PAN
= LEY / PALABRA = VIDA
"En la plenitud de los tiempos, llegó Jesús, el renovador y el revelador del autentico y humanizado rostro del padre; en él se hace posible el cumplimiento de la palabra, que es medio de vida para el cristiano, como para cualquier persona un trozo de pan tostado."
Me
refiero brevemente, a la Palabra propuesta por la liturgia para este domingo.
Es
demasiado fácil interpretar los textos como un alegato en favor de la
eucaristía, aunque no es imposible, sino plausible. La relación de cada persona
con Dios, es un autentico misterio, y cada cual debe orientarla según sus
posibilidades y entendimiento, desde la responsable interpretación de los
textos.
Pero
entiendo que cuando se nos habla en Ex 16 del alimento bajado del cielo por
Dios en favor de su pueblo, bien podemos entender que lo que se nos expresa es
el convencimiento comunitario de aquellos, al sentirse sostenidos por Dios que
les proporciona una ley, que será la médula espinal de su pueblo y sostén para
sus vidas.
Un método
para vivir la vida, que hace de su cumplimiento la perpetuación de la persona, haciéndola
fecunda en medio de su pueblo como un grano de trigo. No hay mejor comparación
posible que el citado cereal- (Sal 77, 3-54)
Y esta
perpetuación en la comunidad, bien debiera el creyente de afrontarla como
servicio pleno y desinteresado hacia los demás, que demandad el favor de Dios
desde las posibilidades de nuestras manos. ¿Somos acaso dioses? No, pero el que
nos Trasciende solo puede valerse de las obras de nuestras manos, para mostrar
su rostro auténticamente misericordioso entre los hijos de su pueblo. De cada
uno de sus pueblo.
Por ello
la segunda lectura dedicada por Pablo a las gentes de Éfeso (4,17.20-24) nos
anima a vivir nuestra relación con Dios, partiendo de la relación con los
hermanos, haciendo fecunda nuestra vida en el servicio a sus vidas. Siendo así
seremos personas renovadas, dignas de la luz que irradia el Señor, que tiene la
capacidad de transformar el corazón endurecido y alentar al que navega en la
desesperanza
"Os
aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el
que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del
cielo y da vida al mundo." Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre
de este pan." Jesús les contestó: "Yo soy el pan de vida. El que
viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed."
La afirmación
de Jesús en el evangelio, nos confirma lo anteriormente dicho. Todo lo que el
pueblo de Dios -Israel antes y ahora la Iglesia y la comunidad de los
creyentes- han recibido por parte de los profetas, era originario del creador
que ama a su pueblo y desea su perfección. En la plenitud de los tiempos, llegó
Jesús, el renovador y el revelador del autentico y humanizado rostro del padre;
para constatar que en él se hace posible el cumplimiento de la palabra, que es
sustento y medio de vida para el cristiano, como para cualquier persona un
trozo de pan tostado.
Buen
Domingo, sed felices y refrescaos.
Atte.
Floren de Estepa.