Ahora me retiro, pero no quiero hacerlo sin dejar constancia de que el día de hoy y mi oración, han estado con aquellas personas que ayer sufrieron ese accidente en el cual hubo personas que sufrieron quemaduras de consideración. En la preparación de una merienda en una parroquia de Estepa, un accidente provoco el derramamiento de aceite hirviendo y quemaduras a algunas colaboradoras.
Tanto los enfermos como los presentes al acto sufrieron lo indecible ante el accidente y valorando lo que podría haber pasado.
Dolor, mucho dolor.
Precisamente hoy he estado escribiendo y estudiando sobre el dolor.
"¿Porqué del dolor, Dios mío?, es fácil preguntarse. Hubo épocas en las que el dolor era considerado premio celestial, por el hecho de dolerse como Cristo se dolió. El Padre Sertillanges manifestó que “el dolor es útil, […] es un bien”. Quizás pensamientos como este, llevaron a muchos incluso a provocarse dolor para alcanzar tales fines. Sin embargo lejos de la causa del dolor que puede ser variada, pues puede conllevar lesiones físicas o lesiones morales respecto de comportamientos inapropiados, Dios no quiere que sus hijos sufran. Nos hizo humanos y perecederos, y nos ofreció muchas posibilidades de vivir y principios suficientes como para salvar estoicamente las adversidades que nos sobrevienen. Ante el dolor, el cristiano tiene fundamentalmente que escuchar a Dios y cumplir su voluntad. Pero ojo, la voluntad de Dios no se da de cualquier manera, pues no es un mensaje que es revelado de manera milagrera. Cumplir la voluntad de Dios como dijera Sor Veracruz, es “aplicar la amorosidad a cada acontecimiento de la vida”, porque Dios es amor.[...]".
Desde este retiro, mi apoyo total y mi oración ante el dolor, tanto para las enfermas como los familiares y organizadores.
El Señor nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
Paz y Bien.