José Arregui - Teologo.
¿Qué es la fe sino ese consuelo que te permite pisar la tierra, como suelo
sagrado, y dar un paso hacia tu hermano? Hablo de fe, no de creencias.
Hablo de fe, no de religiones.
Cuando digo”fe,” digo esa llamita que chispea sin cesar en todos los
corazones, también en el tuyo, aunque a veces la sientas apagada. Es el mismo
fuego que arde en el corazón de la Tierra y de las estrellas, de los átomos y de
las galaxias. Es la llama de la Vida. Y la llama de la Vida es el Corazón del
Universo, y late en cada una de tus células y neuronas.
Eso es la fe, y no tiene que ver con religiones ni creencias, sino con el
latido libre y universal de la Vida. Esa fue la fe de Jesús, más allá de sus
creencias. A esa Vida poderosa y tierna llamaba él “Dios” y la invocaba
tiernamente como abbá. Por esa Vida se sentía feliz y libre, y por su
causa arriesgó la vida.
El cristianismo –católico en nuestro caso– como sistema de creencias, ritos y
normas morales, como organización jerárquica, como estructura de poder, como
entramado de complejos y a veces turbios intereses… eso es otra historia. No es
lo de Jesús.
Cuando 70 obispos españoles se reúnen en Asamblea Plenaria, eso es el sistema
que necesita funcionar, y no digo que esté mal: depende de que para qué quieren
que siga funcionando el sistema.
Cuando el presidente de la Conferencia Episcopal española, el cardenal Rouco,
ante la dramática situación de la crisis y del paro creciente, y ante las
medidas del Gobierno que empobrecen más a los más pobres, se limita a apelar
vagamente a la fe y a la caridad, me digo que eso no es la fe que animaba al
corazón de Jesús.
Cuando el Gobierno de Rajoy acaba de aprobar un decreto que niega a los
inmigrantes en situación irregular el derecho a ser atendidos por un médico o un
hospital, y Mons. Rouco no ha alzado la voz ni ha exigido a toda la Asamblea que
se ponga en pie y grite NO contra este decreto en nombre de Jesús y del
Evangelio, entonces me digo que ellos están en otra cosa: que el Evangelio de
Jesús no les interesa, que a ellos les importan las creencias y el mantenimiento
del sistema, pero no los dolores de la pobre gente, no la llamita del corazón,
no la Vida.
Cuando Mons. Rouco ha repetido por enésima vez la obsesiva y errónea consigna
del papa actual: “sin fe no puede haber verdadera caridad”, identifica la fe con
creencias, y así profesa una gran mentira. Basta abrir el Evangelio y leer la
parábola del buen samaritano o del buen increyente. Basta mirar la historia:
¿qué guerra, tortura, explotación y dictadura no ha sido legitimada por la
jerarquía católica con todas sus creencias? Hace justo 75 años, Gernika fue
bombardeada por un caudillo católico creyente y practicante que contaba con el
beneplácito y la bendición de todos los obispos españoles (solo uno, Mateo
Múgica, alzó la voz y fue desterrado).
Seas o no creyente, cuida la fe: esa llama profunda y secreta, pues de ella
depende el brillo de tu sonrisa y el futuro de la Tierra. Cuida el corazón de tu
vida, el corazón de la Vida. No dejes de palpitar y de sentir. No dejes de
respirar, de sentirte libre y de tender la mano a la Vida que, muy cerca de ti,
reclama cuidado.
¿Y las creencias? Están bien si te hacen más bueno y feliz. Están bien, si no
te aferras demasiado a ellas. Si te aferras demasiado a ellas, acabarán
impidiéndote ser más bueno y feliz.
Viene de: http://www.atrio.org/2012/05/la-fe-%c2%bfque-fe/comment-page-1/#comment-56566