“Y no llaméis padre nuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos” (Mt 23,9)
BUENOS AIRES (ARGENTINA).
ECLESALIA, 31/01/13.- Estimado Benedicto XVI, nuestro hermano mayor.
Soy Clelia Luro de Podestá, la compañera de vida y de lucha de Jerónimo Podestá Obispo.
Helder Cámara arzobispo de Olinda Recife Brasil, que nos entregó en Roma junto con 2.900 obispos del mundo entero, el Concilio Vaticano II, nos marcó el camino en nuestras vidas, él unió nuestras manos y nos dio su bendición acompañando a Jerónimo en el caminar que Dios le marcaba.
Por una amenaza a muerte de la triple A tuvimos que partir al exilio. Nuestro primer destino fue Roma donde Jerónimo quería entrar al Vaticano anunciándoles el baño de sangre que se cernía sobre nuestra Patria, para que la Iglesia como Institución actuara para evitarlo, pero Roma guardó silencio. En Argentina, los que conducían el Episcopado, con su silencio cuando no con su bendición, acompañaban el Proceso Dictatorial mientras unos pocos lucharon y fueron mártires derramando su sangre.
Después de la Partida de Jerónimo en el año 2000, yo dediqué mis días a entregar nuestra historia en varios libros. En el año 2011 viajé a Roma a presentar la autobiografía de Jerónimo a través de sus escritos “Jerónimo Obispo, Un Hombre entre los Hombres”, y lo hice llegar a sus manos con una carta.
Tengo en espera un libro de cartas y otro de “relato de viajes” que es la historia de cómo nació el Movimiento de Padres Casados.
Con Jerónimo Obispo hemos caminado el mundo de la mano. Así como Pablo eligió irse a caminar con los “gentiles”, con los que sufren persecución por la misma iglesia, por los Derechos Humanos, por ser fieles a sus conciencias o por luchar por la justicia, nosotros hemos recorrido varios países de Europa desde el primer Congreso Internacional en Ariccia, realizado a metros de Castel Gandolfo, donde Pablo VI pasaba su descanso en el verano.
Para Jerónimo era su Diócesis la Diáspora, la de todos aquellos que por ser fieles a su conciencia comenzaban a transitar Caminos de Libertad. En ese entonces éramos en el mundo 130.000 sacerdotes casados. Allí llegó la prensa Mundo Visión y muchos medios que nos entrevistaban pero siempre fueron respetuosos en sus publicaciones, lo mismo que en el Congreso en Ariccia de 1987. No existía para el Pueblo de Dios escándalo alguno.
Roma mientras tanto callaba, mientras, se iba gestando el Movimiento. Su política fue el silencio pensando que así moriría, pero no fue así, se fundó la Federación Internacional que reunió varios países de Europa.
Los años pasaban y el Movimiento crecía y después de recorrer otros países de Europa con Jerónimo, comenzamos nuestros viajes por 9 países de Latinoamérica donde siempre encontrábamos pequeños grupos y así se fue formando la Federación Latinoamericana.
Brasil siempre fue fuerte y organizado porque gozaban de un Episcopado, la C.N.B.B., que a veces los acompañaban o al menos no los censuraban como en otros países. Algunos, como Dom Pablo Evaristo Arns, Dom Lorscheider, Dom Valdir y otros animando a Jerónimo, dándole también fuerza y alegría.
El pueblo no sufre escándalo, más bien se pregunta porqué no se puede ejercer el ministerio en pareja.
Tantos años han pasado de esta realidad y gracias a nuestras presencias el tema del sacerdote casado entró culturalmente en el mundo de hoy.
Con mucho respeto le escribo estas líneas a mi hermano mayor Benedicto XVI, siento que hemos perdido el rumbo, son muchos los que están llamando la atención a Roma: Jerarquías, sacerdotes en ejercicio, que demuestran que el tiempo esta maduro, es un Signo de los Tiempos. Habría que preguntarse ¿porqué se escandalizan los que se escandalizan y quiénes son?
Los sacerdotes que han optado por vivir en libertad y sobre los que ya no pesa en su conciencia la ley del celibato, comprometen su vida siendo fieles a su vocación primigenia, y, unidos a una mujer recibiendo el sacramento del matrimonio, muchas veces bendecido por hijos, en el mundo de hoy son un ejemplo de parejas unidas en una vocación cristiana de ayudar a parir la historia, integrándose en la vida socio-cultural y política de su pueblo.
Escándalos son los que nuestra querida Iglesia nos da a través de la prensa con historias de pedofilia, de sacerdotes que por una ley viven un amor clandestino para dolor de la mujer y que no son libres de reconocer a sus hijos. Escándalos son los problemas económicos del Vaticano que aparecen cada tanto en la prensa. Le aseguro que hoy no son los sacerdotes casados los que dan escándalo.
He querido llegar a sus manos porque recibí por email las “Nuevas facultades de la Congregación para el Clero sobre la dimisión del estado clerical” (IV Simposio de Derecho Canónico 27-29 de septiembre de 2011) concedidas por el Papa a esa Congregación. Esa carta, sin espíritu evangélico sino con un idioma de Derecho Canónico, es escandalosa, podría ser de la Edad Media. Controles y sanciones a miles de sacerdotes del mundo entero que como se menciona muchas veces en La Carta “son escandalosas”. “Los príncipes de las Naciones las dominan con imperio, mas no habrá de ser así entre vosotros, sino que el que manda será servidor de todos…” (Mc 10, 42-43). Espero que no lo enojen mis palabras pero son dichas con Fe y de buena Fe.
Debemos volver al Vaticano II donde se dice que la Iglesia era el Pueblo de Dios en marcha, donde se nos habla de la primacía de la conciencia, donde se nos habla de una Iglesia Colegiada no dividida. Para eso Jesús, que fue laico y llegó a ser sacerdote, cuando murió en la cruz nos dejó su mensaje: “Que todos sean uno para que el mundo crea” (Juan 17:21 frase que eligió Jerónimo como su lema de obispo).
¿Es tan difícil unirnos cuando hay un solo mensaje, el de Amor, de Justicia y de Paz? ¿O será éste el momento necesario en el que todo el “Pueblo de Dios en Marcha” convoque a un nuevo Concilio Vaticano Ecuménico?
Dios nos está dejando tocar fondo para que despertemos y comencemos a construir en pos de la Plenitud Humana, sin temor y con Esperanza, esa Esperanza que no falta en los Profetas siendo éstos fieles a la Luz. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
Clelia Luro de Podestá