CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

viernes, 18 de mayo de 2012

NO NOS RINDAMOS ANTE EL DESAMOR


Fatigoso día, el que casi concluye. Fatigoso, por el continuo afán de trabajar desde antes de que el sol naciera hoy. ¡Gracias al creador por el trabajo, y a los clientes por su confianza! Además, hace días me lesioné una costilla en una tremenda caída con la bicicleta y al no poder descansar, estoy muy cansado hoy.

Pero bueno, llegará el asueto, y las buenas lecturas y las reflexiones y cosas de ese estilo. Por mi parte, la liturgia de las horas en la tarde, es como cada viernes muy penitencial.

Perdóname Señor, perdonadme personas que junto a mí convivís. No me dedico a la perfección de una manera sobre valorada. En ese caso soy modesto. Aun así, el oficio de lectura hoy recomienda desde la carta de Juan (3,11-17) que nos amemos los unos a los otros. El amor es el origen de la relación de Dios con los hombres.

No me resigno a una vida de amor, fraternal, pasional, sensible cuidado, sexual…etc.

Sea como fuere es amor, y con eso basta y de Dios nos proviene, para compartirlo, para su disfrute y para expandirlo.

No nos resignemos al amor, con las personas que merecen la pena. Lo demás no importa, porque seguro responde a fines determinados. No nos dejemos aun a pesar de la adversidad de los anónimos, de los contratiempos. Dios, desde la humanidad del hombre, es mucho más que los poderes los intereses y los paternalismos desaforados.

No os olvidéis, no os resignéis, no nos demos por vencidos.

Paz y bien en esta noche. Yo

Me marcho. Mañana trabajo desde las cinco de la mañana. ¡¡que madrugón, por favor!!

Para orar. A CUALQUIER HORA (recomendación de José Arregui en ATRIO)



Todo menos rendirnos, Señor.



Todo menos sentarnos,

desolados, a esperar la muerte en vida,

la mediocridad, la derrota.



Es solo que solos no podemos…

aunque a veces creamos tener la llave,

la rienda, el timón o la energía.



Es solo que si Tú no enciendes el horizonte

caminamos en círculo hacia ninguna parte.



Es solo que si Tú no incendias

el corazón y la entraña

las piernas no saben adónde ir.



Es solo que si Tú no lates en nosotros

falta el aliento…

… Y por eso no podemos rendirnos,

que Tú no desesperas de nosotros.



(José María Rodríguez Olaizola, SJ)