CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

sábado, 18 de marzo de 2017

TUS CINCO MINUTOS PARA EL SEÑOR - III DOMINGO CUARESMA A

III DOMINGO DE CUARESMA A. Breve reflexión del Evangelio del Domingo.

"Que importante es ver la vida desde el corazón, dejando de lado prejuicios que limitan la dignidad personal"
HIMNO
Me has llevado hasta tu encuentro para hablarme al corazón
y me persigue tu ALIENTO suave y fuerte como el VIENTO,
GOLPEANDO MI BALCÓN.

Tú que habitas el silencio de mi castillo interior,
me dices que abra las puertas... y mire a mi alrededor.
Si no estuvieran abiertas
¡que las derribe tu FUERZA tu impulso LIBERADOR!,
para que entre todo hermano que necesita mi mano,
mi mesa y mi corazón.

Tú que eres PADRE del POBRE de consuelo y paz DADOR,
me quieres anunciador de alegría y esperanza
para los pasos que avanzan débiles y con temor.
Pero si mi voz no fuera Gozosa y fiel mensajera,
¡ven con tus lenguas de FUEGO, tócame y hazme de nuevo
enviado del AMOR!

LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS
Lectura del santo evangelio según san Juan (4,5-42):
En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía.
Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: «Dame de beber.» Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?» Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.
Jesús le contestó: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva.» La mujer le dice: «Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?» Jesús le contestó: «El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.»
La mujer le dice: «Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla. Veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén.» Jesús le dice: «Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén daréis culto al Padre. Vosotros dais culto a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad.» La mujer le dice: «Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo.»
Jesús le dice: «Soy yo, el que habla contigo.» En aquel pueblo muchos creyeron en él. Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo.»
Palabra del Señor

REFLEXIÓN
“Yo vengo a ti, Jesús, y te pido que me des de beber, a ti que tienes labios secos, para que sacies mi sed, a ti que mueres sediento, para que no muera yo también” (Cáritas). Cuando nos puede el desaliento experimentamos la autentica vulnerabilidad del ser humano. ¡Qué pequeños somos y que indefensos nos sentimos, cuando nuestro universo inmediato se nos derrumba o simplemente no se llega a cumplir aquello que deseamos causándonos frustración! 

Para muchos jóvenes lo inmediato es cotidiano, y por ello en ocasiones se exige demasiado aun cuando es poco lo que se da. La mujer con la que habla Jesús es una persona que ha pasado por mil batallas en la vida. Su “estilo” de vida no responde a lo que la sociedad exige de ella, pero a los ojos de Jesús todo es distinto. Que importante es ver la vida desde el corazón, dejando de lado prejuicios que limitan la dignidad personal y no ven más allá de las apariencias. No así Jesús. El sabe que esa mujer está necesitada de acogida y de esperanza. En el fondo de su corazón, reside el anhelo de aspirar a un “todo” que colme su malogrado interior. Y es precisamente Jesús, el que se postula en forma de manantial de agua que es vida y que hace vivir. El pueblo de Israel vivió en el Éxodo la frustración y el sentimiento de abandono por parte de Dios. Pero, ¿acaso el Señor no nos abandona, sino que somos nosotros quienes no prestamos atención a sus signos? El viene a nuestra búsqueda en la vida. El es el vivo rostro de aquellos necesitados y sedientos que están junto a nosotros. Él, que nos ama, es el “todo” que encuentra la mujer y al que debemos aspirar nosotros. Como brújula de nuestra vida, teniendo siempre un profundo sentido de pertenencia filial hacia Dios, que es nuestro Padre y Jesús nuestro hermano. Ellos junto con el Espíritu son el cauce del ánimo y la esperanza de nuestra vida. Ellos nos harán ser agua viva hasta la eternidad. Ojalá no dejemos de confiar en Dios y en nuestras propias posibilidades en el camino hacia la Pascua. Que Dios te guarde.

fraternalmente, Floren.