5.4
La Liturgia de las Horas. Oficio Divino
5.4.2
Eficacia santificante del Oficio Divino para los que oran.
a)
El diálogo con Dios. "La santificación humana y el culto a Dios se dan en
la Liturgia de las Horas de forma tal que se establece aquí aquella especie de
diálogo entre Dios en los hombres, en el que "Dios habla a su pueblo... y
el pueblo responde a Dios con el canto y la oración"(SC 33)" (OGLH
14).
De este modo, la santificación de los orantes viene obrada por el Espíritu
Santo, cuya presencia en la oración litúrgica de la Iglesia es infalible y
segura, precisamente por su carácter sacramental.
b)
La Palabra divina vivificante. El Oficio Divino guarda y acrecienta
continuamente en los fieles el sensus fidei, como todas las acciones
sacramentales de la Iglesia (+SC 59), pues "los que participan en la
Liturgia de las Horas pueden hallar una fuente abundantísima de santificación
en la Palabra de Dios, que tiene aquí principal importancia. En efecto, tanto
las lecturas como los salmos que se cantan en su presencia están tomados de la
Sagrada Escritura, y las demás preces, oraciones e himnos están penetrados de
su espíritu" (OGLH 14).
c)
La intercesión suplicante. La Oración litúrgica es impetración poderosísima,
pues "no es sólo la voz de la Iglesia, sino también la misma voz de
Cristo, ya que las súplicas se profieren en el nombre de Cristo, es decir
"por nuestro Señor Jesucristo", y la Iglesia continúa así las
plegarias y súplicas que brotaron de Cristo durante su vida mortal, por lo que
poseen singular eficacia" (OGLH 17). Y esta eficacia suplicante, que es en
favor de todos los hombres, es sin duda en favor primeramente de los mismos
orantes.
Autor:
Florencio Salvador Díaz Fernández.
Estudiante de
Teología Cristiana.
(Este
material puede ser difundido o utilizado, indicando su autoría y procedencia)