Domingo I Cuaresma, C. EL PELIGRO DE DEJARSE CONDUCIR POR LO INHUMANO
SALUDO A LA “PRESENCIA”
DE DIOS
Te adoramos, santísimo Señor Jesucristo. Aquí y en todas las iglesias
del mundo. Y te bendecimos pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
INTRODUCCIÓN DE LA ORACIÓN
En nuestro bautismo, por
mediación de nuestros padrinos, dijimos NO a Satanás y a sus tentaciones, antes
de decir SÍ a la Alianza de amor, que Dios nos ofrecía. Allí nos unimos a Jesús
en su NO a Satanás y a sus tentaciones que intentaban hacerle abandonar su
misión de hacer volver al pueblo al amor
de la Alianza con Dios. --- Durante la Cuaresma recibimos el reto de hacer real
y verdadero ese SÍ y ese NO. ¿Estamos dispuestos, como Jesús, a ser fieles a
nuestra misión en la vida, a unirnos a Jesús en su NO a todo lo malo y en su SÍ
a Dios, al prójimo y a lo más sano y verdadero de nosotros mismos?
*HIMNO. “GOLPEANDO
MI BALCÓN”
Me has llevado hasta tu encuentro para hablarme al
corazón
y me persigue tu ALIENTO suave y fuerte como el VIENTO,
GOLPEANDO MI BALCÓN.
Tú que habitas el silencio de mi castillo interior,
me dices que abra las puertas... y mire a mi alrededor.
Si no estuvieran abiertas
¡que las derribe tu FUERZA tu impulso LIBERADOR!,
para que entre todo hermano que necesita mi mano,
mi mesa y mi corazón.
Tú que eres PADRE del POBRE de consuelo y paz DADOR,
me quieres anunciador de alegría y esperanza
para los pasos que avanzan débiles y con temor.
Pero si mi voz no fuera Gozosa y fiel mensajera,
¡ven con tus lenguas de FUEGO, tócame y hazme de nuevo
enviado del AMOR!
Tú que eres LLAMA escondida, enciende para que alumbre
la luz de mi misma vida.
¿Qué hago con ella si existen tantas sombras todavía?
¡Con tu SOPLO que renueva mantenla siempre encendida!.
ESPÍRITU que conduces a la unidad y al amor
y sigues como un susurro golpeando mi balcón...
dame primero los DONES que quieres que entregue yo.
¡Haz brotar en mi desierto ramas de almendros en flor!
LITURGIA DE LA
PALABRA
Lectura del libro
del Deuteronomio (26,4-10) “Al Señor Dios, le debemos la vida”
Salmo Sal 90,1-2.10-11.12-13.14-15
“Señor, atiéndeme en la tribulación”
Lectura de la
carta del apóstol san Pablo a los Romanos (10,8-13) «La palabra está cerca
de ti: la tienes en los labios y en el corazón.»
+ Lectura del
santo evangelio según san Lucas (4,1-13):
En aquel tiempo, Jesús, lleno
del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo
fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo. Todo aquel
tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.
Entonces el diablo le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.»
Jesús le contestó: «Está
escrito: "No sólo de pan vive el hombre".»
Después, llevándole a lo alto,
el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: «Te
daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y yo lo doy
a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mi, todo será tuyo.»
Jesús le contestó: «Está
escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto".»
Entonces lo llevó a Jerusalén
y lo puso en el alero del templo y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de
aquí abajo, porque está escrito: "Encargará a los ángeles que cuiden de
ti", y también: "Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no
tropiece con las piedras".»
Jesús le contestó: «Está
mandado: "No tentarás al Señor, tu Dios".»
Completadas las tentaciones,
el demonio se marchó hasta otra ocasión.
Palabra del Señor
LA PALABRA DE DIOS
NOS ILUMINA
Todas las cuaresmas son
significativas por algún motivo, pues la vida alterna las diversas situaciones
que afrontamos y armonizamos con nuestro sentir, con nuestras capacidades. El
cristiano de hoy, al comenzar la cuaresma siempre tiene que tener el horizonte
puesto en la Luz de la Resurrección. Esa y no otra es nuestra meta.
Aun así,
este tiempo que se caracteriza con el color del morado que nos llama a la conversión, nos invita también al
acompañamiento del Señor por un proceso de amor y entrega. Además, estamos en
el Año de la Misericordia.
Y “esta
cuaresma es para todos un tiempo favorable para salir por fin de nuestro
letargo existencial gracias a la escucha de la Palabra y a la obras de
misericordia” (Francisco, mensaje de cuaresma 2016).
Hemos escuchado a
Lucas, el evangelista de la misericordia, en un texto curioso que nos invita especialmente
hoy a los jóvenes a tener “Misericordia
con nosotros mismos”, bajo dos actitudes primordiales, la disponibilidad y el desprendimiento.
Disponibilidad: Es la capacidad cristiana para ponerse en las manos
del Señor. En nosotros, como en Jesús, se encuentra el Espíritu Santo. Ahora
bien, esa fuerza que reside en nosotros debemos saber ordenarla desde la propia
enseñanza de la Palabra de Dios. Y el ordenamiento que necesita es la
conciencia.
Si nos llamamos cristianos, deberíamos de sentir –como Jesús- la
necesidad de ponernos ante Dios, de buscar el momento de desierto; buscando esa
situación propicia en la cual Dios, nos hablara al corazón por medio de nuestra
conciencia. Se puede hacer en solitario y también se puede hacer desde un plano
comunitario, compartiendo.
Desprendimiento: “Jesús, al
final sintió hambre”, dice el Evangelio. Ojo, nuestra hambre no es de pan.
Eso lo tenemos o nos sobra. También nos sobran tecnologías, nos sobra sentido
de la comunicación inmediata, internet, wasapps; nos sobra en ocasiones
inmadurez para decidir responsablemente…etc.
Pero un abrazo será siempre un
abrazo, y la opción por Jesús, siempre será la opción por la humanidad y por
los desheredados de la tierra, principales objetivos de su Reino. Un Reino al
que te llama a participar y a compartir. Sin grandes expectativas pues él no
las tuvo. Jesús se limito a la fraternidad cuerpo a cuerpo, y por ello tuvo la
capacidad de desprenderse de todo lo que no le servía en su relación con el
Padre; y optar por lo que verdaderamente merecía la pena.
Conclusión: El evangelio nos coloca en la disyuntiva de decidir si
queremos una vida preestablecida y absolutamente estructurada, una vida de
sueño, o una vida en la que soñar. Esta segunda opción implica coger la cruz,
llevar las riendas de la vida con determinación y entrega, teniendo los ojos
fijos en el Evangelio de Jesús y los oídos atentos en el mundo, al grito que
reclama nuestro ser cristiano, para como el Padre ser misericordiosos.
En casa,
en el colegio, en el trabajo. En muchos lugares podremos optar por lo rápido,
lo preestablecido y lo que pasa por encima de la persona; o por el contrario
centrarnos en el rostro de Jesús que en cuaresma viene a nosotros desde la
vida.
Cuando acabemos nuestro momento
de oración, nuestro momento de desierto y nos abramos al mundo, comenzara
nuestra verdadera tentación. Lo fácil y el ruido del mundo nos forzará a que
abandonemos los criterios de Dios acerca de la vida.
Aferremonos a la Palabra
de Dios, compartamos la vida en fraternidad, caminemos por el desierto de un
mundo materialista y superficial, ayudando a nuestros hermanos a dar un pleno y
total sentido a la vida, desde la misericordia. ¿De qué está saciada tu vida?
¿Qué bloquea tu sensibilidad y tu misericordia? ¿Tu opción en la vida de cada
día es Jesús?
PRECES de los Fieles
Que el Espíritu Santo inspire
nuestra oración al presentar ante Dios, que es Padre y madre, las grandes
necesidades de nuestros hermanos, de la Iglesia y del mundo entero. Y
digamos: R/ Escúchanos, Señor, y ten
piedad.
Para que el Señor nos dé a
nosotros y a todos los cristianos una fe firme y profunda, que la profesemos no
sólo con nuestros labios, sino que también la vivamos con nuestras obras,
roguemos al Señor: R/ Escúchanos, Señor, y ten piedad.
Para que nosotros, y todos los
atrapados en tareas y afanes materiales y mundanos, busquemos otro alimento,
más allá del solo pan, un alimento más bien espiritual, roguemos al Señor: R/ Escúchanos, Señor, y ten piedad.
Para que nosotros, y todos los
que trabajan para acrecentar su influencia y poder, aprendamos a buscar al
Señor y a adorarle sólo a él, roguemos al Señor: R/ Escúchanos, Señor, y ten piedad.
Para que nosotros, y todos los
que experimentan tentaciones, permanezcamos fieles a Dios y respondamos a su
llamado para servir a Dios y a los hermanos, roguemos al Señor: R/ Escúchanos, Señor, y ten piedad.
Por nosotros, y por todos los que
se ven rodeados por hermanos que sufren pobreza, injusticia,
desaliento y enfermedad, para que el Señor nos haga más sensibles a las
necesidades de nuestros hermanos y les amemos más generosa y eficazmente,
roguemos al Señor: R/ Escúchanos, Señor, y ten piedad.
Oh Dios, Padre amoroso, tú
estuviste al lado de tu Hijo Jesús en el momento de sus tentaciones. Sostén a
los que esperan en ti, y guárdalos en tu
amor, ahora y por los siglos de los siglos.
PADRE NUESTRO
Con las palabras mismas de
Jesús pidamos a nuestro Padre del cielo que esté a nuestro lado en días de
prueba y tentación, y que nos libre del mal. R/ Padre nuestro…
ORACIÓN DE CONCLUSIÓN
Pidamos a nuestro Dios vivo que es Padre y Madre de
todos/as, que sepamos volver nuestro corazón hacia él. (Pausa)
Oh Dios, tú quieres estar cerca de nosotros;
tú nos llevas con tu Hijo Jesús
al desierto de los problemas y las tentaciones
para hablarnos al corazón
y atraernos de nuevo hacia ti con cariñosa confianza.
Abre nuestros ojos, nuestra mente y nuestro corazón
para que desechemos todo lo que nos lleva por el mal
camino
para así buscarte a ti y conocer el plan que tienes
para nosotros y para el mundo.
Que tu Santo Espíritu nos otorgue
la misma mente y las mismas actitudes de Jesús
para que busquemos tu voluntad en todo lo que hacemos
y te sirvamos en
nuestros hermanos y hermanas.
Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
DESPEDIDA
FRANCISCANA
¡Oh alto y
glorioso Dios!
ilumina las tinieblas
de mi corazón.
y dame fe recta,
esperanza cierta y
caridad perfecta,
sentido y
conocimiento, Señor,
para que cumpla tu
santo y veraz mandamiento. (Oración ante el
crucifijo de San Damián (FF 276)
El Señor, nos bendiga nos guarde de todo mal y nos lleve
a la vida eterna.
parte de los materiales provienen de: http://www.ciudadredonda.org/