2. La experiencia de Dios
2.2 La oración de Jesús
Jesús
deja en herencia a sus seguidores y seguidoras una oración que condensa en
pocas palabras lo más íntimo de su experiencia de Dios, su fe en el reino y su
preocupación por el mundo.
En ella deja entrever los grandes deseos que latían en su corazón y los gritos qe dirigía a su Padre en sus largas horas de silencio y oración. Es una oración breve, concisa y directa, que sin duda sorprendió a quienes estaban acostumbrados a rezar con un lenguaje más solemne y retórico.
En ella deja entrever los grandes deseos que latían en su corazón y los gritos qe dirigía a su Padre en sus largas horas de silencio y oración. Es una oración breve, concisa y directa, que sin duda sorprendió a quienes estaban acostumbrados a rezar con un lenguaje más solemne y retórico.
Los
dos primeros deseos de la oración de Jesús son breves y concisos: “Santificado
sea tu nombre. Venga tu reino”. Según el sentir general, estas dos peticiones
se inspiran en el qaddish (santificado), una plegaria con la que concluía la
oración de la sinagoga y que Jesús sin duda conoció. Sin embargo, el tono y el
clima de esta oración judía es diferente:
“Ensalzado y santificado sea tu gran nombre en el mundo, que él creo por su voluntad. Haga prevalecer su reino en vuestras vidas y en vuestros días, y en la vida de toda la casa de Israel, pronto y en breve”.
“Ensalzado y santificado sea tu gran nombre en el mundo, que él creo por su voluntad. Haga prevalecer su reino en vuestras vidas y en vuestros días, y en la vida de toda la casa de Israel, pronto y en breve”.
Texto íntegro
del Qaddish:
"En este mundo
de Su creación que creó conforme a Su voluntad; llegue su reino pronto, germine
la salvación y se aproxime la llegada del Mesías, amén.
En vuestra
vida, y en vuestros días y en vida de toda la casa de Israel, pronto y en
tiempo cercano y decid Amén.
Bendito sea Su
gran Nombre para siempre, por toda la eternidad; sea bendito, elogiado,
glorificado, exaltado, ensalzado, magnificado, enaltecido v alabado Su
santísimo Nombre (Amén), por encima de todas las bendiciones, de los cánticos,
de las alabanzas y consuelos que pueden expresarse en al mundo, y decid: Amén.
Por Israel, y
por nuestros maestros y sus alumnos, y por todos los alumnos de los alumnos,
que se ocupan de la sagrada Torá, tanto en esta tierra como en cada nación y
nación. Recibamos nosotros y todos ellos gracia,
bondad y
misericordia del Amo del cielo y de la tierra, y decid: Amén (Amén)
Descienda del
Cielo una paz grande, vida, abundancia, salvación, consuelo, liberación, salud,
redención, perdón, expiación, amplitud y libertad, para nosotros y para todo Su
pueblo Israel, y decid: Amén. (Amén)
El que
establece la armonía en Sus alturas, nos dé con sus piedades paz a nosotros y a
todo el pueblo de Israel, y decid: Amén. (Amén)"
Esta
oración de Jesús, llamada popularmente el “Padre nuestro”, siempre ha sido
considerada por las primeras generaciones cristianas la oración por excelencia,
la única enseñada por Jesús para alimentar la vida de3 sus seguidores. La
manera de orar propia de un grupo expresa una determinada relación con Dios y
constituye una experiencia que vincula a todos sus miembros en la misma fe.
Así
entienden también los primeros cristianos el “padre nuestro”; su mejor signo de
identidad como seguidores de Jesús. Los discípulos del Bautista tenían su
propio modo de orar. No lo conocemos, pero, si respondía a su mensaje, era la
oración de un grupo en actitud penitencial ante la llegada inminente del
juicio, suplicando a Dios verse libres de su “ira venidera”.
La oración de Jesús por el contrario, es una súplica llena de confianza al Padre querido, que recoge dos grandes anhelos centrados en Dios y tres gritos de petición centrados en las necesidades urgentes y básicas del ser humano. Jesús le expone al Padre los dos deseos que lleva en su corazón: “Santificado sea tu nombre. Venga tu reino”. Luego le grita tres peticiones: “Danos pan”, “perdona nuestras deudas”, “no nos lleves a la prueba”.
La oración de Jesús por el contrario, es una súplica llena de confianza al Padre querido, que recoge dos grandes anhelos centrados en Dios y tres gritos de petición centrados en las necesidades urgentes y básicas del ser humano. Jesús le expone al Padre los dos deseos que lleva en su corazón: “Santificado sea tu nombre. Venga tu reino”. Luego le grita tres peticiones: “Danos pan”, “perdona nuestras deudas”, “no nos lleves a la prueba”.
Lucas describe las circunstancias concretas en que
Jesús enseñó a los discípulos su oración:
Lc 11,1 "Jesús estaba orando
en cierto lugar. Cuando acabó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor,
enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos".
El episodio ha sido elaborado por el
evangelista, pero nos ayuda a ver como entendían los primeros cristianos la
oración de Jesús.
Esta oración,
como estamos viendo, aunque es amplia y puede ser vista desde diferentes
perspectivas, fundamentalmente es conocida en su expresión máxima y universal
en el Padrenuestro.
Esta oración ha llegado a nosotros en dos versiones ligeramente diferentes.
El análisis riguroso de los textos permite detectar añadidos y modificaciones posteriores, hasta llegar a una oración breve, sencilla, de sabor arameo, que estaría muy próxima a la pronunciada por Jesús.
Esta seria con carácter mas especifico la oración que Jesús enseñó: “Padre, santificado sea tu nombre; venga tu reino; danos hoy nuestro pan de cada día; perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores y no nos lleves a la prueba”. ¿Podemos acercaros al “secreto” de esta oración?.
Esta oración ha llegado a nosotros en dos versiones ligeramente diferentes.
El análisis riguroso de los textos permite detectar añadidos y modificaciones posteriores, hasta llegar a una oración breve, sencilla, de sabor arameo, que estaría muy próxima a la pronunciada por Jesús.
Esta seria con carácter mas especifico la oración que Jesús enseñó: “Padre, santificado sea tu nombre; venga tu reino; danos hoy nuestro pan de cada día; perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores y no nos lleves a la prueba”. ¿Podemos acercaros al “secreto” de esta oración?.
Tengamos en
cuenta que las dos versiones de Lucas 11,2-4 y Mateo 6,9-13, provienen de la
llamada Fuente Q, en la cual se aprecia que el texto de Mateo es más extenso,
pues ha introducido varios añadidos para darle a la oración un tono más solemne
y redondeado, propio de la piedad judía. Lucas, por su parte, introduce
modificaciones de menor importancia.
Tengamos en cuenta que la oración proviene de Jesús. Algunos investigadores piensan que el Padrenuestro contiene “peticiones sueltas” que los discípulos le oían pronunciar y que, más tarde, alguien las recopiló en una sola oración, pero no hay argumentos para defender esta hipótesis.
Tengamos en cuenta que la oración proviene de Jesús. Algunos investigadores piensan que el Padrenuestro contiene “peticiones sueltas” que los discípulos le oían pronunciar y que, más tarde, alguien las recopiló en una sola oración, pero no hay argumentos para defender esta hipótesis.
Autor: Florencio
Salvador Díaz Fernández.
Estudiante de Teología Cristiana.
Índice y
Bibliografía: http://cartujoconlicencia.blogspot.com.es/2012/08/la-oracion-ii-indice-y-bibliografia.html
(Este material puede ser difundido o utilizado, indicando su
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