3. Disposiciones para orar
3.3 Camino
Es
una de las palabras más utilizadas en la Biblia de Jerusalén ya que se
encuentra en 682 ocasiones a lo largo de todos los setenta. En sentido propio,
camino indica la dirección hacia un punto determinado o el espacio que hay que
recorrer para llegar a él.
No podemos esperar de la Biblia una descripción de
camino en cuanto a determinadas vías de comunicación, pero si advertimos como
camino, el sentido según el cual se denota el modo de obrar, o el plan de Dios
y también la conducta moral del hombre.
En el AT la vida del hombre se presenta
como una marcha, un camino hacia Dios y con Dios. Como hemos dicho en varias
ocasiones, la Biblia, como historia de salvación del hombre, es un continuo
caminar de este hacia Dios. Hacia delante o hacia atrás, ya que no siempre
estamos de Dios, todo lo cerca que este quisiera.
Por ello en Abraham tenemos
el mejor ejemplo de los que se ponen en camino. Si el carácter nómada de esta
gran familia encarnada en la persona del patriarca, se caracteriza por el
camino constante que hacen en busca de pastos para el ganado (o sea, por el
sustento como única orientación); luego será Dios el que les invite a ponerse
en camino, pero en camino hacia Él.
Realizando un recorrido que les llevará
hasta la tierra prometida, no sin pasar antes por un sinfín de experiencias muy
variadas.
Génesis 12,1 El Señor dijo a Abrán: "Sal de tu
tierra, de tu patria y de la casa de tu padre, y vete al país que yo te
indicaré. 12,2 Yo haré de ti un gran pueblo; te bendeciré
y engrandeceré tu nombre. Tú serás una bendición: 12,3 Yo
bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan. Por ti serán
bendecidas todas las comunidades de la tierra".
Dios le deja entrever a la
comunidad Abrahámica, que la meta de su andar continuo es Dios y no el mero
sustento. De sustentarlos se encargará él, ya que en su revelación, le advierte
de su permanente asistencia. “Te bendeciré, yo te indicaré, haré de ti,
maldeciré a quien te maldiga…etc”.
Dios anima a caminar pero garantiza su
presencia en el camino de la vida del hombre. Ese camino de vida que es nuestra
vida y la vida de cada humano.
Por ello si admitimos que para estar atentos a la llamada de Dios, o a los cambios experimentados, hay que estar expectantes para saber que quiere Dios de nosotros ante nuestra disponibilidad; -digo que- si para todo esto es preciso –aunque no necesario- el silencio; la misma oración de escucha que contemplamos en los dos puntos anteriores, en esta ocasión suscita una respuesta continuada, de manera que se expresa y ratifica en una acción personal.
Por ello si admitimos que para estar atentos a la llamada de Dios, o a los cambios experimentados, hay que estar expectantes para saber que quiere Dios de nosotros ante nuestra disponibilidad; -digo que- si para todo esto es preciso –aunque no necesario- el silencio; la misma oración de escucha que contemplamos en los dos puntos anteriores, en esta ocasión suscita una respuesta continuada, de manera que se expresa y ratifica en una acción personal.
El orante ya no se
introduce en el silencio sin palabras, en el vacío sin figuras (donde orar es
no-hacer y dejarse en lo divino), sino que escucha la voz del Dios que le envía
para que cumpla su mandato en la vida del mundo, asumiendo desde la convicción
de creyente, la vocación a la que Dios le llama y sea la que sea. Por eso, el
diálogo religioso se vuelve compromiso histórico en cuanto que ese diálogo de
aquel día es punto de partida para caminar, no durante ciertos días, sino
durante una vida entera.
Con la ayuda de Dios, en la guerra del mundo, el
orante se pone al servicio de la paz y del evangelio. No penetra en sí para
perderse en Dios, sino para escuchar su voz y ponerse en movimiento, volviéndose
profeta o mensajero.
Teniendo siempre presente como principio inviolable el
evangelio.
¡Evangelio, evangelio, evangelio!. Todo lo demás en inventado por el
hombre.
Autor: Florencio
Salvador Díaz Fernández. Estudiante de Teología Cristiana.
Índice y
Bibliografía: http://cartujoconlicencia.blogspot.com.es/2012/08/la-oracion-ii-indice-y-bibliografia.html
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