1.3 Celebración actual
El Vaticano II (1965) había
recomendado en la Sacrosantum concilium
(SC) capitulo 109:
“Puesto
que el tiempo cuaresmal prepara a los fieles, entregados más intensamente a oír la palabra de Dios y a
la oración, para que celebran el
misterio pascual, sobre todo mediante el recuerdo o la preparación del bautismo y mediante la penitencia, dese particular relieve en la Liturgia y en
la catequesis litúrgica al doble carácter
de dicho tiempo. Por consiguiente:
a) Úsense con mayor abundancia los elementos bautismales propios de la Liturgia
cuaresmal y, según las circunstancias, restáurense
ciertos elementos de la tradición anterior.”
Fieles
a estas directrices, la reforma conciliar ha vuelto a dar a la cuaresma ante
todo su orientación pascual-bautismal; ha fijado su tiempo desde el miércoles
de ceniza hasta la misa “In Chena Domini”.
Excluida esta misa del tiempo cuaresmal, ya que para conservar la unidad
interna del periodo llamado santo, se considera que la cuaresma concluye ante
el domingo llamado de Ramos o “Passione
Domini”.
De este modo, la semana santa cierra la cuaresma y tiene como
objetivo la veneración de la pasión de Cristo desde su entrada mesiánica en
Jerusalén.
Además
de la riqueza de los textos eucológicos, en la actual cuaresma tenemos también
una abundante serie de textos bíblicos a contemplar. Textos que incluso pueden
ser considerados en clave cristológica si son leídos en el AT, como el texto
del varón de dolores escrito en Isaías 52,13-53,12.
“Is 53,7 Era
maltratado, y no se resistía ni abría su boca; como cordero llevado al matadero, como oveja ante sus esquiladores,
no abría
la boca.”
Y según la orientación que hagamos de las lecturas,
tengamos presentes que se nos ofrecen tres posibilidades de contemplar el
periodo cuaresmal a través de las lecturas dominicales:
a. una
cuaresma bautismal (ciclo A)
b. una
cuaresma cristocéntrica (ciclo B)
c. una cuaresma penitencial (ciclo C)