios nos mostraran un camino a seguir, un anhelo que completar, un gozo que compartir y una mano tendida que dar.
No solo de pan vive el hombre y no solo de fe vive el hombre.

En esta etapa concreta que vivimos, estamos llamados a dar forma al rostro del niño Jesús, en la ternura y en la esperanza que se desprende de actitudes humanas y sinceras.

¿Qué tenemos que hacer? Dar efectivamente y darnos conscientemente, para crear humanidad por medio de la solidaridad efectiva. Creemos en el Señor, sí; pero creamos en el poder del amor. Y ese poder no se siembra en macetas, sino que debe ser fermento y masa creado por cada uno de los y las que decimos seguir los pasos del maestro. ¿Dónde moras Jesús?, venid y lo veréis. Allí nos espera.

Tu sabes el lugar. ¡ánimo y feliz adviento!!


*HINMO PARA COMENZAR. AMAR A DIOS ES...

Amar a Dios es...
aunque te vayan golpeado el alma cada día,
una y otra vez, decirle:
contigo, puedo.

Amar a Dios es...
no dar un buen consejo, sino amar
un poquito a quien necesita.

Amar a Dios es...
decirle cada día
dame fuerza para seguir.

Amar a Dios es...
descubrir que el tiempo es
demasiado importante,
para desperdiciarlo.
Amar a Dios es...
oír gritar silenciosamente,
como los demás piden amor.
Amar a Dios es...
Descubrir al mundo
que la mejor medicina es amar.
Y la mejor terapia el perdón.
Amar a Dios es...
Aprender a ser feliz,
a través del sufrimiento.

Amar a Dios es...
comprender que la distancia
entre un "si pero".
y un "si quiero"
es estar comprometidamente
enamorado.

(Charo Sánchez)

*LITURGIA DE LA PALABRA

+ Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,28b-34):

En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?» 
Respondió Jesús: «El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que éstos.» 
El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.» 
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios.» Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

*UNA POSIBLE REFLEXIÓN

Las primeras generaciones cristianas vivieron obsesionadas por la pronta venida de Jesús. El resucitado no podía tardar. Vivían tan atraídos por él que querían encontrarse de nuevo cuanto antes. Los problemas empezaron cuando vieron que el tiempo pasaba y la venida del Señor se demoraba.

Pronto se dieron cuenta de que esta tardanza encerraba un peligro mortal. Se podía apagar el primer ardor. Con el tiempo, aquellas pequeñas comunidades podían caer poco a poco en la indiferencia y el olvido. Les preocupaba una cosa: «Que, al llegar, Cristo no nos encuentre dormidos».
La vigilancia se convirtió en la palabra clave. Los evangelios la repiten constantemente: «vigilad», «estad alerta», «vivid despiertos». Según Marcos, la orden de Jesús no es sólo para los discípulos que le están escuchando. «Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: Velad». No es una llamada más. La orden es para todos sus seguidores de todos los tiempos.
Han pasado veinte siglos de cristianismo. ¿Qué ha sido de esta orden de Jesús? ¿Cómo vivimos los cristianos de hoy? ¿Seguimos despiertos? ¿Se mantiene viva nuestra fe o se ha ido apagando en la indiferencia y la mediocridad?
¿No vemos que la Iglesia necesita un corazón nuevo? ¿No sentimos la necesidad de sacudirnos la apatía y el autoengaño? ¿No vamos a despertar lo mejor que hay en la Iglesia? ¿No vamos a reavivar esa fe humilde y limpia de tantos creyentes sencillos?
¿No hemos de recuperar el rostro vivo de Jesús, que atrae, llama, interpela y despierta? ¿Cómo podemos seguir hablando, escribiendo y discutiendo tanto de Cristo, sin que su persona nos enamore y trasforme un poco más? ¿No nos damos cuenta de que una Iglesia «dormida» a la que Jesucristo no seduce ni toca el corazón, es una Iglesia sin futuro, que se irá apagando y envejeciendo por falta de vida?
¿No sentimos la necesidad de despertar e intensificar nuestra relación con él? ¿Quién como él puede despertar nuestro cristianismo de la inmovilidad, de la inercia, del peso del pasado, de la falta de creatividad? ¿Quién podrá contagiarnos su alegría? ¿Quién nos dará su fuerza creadora y su vitalidad?
Señor, que Veamos Tu Rostro.
(José Antonio Pagola)

*PRECES POR EL MUNDO Y POR LA GENTE
Padre bueno que en el Adviento nos llamas y nos buscas, atiende las súplicas de estos hijos tuyos que te ruegan por este mundo ancho e inabarcable, desbordante de seres vivos y lleno de noticias de todos los países, respondemos diciendo –te lo pedimos, Padre-.

-Oremos por ese otro mundo, mas pequeño y más cercano, de los que nos pertenecen: la familia,  los amigos, los que comparten nuestras preocupaciones y los que dependen de nosotros. Por todos ellos, te pedimos Padre.

-Oremos por todos aquellos que viven a la sombra de los acontecimientos mundiales y por quienes pasan desapercibidos cumpliendo tranquilos con su deber, resignados a su destino. Por aquellos que son espontáneamente justos, sencillos y acogedores; por las madres que cuidan de su familia, y por los médicos y enfermeras que cumplen en silencio con su obligación. Por todos ellos, te pedimos Padre.

-Oremos por los hombres y mujeres que tienen grandes responsabilidades sobre la comunidad y por quienes con sus palabras y opiniones influyen sobre acontecimientos importantes: haz que no soporten la injusticia, que no elijan el camino de la violencia, que no tomen a la ligera ninguna decisión sobre el porvenir de los demás. Por todos ellos, te pedimos Padre.

-Oremos por nuestros semejantes cuya miseria vemos a diario en los periódicos  y en la televisión; por las victimas del racismo; por los millones de seres que a diario son victimas del hambre. Por los que luchan por un trozo de tierra que legítimamente les pertenece. Por todos ellos, te pedimos Padre.

-Oremos también por los que están enfermos cerca de nosotros, por los que han tenido un accidente, por los despreciados, por los que carecen de toda seguridad, por todos aquellos a los que de un modo u otro les resulta difícil convivir con los demás. Y por todos nosotros, para que no seamos crueles ni intolerantes ni vivamos a costa de los demás. Por todos ellos, te pedimos Padre.

-Oremos por todos los que luchan por su libertad individual, por los que afianzan y legitiman cada día su amor por medio de la comprensión y la amabilidad, por todos los que se sienten llamados a vivir y transmitir el evangelio. Y por nosotros mismos, y por esta pareja que hoy manifiesta su compromiso ante esta comunidad aquí reunida, para que Dios nos haga capaces de trabajar por este mundo y seamos arrastrados por la fuerza del Espíritu. Por todos nosotros, te lo pedimos Padre.

-Por nuestros familiares queridos que siendo Templos del Espíritu Santo, quedaron en el camino de la vida y que ya gozan de la presencia del Padre, para que junto a la multitud de los Santos, se alegren y gocen junto a nosotros. Oremos, te lo pedimos, Padre...

-Cada cual pida lo que le dicte el corazón desde la fraternidad...


*PADRE NUESTRO (de Arbeloa)
Padre nuestro,
que estás donde el amor se enciende o se serena;
Padre nuestro,
que te llamas amor y al amor nos invitas,
y sólo en el amor nos reconoces
como hijos militantes de tu Reino,
Reino de amor, que crece siempre
más allá de la luz y el universo.
         Y ésta es tu sola voluntad
en la tierra de los hombres
y en los hombres de tu cielo.
         Queremos el pan que día a día se reparte,
el trabajo, el deporte, las risas y los sueños.
         Porque tú nos dejaste todo el mundo
para hacerlo más limpio y más entero.
         Queremos que nos quieras y comprendas
y nos des tu perdón cuando faltamos,
lo mismo que entre buenos compañeros.
         Y entre todos, porque todo será poco,
nos quitemos de los pies a la cabeza
las mil trabas, los muchísimos tropiezos  
que nos ponen quienes tienen de su mano
los mangos de la fuerza y del dinero,
y también los que algunos de nosotros nos ponemos.
         Porque sólo quien ama de verdad
tiene ganas de decirte: “Padre nuestro”.

(Victor Manuel Arbeloa)


*ACCIÓN DE GRACIAS PARA FINALIZAR

Después de saciaros, daréis gracias así:

        Te damos gracias, Padre Santo,
        por tu santo Nombre,
        que hiciste morar en nuestros corazones,
        y por el conocimiento y la fe y la inmortalidad
        que nos diste a conocer
        por medio de Jesús, tu siervo.
        A ti sea la gloria por los siglos.

        Acuérdate, Señor, de tu Iglesia,
para librarla de todo mal
y hacerla perfecta en tu amor,
y reúnela de los cuatro vientos,
santificada,
en el Reino tuyo, que has preparado.
Porque tuyo es el poder y la gloria por los siglos.

Venga la gracia y pase este mundo.
Hosanna al Dios de David.
El que sea santo, que se acerque.
E l que no lo sea, que haga penitencia.
Maranathá. ¡Ven, Señor Jesús! Amén.

¡Que tu Adviento sea prospero, no lo desperdicies!

Florencio Salvador Díaz Fernandez, Estudiante de Teología Cristiana.
(Se autoriza su difusión indicando su procedencia)