Felipe y Familia:
No te preocupes en averiguar la
causa de este escrito ni de la imagen de mi rostro. Me valgo de muchas
personas, para llevar a cabo mis designios.
Y en mi mirada, la mirada de Jesús
Nazareno de Estepa, están todos los rostros de los hijos e hijas que acuden a
visitarme a mi casa de San Sebastián, o que miran mi rostro en la imagen de un
cuadro, en su casa o en el trabajo.
De ninguno de mis hijos e hijas me
olvido. Ni me olvido de ellos en este mundo, ni en el otro donde reina mi padre.
Por ello, Felipe, estas letras salen de un corazón que siente la añoranza de
los hijos e hijas de Estepa, que un día se marcharon a otras tierras, para
buscar un digno y merecido trozo de pan, con el que alimentarse ellos y sus
hijos.
Se pasa la vida y nos pasamos todos,
pero yo sigo siempre aquí. Jesús de Estepa, es remanso de paz para sus hijos,
vaso de agua fresca en el duro caminar de la vida, anhelo de esperanza en la
dura prueba y en el duro vivir de cada persona.
Me duelen mis hijos e hijas Felipe.
Sobre todo los emigrantes. De vosotros espero que no olvidéis que desde Estepa,
soporto una dura cruz, en la cual están clavados los sentimientos, penas y
aflicciones de cada uno de mis hijos e hijas.
Confía Felipe. Confía porque en esta
vida hay tiempo para todo. Para la tristeza, para el gozo, para la enfermedad,
para la alegría. Si todo ello lo vivimos con amor y esperanza, es más
soportable la vida que vivimos.
Si nos encontramos alegres reiremos
todos, si nos llega la tristeza, todos juntos nos haremos una piña, pues la
amistad y el amor, lo pueden todo.
Sigue siendo una buena persona. Ten
seguro que os tengo a ti, a tu esposa y tus hijos bajo mi mirada, pues esta
llega hasta los confines del mundo y de España, donde hay un hijo o una hija mía.
Y sobre todo Felipe, confía. Confía
en Jesús Nazareno de Estepa.
Con mi bendición.
Fdo.
Jesús