1.2 Religión
El
latinazgo del cual nos viene esta palabra es (religĭo,-ōnis)
relación del hombre. Religión es el conjunto de creencias o dogmas acerca de la
divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales
para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la
oración y el sacrificio para darle culto. En un primer momento el termino fue
utilizado por los romanos al designar la “observancia” referida al culto de los
dioses religio, palabra que deriva de relegere
(Cicerón), de la cual entendida como la religación con una realidad superior
deriva religare de Lactancio.
Existen
desde luego otras acepciones en la RAE: Religión es también virtud que mueve a
dar a Dios el culto debido, profesión y observancia de la doctrina religiosa, obligación
de conciencia, cumplimiento de un deber…etc.
Sin
lugar a dudas como ya vimos de paso en Mariología, el hombre desde el comienzo
de la civilización siente la necesidad de crear un ser superior, celeste y
excepcional, en el cual poner todo aquello que le supera, no posee o no controla
por sus medios humanos.
El
termino “religión” significaba en el lenguaje teológico durante toda la época
del pensamiento cristiano la relación del ser humano con la divinidad superior
y la virtud por la que aquel tributa a Dios el culto y la adoración que le son
debidos. Este sentido ha perdurado hasta hace solo unas décadas en la teología
católica.
En la época moderna del pensamiento, y sobre todo a partir del
nacimiento y la extensión, desde la segunda mitad del siglo XX, de la ciencia
de las religiones, el termino “religión” designa el hecho religioso, es decir,
ese aspecto del fenómeno humano que ha acompañado al hombre a lo largo de toda
su historia y que constituye el objeto de la historia de las religiones.
El
hecho religioso denominado con el termino “religión” aparece en la historia
humana bajo las formas múltiples y extraor-dinariamente variadas de las
diferentes religiones atestiguadas en la historia de la humanidad.
Las formas
concretas que reviste son tan numerosas y tan diversas entre sí que no faltan
autores que se preguntan si resulta operativo y suficientemente riguroso el
utilizar el mismo término para designar hechos tan diversos como las
actividades-mágico-religiosas atestiguadas por los documentos mudos de la
prehistoria.
La vida toda ella impregnada de la sacralidad pero mezclada
también de ribetes mágicos o animistas (creencia que considera que cualquier
elemento u objeto posee espíritu y fuerza propias) de las poblaciones
pre-literarias, los mitos y cultos politeístas de las grandes culturas de la
antigüedad y las grandes religiones surgidas, siguen orientando la vida de
millones de seres humanos en la actualidad.
Incluso
ateniéndonos a estas últimas, las diferencias entre hechos como el budismo y el
hinduismo, por una parte, y el judaísmo, el cristianismo y el islamismo, por
otra, son tan importantes que cabe preguntarse si es posible sin peligro de incertidumbres
el designarlos con el término religión.
Es
sabido además, que cada una de estas religiones es comprendida por los individuos
que las integran, con una terminología propia que –en muchos casos- dista mucho
del termino religión. Por ejemplo: –“Sanatana Dharma (hinduismo), Dhamma
(budismo), Ciao (China), etc- que orientan hacia significados que no se
identifican con los atribuidos por romanos y cristianos al termino religión.
En
la mayoría de los casos estas religiones de magia y extraños rituales, utilizan
el Dios como deidad que protege, pero no es objeto de los miembros de estos
grupos el “religarse” el relacionarse íntimamente con el Dios y ni mucho menos el anhelar estar junto a Él o
llegarse a Él.
Reconociendo
la enorme variedad de formas religiosas presentes en la historia humana,
podemos decir con convicción que esas formas comparten suficientes elementos
comunes como para que las consideremos realizaciones concretas, diferenciadas
por las circunstancias históricas, sociales y culturales, de un hecho humano
dotado de una estructura común.
Este
hecho humano primigenio es el que designa la palabra “religión”. Con ella designamos
fundamentalmente la estructura significativa y peculiar presente en todas las
religiones y realizada de formas diferentes en cada una de ellas. Esa
estructura le da al hecho religioso su propia personalidad frente a otros
aspectos del fenómeno humano, como pueden ser lo social, lo ético, lo político,
etc… estrechamente ligados con él, condicionados por él a los largo de la
historia y que a su vez lo han condicionado.
Al
decir estructura nos referimos a los elementos comunes a todas las formas
religiosas, los rasgos permanentes y la relación que todos sus elementos
mantienen entre sí, respecto de la organización a la que representan.
Partes
de esta estructura son:
El ámbito
de lo sagrado.
El
Misterio, realidad que determina la aparición del ámbito de lo sagrado.
La actitud
religiosa
Mediaciones
en que hace presente el misterio y actitud religiosa.
Autor:
Florencio Salvador Díaz Fernández.
Estudiante de Teología
Cristiana.
(Este
material puede ser difundido o utilizado, indicando su autoría y procedencia)