(Publicación impresa en el "Boletín cuaresmal de la Hdad. de San Pedro de Estepa, nº 23 de Marzo de 2017.)
A mis casi cuarenta años, no
puedo decir que tenga una dilatada experiencia en viajar, pues ni siquiera sé
idiomas y eso limita las posibilidades; pero admito que la experiencia de
viajar permite asimilar conocimientos de la historia de ciudades, países,
reinos y civilizaciones.
(1) Por ello, algo que en muchos de mis viajes ha estado
presente y por lo que he recordado a esta entrañable hermandad, es la figura de
San Pedro Apóstol a lo largo del mundo. Visité Italia en 2001, y no cabe
mencionar todo lo que significa Roma y la colina Vaticana, para la Iglesia y el
fundamento de la fe católica. Hace más de doce años que visité Tierra Santa y
recuerdo aun con mucha emoción la visita a la casa de Pedro –de la que conservo
una piedra- en Cafarnaúm o la visita a la sinagoga de la misma aldea, en la
cual Pedro sus familiares y amigos realizaban sus prácticas religiosas; así
como otros numerosos lugares de aquel país en los cuales San Pedro vivió o tuvo
una estrecha relación.
En Rumania –fascinante país- también encontré al apóstol
en muchas iglesias ortodoxas e incluso en la única Iglesia-Catedral católica de
la maravillosa ciudad de Brasov. En Polonia, pude ver una réplica de la que se conoce como espada de San Pedro.
Una de las reliquias más importantes que se conservan del santo. La réplica
está en la catedral de Poznam y fue realizada por Bogdan Puchalski, pero la
espada original se guarda bajo unas estrictas medidas de seguridad en el museo
de la archidiócesis en la misma ciudad de Poznam (Polonia).
Fue en el siglo X
cuando la pieza original datada (2) del siglo I y realizada bajo manufactura del
imperio romano, llega a Polonia como regalo del obispo de Jordania a Mieszko I.
Este príncipe fue el primer gobernante de lo que hoy conocemos como el país
polaco, y bajo el amparo de San Pedro y animado por la posesión de la espada
del santo, tuvo la determinación de consolidar el país y convertirlo al
cristianismo. Hecho determinante para fundamentar las bases cristianas de lo
que luego sería el gran continente europeo.
Respecto del país polaco, añado que
en la catedral de Santa María en la ciudad de Cracovia; se encuentra uno de los
retablos góticos más impresionantes del mundo. En él se representa al colegio
apostólico asistiendo a la Virgen María en su fallecimiento. Lucas la cubre con
sus manos en una talla magnifica del autor, Juan la arropa con el manto. Mateo
la sostiene y a la derecha de esta se encuentra el apóstol Pedro. Es algo
impresionante de ver.
El año pasado visité Rusia y aunque la figura de San
Pedro está presente en casi todos los iconostasios –retablos ortodoxos- de las
iglesias rusas, no es una figura determinante en la devoción popular de la
nación rusa; pues los ortodoxos prestan más culto a santos comunes –popes que
han alcanzado la santidad-, que a los propios apóstoles de Jesucristo.
Aun así,
quiero señalar que San Pedro es de vital (3) importancia para la iglesia ortodoxa,
pues esta iglesia le presta a Pedro la misma consideración que los católicos;
ya que la “patriarquía ortodoxa” –máximo exponente jerárquico de la ortodoxia- es
de similar categoría que el papado. Ambos dirigentes religiosos –católico y
ortodoxo- se consideran investidos de la autoridad que heredaron de los
sucesores de Pedro, aun a pesar del cisma (S. XI) que desembocó en la ruptura y
distanciamiento de las iglesias de oriente y occidente, otrora unidas.
(4)En Moscú
no se puede dejar de visitar la maravillosa Galería Tretiakov, entre cuyas
colecciones destaca la de iconos en la cual destaca San Pedro en muchos de
ellos. En Rusia, el exponente máximo de la influencia de San Pedro sobre
personas que llevan su nombre, lo tienen en Pedro I el Grande (1672-1725), hijo
del Zar Alejo Mijáilovich y su segunda esposa Natalia Kirílovna. Fue emperador
de toda Rusia desde el 22 de Octubre de 1721.
Fue llamado así pues sus padres
lo pusieron bajo el patronazgo del apóstol de Cristo, ya que de trece hermanos
parece que solo sobrevivieron dos. Pedro alcanza el trono cansado de Moscú y
sus intrigas palaciegas, llegando a considerar a esta ciudad vieja y gris. Por
ello, tiene una visión de expansión de su reinado y en una remota región del
norte de Rusia cercana a la desembocadura del río Nevá en el golfo de
Finlandia, en una zona de marisma infestada de mosquitos y humedades, construye
la fortaleza de San Pedro y San Pablo.
Dicha fortaleza está situada en la isla
de la liebre y la circunda el río Nevá. Visto por el Zar Pedro los beneficios
portuarios y fluviales de dicho enclave, decide construir una ciudad de corte
modernista conforme al estilo imperante en Europa; haciéndose aconsejar por
modernos arquitectos y artistas europeos de entonces.
Siguiendo la devoción de
este Zar (5)al santo cuyo nombre lleva, al construirla el zar le otorga el nombre
de San Petersburgo, que significa Ciudad de San Pedro, colocándola bajo su
protección. La catedral construida en dicha fortaleza y llamada catedral
ortodoxa de San Pedro y San Pablo, es mausoleo real de los zares desde su
fundador Pedro I el Grande hasta el Zar Nicolás II y su familia; entre ellos su
hija la famosa Gran Duquesa Anastasia Nikoláyevna.
En San Petersburgo se
encuentra también una de las iglesias más bonitas del mundo, la “Iglesia del
Salvador sobre la sangre derramada”. Artísticamente decorada por fuera a
semejanza de la antiquísima iglesia de San Basilio de Moscú, esta iglesia
relativamente moderna (1883-1907) atesora una increíble superficie de 7000
metros cuadrados de mosaicos que la decoran en la totalidad de su interior, con
piedras preciosas y semipreciosas. Como es de suponer, el apóstol San Pedro
tiene una significación destacada por ser íntimo del Señor. Volviendo al tema
central, concluyo en reconocer la influencia del apóstol Pedro en la cultura,
historia y desarrollo de ciudades y reinados.
(6)Son claros los ejemplos de
quienes han usado de las características de este rudo pescador de Galilea, para
llevar a cabo sus proyectos en la vida, con el mismo tesón, fidelidad y
determinación, con la que Pedro siguió al Señor y luego difundió el Evangelio.
San
Petersburgo ciudad que lleva su nombre, fue luego llamada Petrogrado –ciudad de
Pedro en alusión al rey su fundador-, Leningrado en el comunismo –ciudad de Lenin-,
y finalmente tras la caída del telón de acero sus ciudadanos decidieron en referéndum
devolverle su nombre original, San Petersburgo, en clara alusión al santo por
cuya memoria fue construida. Toda ella es una pequeña Venecia surcada por
canales y el propio río Nevá. Atesora arte en cada esquina, pues cada calle,
plaza o monumento son dignos de contemplar y demuestran la magnificencia de su
fundador el Zar Pedro I el Grande.
En el antiguo palacio real se ubica hoy(7) el
famoso museo Hermitage, uno de los más importantes del mundo y lleno de obras de
arte, muchas de ellas de clara alusión al rey fundador y al apóstol Pedro.
Espero que sean muchas las personas que tengan la oportunidad de ver tan
maravillosos países, tan insignes ciudades, y sobre todo descifrar la huella e
influencia de la figura histórica artística y religiosa de San Pedro y su
influencia por el mundo. Que el apóstol guarde a quienes se acogen bajo su
protección y que su ejemplo e intercesión nos animen a realizar buenos actos
sean grandes o pequeños. Al menos como cristianos, que seamos fieles al
“maestro de Galilea” y su Divina Palabra, fuente de vida y de riqueza para el
cristiano de hoy y de siempre. Fraternalmente, Floren.
(Estudiante de Teología y Sagrada
Biblia) (8)
Detalles de imágenes:
1 Exterior de la Iglesia de San Salvador sobre la sangre derramada. San Petersburgo, Rusia
2 Copia de la espada de San Pedro, Catedral de Poznan, Polonia
3 Detalle del mosaico de piedras preciosas perteneciente a una de las cúpulas interiores de la Iglesia de San Salvador sobre la sangre derramada. San Petersburgo, Rusia.
4 Icono de la magnifica colección artistica de la Galeria Tretiakov, Moscú, Rusia.
5 Oleo sobre lienzo de Pedro el Grande. Museo Hermitage, San Petersburgo, Rusia.
6 Retablo triptico gótico de la Catedral de Santa María en Cracovia, Polonia.
7 Detalle del la escena de la dormición -fallecimiento- de la Virgen María. Quiero señalar la atención del lector sobre el trenzado de manos que hace el apóstol Lucas, protegiendo a la virgen encima de ella. Las imégenes alcanzan más de los dos metros de altura, por lo cual es un conjunto de enormes dimensiones.