ADIÓS AL
PAPA
"Gracias
Joseph Ratzinguer, te saludo como hermano en Cristo Jesús del cual eres testigo
y discípulo, como todo bautizado"
Acabo de ver
en directo la última audiencia general del Papa Benedicto XVI, en la cual se ha
despedido de todos los asistentes en su lengua particular y de los cuales, ha recibido
la gratitud por su ministerio. Al saludar a los asistentes de habla hispana, el
papa nos ha dicho que “en este año de la fe, renovar la firme confianza en Dios”.
Ha implorado oraciones por su persona y por los “señores cardenales, que tienen
la gran tarea de elegir a su sucesor”.
Creo que
ante una despedida como esta, sobran las palabras altisonantes o las críticas
destructivas. Aun así –y entendiendo que nunca gozó este papa de mi simpatía personal,
aunque sí de mi respeto-, creo que el paso más responsable que ha dado ha sido
el de renunciar a su ministerio, al sentirse extenuado por su tarea.
Llegado a
este punto, este papa deja muchas cosas en el aire. Cosas que serán retomadas o
ignoradas por su sucesor, según el talante de este y su ideal conservador o
continuista, pues sabemos por experiencia que lo progresista no es cosa de los
papas.
"aprovecho
para pedir al Señor que la firme renovación de la fe en Dios, la hagamos desde
la persona. Ignorando si fuera preciso, todas las circunstancias personas o
cosas, que puedan ser un lastre en nuestra vida de fe."
De todas
formas, si el mundo ha encajado bien la renuncia de un papa, debe encajar
igualmente otras situaciones, sean excepcionales o no. El poder de la iglesia –asunto
último sobre el cual enseñará el papa- y su injerencia en los gobiernos de
muchos países. El sacerdocio femenino. El celibato opcional. La renovación de
la vida sacramental. La apertura a la participación de los laicos en la vida de
la iglesia, lastrada por el absurdo poder concedido al ministerio del presbiterado. Renovación y/o revisión de la moral sexual. La renuncia a todo tipo
de privilegios fiscales o de la índole que sea…etc.
Muchos de
estos asuntos deberán de ser atendidos, pues tarde o temprano y por una causa u
otra, la iglesia recibirá de la sociedad y de la misma comunidad cristiana y católica,
un toque de atención para evaluarlos.
Yo valoro
muy positivamente el último mensaje del papa a los cristianos de habla hispana:
“renovar la firme confianza en Dios”. Es vital para los que creemos, pero es
aun más vital e importante, para todos aquellos que tienen una fe
deslocalizada, por causa del desanimo que les infligen los que son la
representación de la autoridad de la iglesia en la comunidades locales.
“Al que
tiene, se le dará; pero al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener”
Lc 19, 11-28. Este texto nos habla de la perseverancia en la fe. Es bueno tener
fe, siempre y cuando esta fe sirva a la edificación del mundo. Quien manifieste
que fe y caridad son inseparables se equivocan de pleno. Pues se puede tener fe
y ser un fundamentalista, un cacique y un tirano. Desde el plano de la caridad
o humanidad, cualquiera está en situación de desplegar sus virtudes sin que
tenga que mediar una creencia determinada. ¿Acaso no basta creer en el hombre –en
la persona-, para desde ahí establecer mi punto de partida?
"El nuevo papa debe atender la solicitada apertura a la participación de los laicos en la vida de la iglesia, lastrada por el absurdo poder concedido al ministerio del presbiterado"
Por ello, en
este día anterior a la renuncia del papa, agradezco su labor, su entrega –pues conscientemente
lo habrá hecho lo mejor posible-, su inteligencia y su mensaje. Y aprovecho
para pedir al Señor que la firme renovación de la fe en Dios, la hagamos desde
la persona. Ignorando si fuera preciso, todas las circunstancias personas o
cosas, que puedan ser un lastre en nuestra vida de fe. Ignorando todo aquello
que nos aparte del compromiso y nos pretenda llevar –de la mano del nefasto
paternalismo- hacia la manipulación, el exceso de los ritos o la intransigencia
dosificada del poder y la manipulación. Nada de esto último, tiene que ver con
Jesús de Nazaret. Lo suyo fue otra cosa. La gente sin complejos y que se
prestan a testimoniar, a ser fieles a Él mismo desde la persona. ¿Qué puede
Dios sin la mujer y el hombre de hoy? Nada. Mantengámonos pues, unidos aunque
sea fraternal o cordialmente. Pero siendo conscientes de que no es posible
vivir “a Dios rogando y con el mazo dando”.
Gracias
Josehf Ratzinguer, te saludo como hermano en Cristo Jesús del cual eres testigo
y discípulo, como todo bautizado.