8. Oración de
conclusión.
“LA HUMILDAD, CAMINO DE ADVIENTO ”
Ayúdame, hermano, a ser humilde.
Ten misericordia de mí y muéstrame
lo que Dios va haciendo con tu vida.
Te prometo acoger y escuchar
tus pasos y tus caídas,
tus ternuras y tus rechazos,
tu alegría y tu dolor.
Quiero ser menos yo y más hermano,
porque quiero descender hasta donde
se encuentra lo más humano,
lo profundamente humano.
Me han dicho que allí se encuentra Dios.
Búscame cuando me pierda
y volveré a casa de tu mano,
a casa para servirte más
y compartir juntos el pan.
Cuando veas brillar en mis ojos
la soberbia y la altanería
y mi boca se llene de palabras vacías,
no apartes de mí tu mirada tierna pero vigorosa,
no dejes de comunicarme la esperanza.
Confía en mi que aprenderé de ti
Y suplicaré también por ti al Padre.
Te pido hermano que me ayudes
a ser humilde con tu ejemplo.
Yo también te lo ofrezco.
Señor Jesús, maestro de humildad,
haznos reconocer nuestra pequeñez,
nuestras vidas, su desnudez
y reconocer tu gratuidad
Padre de misericordia,
concédenos caminar en la humildad
para llegar a la eternidad.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
LAUS DEO