Reflexión realizada para una reunión balance de curso.
“Esforzaos
en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz” (Ef, 4,3)
Espiritualidad, es vivir según el Espíritu de Dios. A
lo largo de los siglos, variadas han sido las interpretaciones respecto de lo
que es o debiera ser para un creyente, el Espíritu de Dios.
Este Espíritu, en
ocasiones era traducido por “la voluntad de Dios”, equivocando a los creyentes
con este pretexto, para imponer normas determinadas o sobre-dirigir a las
personas. Todo esto ocurre generalmente antes de la llegada de Jesús.
Cuando
este llega al mundo, nos revela una nueva imagen y un nuevo concepto de Dios,
revolucionando de tal modo las conciencias; hasta el punto de entender que no
es posible creer en plenitud, sino revisamos nuestra relación intima y personal
con Dios, para vivir conforme a lo que Él desea.
Tras Jesús, a una vida y vivencias espirituales, no se
llega sino se sabe cual es el camino del creyente, su norma en la vida, su
lugar en la comunidad y sobre todo cuales son las cosas fundamentales de las
que no se puede prescindir. “Yo soy el
camino la verdad y la vida, nadie llega al padre sino es por mí”.
Para
Jesús, la primicia de la vida del cristiano es la felicidad.
El gozo en cada
uno de sus aspectos. Vivir conforme al espíritu es desarrollar cada aspecto de
la vida, conforme a lo que Jesús hubiera deseado para sí mismo.
Y vivirlo en
plenitud.
Toda circunstacia arbitraria que obstaculice nuestra felicidad hay
que apartarla de nuestra vida. Sin entender por ello, que esta felicidad nos
lleve a la evasión de problemas y al ser felices a costa de los demás.
Por ello, la amorosidad, la templanza ante la
adversidad, el ánimo para cultivar espacios de silencio y contemplación para
degustar ampliamente la Palabra; la contención a la hora de juzgar, la
preocupación por la salud nuestra y del otro y hábitos saludables, el saber
estar a la altura de nuestra educación y vivencias, el descubrir con alegría
nuestras posibles limitaciones, el saber decir que no ante el desaforado
consumismo y apostar por la contención en tiempos de estrecheces, el tener en
cuenta que hoy en día solo el testimonio puede hacernos misioneros y
anunciadores del evangelio, el responder con contundencia a todo lo que de
nosotros pueda precisarse…etc, y muchas cosas más que nos hacen fermento y
masa; son aquellas cosas necesarias y expuestas en el evangelio por Jesús, para
poder vivir ampliamente una vida desde la observancia del Espíritu de Dios.
¿Qué quieres tú para ti?
Pues eso mismo es lo que Dios
quiere para ti, vivido desde la amorosidad y la generosidad del alma. ¡ánimo!
Floren Salvador