Dios no se enfada
Es cierto, amigos y amigas. Dios
no se enfada[1], aunque
en el A.Testamento se le achacara los males del pueblo. Si por algo le llamamos
los teólogos El Trascendente, es porque supera y trasciende la capacidad y el
entendimiento humano. Por ello Dios no se expresa como nosotros lo hacemos. No
necesita hacerlo, pues su propia esencia embarga todo aquello que es vida o
energía vital manifestada en sí mismo.
Estando ya en cuaresma, es indudable que
el Señor no nos pide que hagamos prácticamente nada extraordinario de nuestro
vivir cotidiano, respecto de gestualidad. Incluso relativiza nuestras prácticas
religiosas y devociones si dejamos de lado lo fundamental[2].
Por muy respetable que sea la intención de abstenerse de carne, continuas
confesiones…etc; son cosas que pueden ayudar a la edificación personal de sujeto,
pero no nos garantizan el Reino de Dios en absoluto[3].
La intención de nuestro corazón, esa si le importa a Dios.
Por eso nos anima –desde
Su Palabra inspirada- a que en este tiempo nos prestemos fundamentalmente a la
compasión y el aliviar los malestares de los demás. Creo poder decir que los
católicos –metámonos todos en el saco- estábamos dispuestos a adentrarnos en la
cuaresma de manera sosegada y pacifica dispuestos a cubrirnos de sayal de
ceniza; hasta que el Drag-queen canario llamado artísticamente “Sethlas”,
protagonizó un numero artístico disfrazado de virgen María que se transforma en
Cristo.
Quiero decir dos cosas claras y rotundas.
1ª: Particularmente me parece
algo de mal gusto, aunque quizás lo sea en parte por la distancia cultural que
hay entre islas y península y a la inversa, sin considerar a nadie mejor que
nadie. Yo no me he escandalizado ni me he cabreado, sinceramente. Quién sabe si
este Drag-queen entiende a Jesús y la virgen, como espectáculo y alegría
desproporcionada y por ello los ha representado. Creo que su intención era
hacer algo nunca visto, y lo ha logrado. Vaya que sí. Pero creo que también hay
que considerar a las personas que tienen en la representación de las imágenes
de Jesús y María, el vivo reflejo de Dios y su amparo. Y este chico tiene que
entenderlo igualmente. Es una ridiculización aunque sea en el marco de los
carnavales, pero es una mofa. Lo es. Pongo un ejemplo elocuente. Este chico
Drag-queen, ¿haría semejante espectáculo ridiculizando a su madre, o a un
familiar muy querido que está fallecido? No sé si usted pensará que estoy
sacando la cosa de contexto, pero teniendo en cuenta los sentimientos de las
personas, todo es respetable aunque no todo se pueda llegar a entender.
2ª: Me
maravilla la respuesta airada de muchas personas que incluso quieren llevar a
los tribunales a este chico. Desde luego y en función de lo que dije antes,
solo se pueden argumentar aquí causas personales pues nadie debe demandar a
nadie en nombre de Dios, porque Dios no se enfada. Creo que es desproporcionada
la respuesta del obispado de allí, organizando una misa de desagravio, como
para pedir disculpas a Dios. ¿Hará el mismo obispado un comunicado para que por
canarias no circule ese horrendo autobús propiedad de una organización
ultra-católica, en contra de los niños transexuales argumentando “su verdad”? Probablemente
no.
Por ello, y entendiendo el cabreo ocasionado, animo a que todos nos
desprendamos de hipocresías innecesarias y vivamos la vida desde la sinceridad.
La mejor ofrenda que podemos hacer a Dios es ser dignos de su Reino y su justicia.
Y eso no pasa por hacer con este chico un auto de fe al uso de la antigua
inquisición. ¿Cuál será la hondura del corazón de este chico Drag-queen? Pues quien
sabe si nos pilla la delantera a los ojos de Dios[4].
Atentos, y feliz y serena cuaresma.
[1] Joel 2,
13b: “Porque Dios es compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en
amor”
[2] Mateo
5,24: “deja tu ofrenda allí mismo
delante del altar y ve primero a ponerte en paz con tu hermano
[3] Mateo
7,21ss: “No todos los que me dicen
‘Señor, Señor’ entrarán en el reino de los cielos…”
[4] Mateo
21, 31b. No cito esto en alusión a la Drag-queen y su comportamiento, sino como
significación de la necesidad de no juzgar a nadie a la ligera.