La sociedad desigual
Si algo hay claro, en lo que está sucediendo ahora mismo en España, es que
quienes nos gobiernan están gestionando las cosas de manera que nos llevan
derechamente y con prisa hacia un modelo de sociedad cada día más desigual.
Quiero decir, por tanto, que el problema más grave, que en este país tenemos
planteado, no es un problema económico, sino un problema constitucional. El
Gobierno del PP, que no hizo la vigente Constitución (ya que entonces no existía
el PP), se está cargando la Constitución.
(José Mª Castillo y Florencio Díaz)
Y se la está cargando porque está liquidando, a marchas forzadas, uno de los
principios constitucionales más básicos, el principio que quedó bien definido en
el artículo 14 de nuestra Constitución: “Los españoles son iguales ante la ley,
sin que pueda prevalecer discriminación alguna”. Ahora bien, un Gobierno que
gestiona las cosas de manera que la educación y la sanidad cuentan cada día con
menos dinero, para atender a todos los ciudadanos por igual, es un Gobierno que
tiene. como proyecto, un modelo de sociedad que será irremediablemente desigual.
Porque será una sociedad en la que los hijos de los ricos irán a buenos colegios
y serán cuidados por los mejores médicos y en las mejores clínicas, al tiempo
que los hijos de los trabajadores, de los parados y de los pobres, irán a
escuelas públicas mal atendidas y peor costeadas; y tendrán que esperar en las
listas de espera para que los atiendan en hospitales en los que las urgencias se
van a ver cada día más abarrotadas. Todo esto, ya empieza a ser así. Los
gobernantes nos dicen que todo esto es provisional. Pero lo que todos vemos es
que las medidas económicas, que están tomando, nos llevan derechamente a un tipo
de sociedad en el que habrá una pequeña elite de gente privilegiada y más
adinerada de lo que es ahora mismo, al tiempo que el resto de la población
vivirá como pueda, educará a sus hijos como pueda y remediará sus males donde
pueda y cuando pueda.
Se nos dice que todo esto tiene que ser así porque no hay otra salida de la
crisis. Pero, ¿de qué crisis? ¿de la crisis “económica” o de la crisis
“ideológica”? No es verdad que no haya más que una salida de la crisis. Porque,
si nos atenemos a lo que dicen los entendidos en economía, resulta que hay
tantas salidas como economistas. Si es que de verdad hablamos de dinero, hay
otras posibles maneras de repartir el dinero. Y lo saben muy bien quienes nos
gobiernan. Lo que ocurre es que, hablando de dinero, de lo que realmente se
habla es “otro modelo de sociedad”. El modelo de sociedad desigual, el que hemos
tenido en España durante siglos, el que se quiere recomponer e imponer. El
modelo de los ricos que mandan. Y de la inmensa masa de los pobres y los
trabajadores que se someten y hacen lo que les conviene a quienes manejan el
capital.
Así las cosas, ¿quién levanta la voz para protestar de lo que está pasando?
Protestan los trabajadores, los estudiantes, lo indignados del 15 M… Pero, ya se
sabe, los que tienen el mando en sus manos nos recuerdan enseguida que todo lo
que nos pasa es culpa de Zapatero y sus gentes. O sea, se nos dice que todo se
reduce a un problema económico. Y que la economía, bien gestionada, es la
economía cuyo modelo ejemplar es la señora Merkel a la que hay que seguir con la
mayor fidelidad posible. Pero nadie se atreve a decir que el problema es mucho
más grave. Porque lo que se nos quiere imponer es una sociedad desigual, en la
que los ricos estén donde estuvieron siempre. Y los pobres en su sitio, abajo y
aguantándose con paciencia y resignación a la suerte que les ha tocado en la
vida.
Yo esperaba que la Iglesia – a quien se le supone una autoridad moral
importante – levantara su voz alertando a la gente de lo que se nos viene
encima. Pero, ya lo estamos viendo: los obispos, a lo suyo: a clamar contra lo
mal que están y lo peligrosos que son los homosexuales. O, en otros casos, a
decirle a la gente que, si todo el mundo tiene que apretarse el cinturón, los
obispos no tienen que apretarse cinturón alguno. Porque, como acaba de asegurar
Mons. Rouco, si se le toca al dinero de la Iglesia, a quien realmente se le toca
es al hambre de los pobres. Porque eso es lo que ha venido a decir el cardenal
de Madrid cuando le ha dicho al Gobierno y a la opinión pública que tocarle al
dinero de la Iglesia es dañar a Caritas o sea, a la pobre gente que pasa hambre.
¿Y no pensó en esto el Sr. Rouco cuando el papa vino a Valencia, y luego a
Santiago y Barcelona, y luego a Madrid? ¿Tiene claro el Sr. Rouco la cantidad de
millones que todo eso ha costado. ¿Por qué no se gastó todo ese dinero en dar de
comer a los que se ven en necesidad extrema desde antes de que el papa viniera a
Valencia? Por favor, señor cardenal, no le haga Vd más daño a la Iglesia. Es
verdad que daño, le hacemos todos. Vamos a reconocerlo con humildad. Pero hay
quienes, por el cargo que ocupan, tienen en todo esto mayor responsabilidad.