5. La oración en la regla
de San Benito.
5.2 Benito de Nursia y su
regla.
San
benito nació en Roma. Joven de sensible delicadeza moral, a quien
escandalizaban los desordenes del mundo en que vivió, se decide a alejarse del
mundo, lejos de los desenfrenos exteriores, para consagrarse al servicio
exclusivo de Dios. Es por ello que sin olvidar que Jesucristo promete su
asistencia a aquellos que se reúnen en su nombre:
“Donde dos o mas se reúnen en mi nombre,
allí yo estoy en medio de ellos”
Y teniendo en cuenta que aunque sea la dedicación a una vida de oración, esta
puede ser vivida desde la socialización, Benito admite compañeros o discípulos
con los que comenzar su estilo de vida.
No se tiene detalles de las primeras
comunidades, pero si sabemos que benito era un hombre muy íntegro y con un gran
don de gentes y capacidad para conducir la voluntad de las personas.
Primero
fundo en Subiaco y en Monte Casino, donde estableció sus principales
comunidades, sin que por ello se viera exento de lidiar con aquellos que
habiéndose acercado a la comunidad naciente, proponían cambios o no se
adaptaban a la norma naciente.
Su vida fue significativa aunque no demasiado
extendida en cuanto a su persona, pero el fruto de San Benito iría mucho mas
allá de su pensamiento, ya que en su llamado “insignificante bosquejo”
de vida monástica, sin saberlo estaba sentando las bases para la ley, código de
conducta o Regla –como fue llamada y es llamada- de San Benito, de todo el
monacato latino existente hasta nuestros días y cuya regla en la columna
vertebral de todas las fundaciones monásticas que le precedieron, hasta
nuestros días.
Autor:
Florencio Salvador Díaz Fernández.
Estudiante de
Teología Cristiana.
(Este
material puede ser difundido o utilizado, indicando su autoría y procedencia)